Olivia lleva veinte años sin querer regresar al pueblo; lo que pasó allí es demasiado doloroso de recordar. Pero el problema de darle la espalda al pasado es que no vemos cuándo vuelve a nosotros con fuerza.
En el momento en que su jefa la obliga a escribir un reportaje sobre el lugar adonde juró no volver, a Olivia no le queda otra: debe enfrentarse a sus fantasmas, que parecen pesar más de lo que pensaba.
La aparición de unos botones en su mesilla, fruto de una antigua leyenda local, la llevará a recorrer la comarca de la mano de alguien en quien llevaba tiempo sin pensar, pero que tal vez ocupaba un espacio en su corazón que no recordaba ni ella. Pero ¿cómo dejar entrar al pasado después de haberlo bloqueado durante tantísimo tiempo?
Una tarde, poco antes de la pandemia, un encuentro imprevisto trae de vuelta a la vida de Nina un espectro largamente anhelado: Bárbara, de quien no ha sabido nada en casi cuarenta años, la mira desde la bruma del pasado. Los recuerdos emergen; los juegos, el candor y los secretos de su infancia cobran vida nuevamente; pero, esta vez, la memoria que los ilumina está desprovista de toda inocencia. Para descubrir qué sucedió con Bárbara, Nina se embarcará en un viaje que la llevará, como en un descenso a los infiernos, hasta un pueblo enclavado en los Andes que fue especialmente castigado durante los años de la violencia política.
Desde que se quedó huérfano, el Lagartija malvive en el barrio de Triana junto con el Manco, poco mayor que él, y dos hermanos gemelos. Cada día se adentran en los callejones atestados de gente buscando monedas perdidas o algún mendrugo de pan, hasta que la fatalidad obliga a la cuadrilla de amigos a separarse.
A partir de ese momento, el Lagartija tendrá que enfrentarse en solitario a las inclemencias del destino y andarse con sumo cuidado, sobre todo cuando aparezca en su vida Hendrick van Belle, un mercader flamenco involucrado en turbios negocios que lo embaucará para que sea su aprendiz. Solo dejando atrás la inocencia y armándose de valor y astucia, este joven pícaro podrá sobrevivir en un mundo de violencia, corrupción y ambición desmedida.
Los textos inéditos suelen perdurar en cuadernos, márgenes o papeles dispersos; éste permaneció en una cinta magnetofónica, grabada en Nueva York hace más de cincuenta años. Los encuentros del seminario que Borges ofreció en la Universidad de Columbia en 1971 estuvieron dedicados a la escritura, tanto de ficción y poesía como de traducción. Cada reunión estuvo abierta a las preguntas de los estudiantes y, a la manera de los diálogos platónicos, la conversación recrea el contraste de los puntos de vista del autor y de sus lectores.
¿Cómo construye Borges un poema o un relato? ¿Qué diferencia reconoce entre cuento y novela? ¿Por qué nunca escribió una? ¿Cuál es el deber del escritor en función de su tiempo? ¿Qué distancia hay entre lo que un escritor se propone hacer y lo que en realidad hace?
En este libro Borges contesta, entre muchas otras, a estas preguntas.
En la capital de la colonia, Bella, una chica de su misma edad con unos conocimientos botánicos poco comunes, espera noticias sobre su padre, que regresa de la metrópoli.
Bella y Ökkó no lo saben, pero sus historias están a punto de cruzarse. De su mano viviremos el nacimiento de la colonia española, entre culturas enfrentadas y los avatares de los primeros exploradores de África, a través de una naturaleza desbordante y muchas veces letal.
Roques propone una sugerente travesía por los bosques del mundo para explorar el complejo vínculo entre el ser humano y los árboles; las fronteras entre el mundo salvaje y la civilización.
Dominique Roques ha estado siempre inmerso en la naturaleza. Cuando fue leñador, en su juventud, vivió rodeado de árboles; aprendió a amarlos y a impregnarse de sus aromas. Después, a lo largo de más de treinta años como buscador de recursos naturales para la industria del perfume, ha desarrollado una profunda conciencia sobre el vínculo entre los árboles y la humanidad, y sobre cómo hemos deforestado nuestro planeta.