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MANUELA JONES 1. EL MISTERIO DE LA ALHAM

Ser la hija de los responsables del Museo Arqueológico Nacional de Madrid puede ser un lujo: Manuela Jones viaja por todo el mundo y descubre cosas increíbles, pero tiene que hacer todo ello con su hermano mellizo J.J. y, lo que es peor, ¡sin wifi! Las cosas se ponen interesantes cuando Manuela llega a la Alhambra de Granada y descubre que alguien allí necesita su ayuda. Manuela, siempre curiosa y preparada para la acción, se sumerge en el misterioso pasado de los sultanes que allí vivían y de las paredes que cuentan su historia.
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EL MAPA DE MIS CICATRICES

Esta historia comienza en las tinieblas y avanza gracias a la superación, el optimismo y la inspiración. Emma Larreta narra su vida, con sus errores y sus aciertos, pero sobre todo relata cómo todo cambió aquel día en el que su vida pendió de un hilo. Tras este episodio, y mientras se recuperaba de unas secuelas que le causaron discapacidad permanente, comenzó una exitosa carrera como activista y concienciadora social. Se encomendó la tarea de poner rostro a la violencia y a través de sus talleres llevar a la juventud hacia la reflexión y superación de esta lacra mundial. Hoy, 17 años después, se ha convertido en un referente en nuestro país.
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ALIAS (BOL)

Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron. En ese otro llamado Bustos Domecq o Suárez Lynch descubrieron la posibilidad prematura, y por eso doblemente fascinante, de esa experiencia de balbuceo, inestabilidad y desequilibrio que Adorno llamó "estilo tardío", y que los artistas, según él, sólo alcanzaban una vez que eran dueños absolutos de sus medios artísticos. El estilo tardío es el malestar hecho estilo, una suerte de implosión que sacude la obra y la vuelve contra sí misma, al precio incluso de liquidarla. Esa obra maestra enferma, irreconocible para sí misma, Adorno decía que sólo podía aparecer al final de algo. Con la obra del Tercer Escritor, Borges y Bioy demostraron que también podía aparecer en el medio, en una zona de pasaje, que la pasión política podía ser su motor activo, el chiste al cuadrado su lógica de vértigo y la risa su signo, su huella digital y su música. Del prólogo de Alan Pauls
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