Truman Capote fue un maestro de las formas breves y un agudo observador y cronista de su época. Las semblanzas que reúne en este volumen son una buena muestra de ambas virtudes. Capote escribe –a veces con ternura, otras con perfidia, siempre con un estilo admirable– sobre figuras que han conformado nuestro imaginario colectivo, trazando una serie de magistrales retratos como el dedicado a las andanzas japonesas de Marlon Brando durante el rodaje de Sayonara; el ya mítico perfil de Marilyn Monroe; una bellísima rememoración en claroscuro de Tennessee Williams; una emotiva aproximación a Elizabeth Taylor; un acercamiento a «esa leyenda moderna» que fue Jane Bowles y otro al arte fotográfico de Cecil Beaton.
Y son precisamente los retratos de otro fotógrafo, Richard Avedon, los que inspiran a Capote una serie de certeros perfiles, empezando por el del propio Avedon, y luego, pasando revista a un socarrón John Huston, un ambivalente Chaplin, una coqueta Coco Chanel, un moribundo Somerset Maugham, un errante Ezra Pound, una anciana y fascinante Isak Dinesen, una Mae West de carne y hueso, un Louis Armstrong captado desde la mirada infantil, un Gide que reflexiona sobre Cocteau, un Bogart retratado a través de sus palabras fetiche, un Picasso tan genial que podría provocar instintos asesinos y un Duchamp iconoclasta que bien podría ser su reverso.
En una corte repleta de escándalos, un joven de Sevilla obsesionado con la luz consigue convertirse no solo en pintor de cámara, sino en el artista más importante de la Historia de España.
¿Cómo llega Velázquez a ser el pintor del rey?
Entre 2011 y 2015 Manuel Vicent publicó tres novelas que conforman una serie sobre la España contemporánea. Si en la primera de ellas, Aguirre, el magnífico, tomó al duque de Alba como eje para contar la época del franquismo, en El azar de la mujer rubia son Carmen Díez de Rivera y un Adolfo Suárez ya desmemoriado las columnas en las que se vertebra el relato de la Transición.
Por último, en Desfile de ciervos, un retrato de la familia real pintado durante décadas por Antonio López muestra cómo la utopía democrática acabó desguazándose. En estos libros hay picaresca, casi esperpento literario, hay humor e ironía, pero, sobre todo, prevalece la capacidad magistral de Vicent para retratar personajes y para contar nuestra historia.
En esta obra autobiográfica Thomas Mann relata los acontecimientos más relevantes de su vida, su ansia de independencia y libertad, detalles sobre la construcción de sus obras y las fuentes en las que se inspiró. Además, escribe acerca de las similitudes entre su propia vida y la de sus personajes, claramente visibles, por ejemplo, en su gran novela Los Buddenbrook; la singular experiencia sobre el tiempo que pasó su mujer Katia en Suiza, cuando ésta enfermó de los pulmones, tal como la describió en La montaña mágica, y otras influencias menos estudiadas, como la inspiración para los personajes del ciclo novelístico de corte bíblico José y sus hermanos, según apunta Andrés Sánchez en su esclarecedor ensayo final sobre la vida del escritor.
Fue en Eichmann en Jerusalén donde Hannah Arendt empleó por vez primera la expresión «la banalidad del mal». Su consternación ante el hecho de que un hombre que no era un monstruo pudiera actuar como agente del mal más extremo fue objeto de burla, indignación e incomprensión. La tormenta provocada por esa controversia indujo a Arendt a abordar nuevamente las cuestiones e inquietudes fundamentales suscitadas en torno a la naturaleza del mal y la elección moral. Responsabilidad y juicio reúne una serie de escritos correspondientes a la última década de la vida de Arendt, cuando se esforzaba por explicar el sentido de Eichmann en Jerusalén.
El núcleo de este libro es una profunda investigación ética: «Algunas cuestiones de filosofía moral»; en él Arendt aborda la insuficiencia de las verdades morales tradicionales como normas para juzgar lo que somos capaces de hacer y examina desde una nueva óptica nuestra capacidad para distinguir el bien del mal. Y lo justo de injusto. Vemos allí cómo Arendt viene a darse cuenta de que, junto al mal radical del que se había ocupado en anteriores análisis del totalitarismo, existe una forma más perniciosa de mal cuya ejecución no tiene límites cuando el que lo comete no siente remordimientos y es capaz de olvidar sus actos rápidamente.
¿Qué pasaría si la inteligencia artificial redefine el sistema de salud, pero solo beneficia a unos pocos? ¿Estamos realmente preparados para el cambio radical que se avecina? Respira: El Futuro del Sistema de Salud en la Era de la Inteligencia Artificial.
No solo explora el futuro de la salud, sino que plantea una reflexión urgente sobre los riesgos de una transformación que podría dejar a millones atrás.
A través de una mirada crítica y directa, el Doctor Jephte Lamy revela cómo la inteligencia artificial promete resolver los problemas más profundos del sistema sanitario en América Latina. Pero, ¿a qué costo? ¿Podrá la IA erradicar las desigualdades históricas que han marcado la salud en la región, o las profundizará aún más? ¿Cómo influirán las decisiones políticas de hoy en el acceso a la tecnología de mañana?