Foster Wallace elabora en Algo supuestamente pertido que nunca volveré a hacer una postal gigantesca basada en su experiencia en un crucero de lujo por el Caribe. Lo que a primera vista parece ser un simple viaje «para relajarse», en manos de un humor delirante y un cinismo corrosivo acabará convirtiéndose en el horror más absoluto.
Foster Wallace reflexiona sobre la presión para relajarse y disfrutar y cómo las indulgencias del viaje le llevan a una introspección autoflagelante.
Al recién llegado David F. Wallace los agentes del Centro Regional de Examen de la Agencia Tributaria de Peoria, Illinois, le parecen de lo más normal. A medida que se adentra en la tediosa y repetitiva rutina de su trabajo, conocerá la magnífica variedad de personalidades que han sentido la llamada de hacienda. Su llegada coincide, además, con el recrudecimiento de fuerzas conspiratorias que pugnan por despojar el trabajo del rastro de humanidad y dignidad que todavía queda.
Relatos que ocupan un solo párrafo, escritos como un esquema o como una entrada de diccionario, transcripciones de entrevistas cuyas preguntas desconocemos, pero imaginamos, notas al pie de página que puntualizan (y a veces, desmienten) lo que dice el texto. Veintitrés relatos que diseccionan personajes estrambóticos y retratan distintas anomalías de la vida.