Los medios de comunicación, con Internet a la cabeza, han ido ampliando su área de influencia y homogeneizando de manera drástica los relatos a través de los que dotamos de sentido al mundo, más allá de la esfera estrictamente mediática. Este fenómeno de contagio se extiende a territorios diversos, desde lo privado y lo íntimo a lo político, lo cultural o lo artístico, en forma de cuasi monopolio discursivo. Del "Big Brother" al "Big Data", este libro podría definirse como un análisis del inconsciente mediático y sus efectos políticos en una sociedad articulada cada vez más en torno a la lógica del "entertainment".
El orientalismo fue y sigue siendo un ambiguo concepto añorante, dramático, a veces perverso, sobre un mundo mágico y elitista, siempre al borde de su destrucción. Nació en un carmen granadino, se extendió por la Europa femenina de los salones y se remodeló con los cuentos de las "mil y una noches". Después del "shock" de la invasión napoleónica de Egipto, el orientalismo impuso la perspectiva de cartógrafos y académicos que acompañó al imperialismo colonial, lo justificó tanto como canalizó la rebelión personal y colectiva contra la imposición de las normas morales hipócritas occidentales. El orientalismo es, en fin, un caleidoscopio de poder, sueños, pesadillas y subversión.
Fruto de la amistad y de un afán poético innovador son las "Baladas líricas" de William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge, consideradas además como el "manifiesto del romanticismo inglés". De este modo, "Baladas líricas" resultó ser uno de los libros más trascendentales y revolucionarios de la poesía inglesa. Wordsworth y Coleridge, defensores de lo individual y lo concreto, proponen en sus "Baladas líricas" una innovación radical con respecto a la poesía que se había hecho hasta entonces.