The creator of the ubiquitous Knoll “Tulip” chairs and tables, Eero Saarinen (1910–1961) was one of the 20th century’s most prominent space shapers, merging dynamic forms with a modernist sensibility across architecture and design.Among Saarinen’s greatest accomplishments are Washington D.C.’s Dulles International Airport, the very sculptural and fluid TWA terminal at JFK Airport in New York, and the 630 ft. (192 m) high Gateway Arch of St. Louis, Missouri, each of them defining structures of postwar America. Catenary curves were present in many of his structural designs. During his long association with Knoll, Saarinen’s other famous furniture pieces included the “Grasshopper” lounge chair and the “Womb” settee.
A nivel somático nuestro organismo es capaz de desplegar defensas ante la invasión de un cuerpo extraño o para luchar contra una infección. Esta reacción nos protege sobre todo de gérmenes patógenos. Pero ¿cómo nos defendemos a nivel psíquico?
Todos estamos expuestos a agresiones en nuestra vida cotidiana. Cuando mi pareja me habla mal, cuando las exigencias de mi jefe exceden mis límites y me estresan, si me empujan por la calle… ¿cómo reacciono? ¿Protesto o me callo y dejo que me avasallen? ¿De dónde vienen las diferencias tan marcadas en nuestras respuestas?
Cuando falleció Mozart, su cortejo fúnebre fue seguido por los varones de la familia y por un único músico: Antonio Salieri. Pocos días después, se origina un rumor por toda la ciudad: el compositor italiano habría asesinado a Mozart por celos.
Salitre es el testimonio de una gesta frente a la palabra, al silencio y al olvido. De estos tres oficios quedan las finas huellas de la poesía, la traducción y la complicidad que se ofrecen a la lectura como ofrendas a la sensibilidad más exigente. Alejandro Aguilar, escritor que ha demostrado su calidad en el poema, el cuento y la novela, no puede evitar regresar a la poesía, de donde nunca se aparta, para entregar lo mejor de su estilo: la síntesis, la imagen y la ternura. Esta vez, no lo hace solo, se acompaña del premiado poeta Forrest Gander quien, en su rol de traductor e interlocutor, le añade más de una dimensión, o destello, a este texto carcomido por el asombro.
Mencionada apenas en los Evangelios, la figura de Salomé atrajo ya desde la Edad Media la imaginación de los artistas figurativos. Sin embargo, fue sobre todo a partir del siglo XIX, y especialmente en el último cuarto de este siglo y el primero del XX, cuando alcanzó un lugar preeminente en el imaginario artístico moderno como figura en la que confluyen belleza y maldad, esplendor y lujuria, así como esa exacerbación de los sentidos cuya búsqueda es tan propia de la época. Escrita originalmente en francés en 1891 durante un larga estancia en París, Oscar Wilde aunó en Salomé la visión clásica transmitida por Flaubert en obras como «Salambó» o «Herodías» con la mirada decadente llena de oros bizantinos del pintor Gustave Moreau, para alumbrar una obra magnífica en la que laten la violencia y la sexualidad.
Russ Callaghan y Aurora Roberts coinciden en una fiesta, se dejan llevar por un juego y terminan juntos. Sin embargo, ella se escabulle antes de que él tenga la oportunidad de pedirle una cita. Sin saberlo, ambos van a trabajar en el mismo campamento de verano: él, para alejarse de su padre, y ella, para volver al último lugar donde se sintió como en casa. Russ sabe que tiene prohibido «fraternizar» con Aurora si no quiere que lo echen. Desgraciadamente para él, a ella no le importan tanto las reglas... Ahora solo les queda descubrir si las chispas que saltaron entre ellos durante su primera noche quedarán en nada o si, por el contrario, lo incendiarán todo.