Jesús de Nazaret fue más que un hombre.
Las pruebas lo confirman.
Solo hay dos alternativas: Jesús es Dios o no lo es. El objetivo de este libro es ayudarle a decidirse. Pongamos todas las preguntas sobre la mesa: ¿mentía Jesús cuando se declaraba hijo de Dios? ¿Era acaso un loco? ¿Se inventaron otros su mito y lo convirtieron en algo que nunca fue?
¿Manipulación, mito, mentiroso, maniaco o Mesías?
No hay más. Pero si descartamos las cuatro primeras, se verá obligado a aceptar la última.
Este no un libro de religión ni de teología, es un libro de divulgación científica e histórica: porque, con ambas en la mano, la evidencia de que Jesús es Dios resulta tan abrumadora que escapar por las fisuras de la incredulidad se vuelve casi imposible. Repasando los últimos descubrimientos científicos, históricos y arqueológicos de que disponemos, nos enfrentamos a la única verdad posible:
Jesucristo es quien dijo ser.
La Compañía se ha disuelto y sus integrantes emprenden caminos separados. Frodo y Sam avanzan solos en su viaje a lo largo del río Anduin, perseguidos por la sombra misteriosa de un ser extraño que también ambiciona la posesión del Anillo. Mientras, hombres, elfos y enanos se preparan para la batalla final contra las fuerzas del Señor del Mal.
En El talento de Mr. Ripley, la más célebre novela de Patricia Highsmith, aparece su más fascinante personaje: el inquietante y amoral Tom Ripley, figura prototípica de un género que Highsmith inventó, situado entre la novela policíaca y la novela negra, entre Graham Greene y Raymond Chandler, donde el más trepidante suspense se aúna a un vertiginoso análisis psicológico.
Mr. Greenleaf, un millonario americano, le pide a Tom Ripley que intente convencer a su hijo Dickie de que regrese al hogar. Tom acepta el encargo –de paso pone tierra por medio a posibles problemas policiales– y encuentra a Dickie y a su amiga Marga, con quienes establece una turbia relación que desemboca en el crimen y el engaño.
Con el título de A pleno sol, la novela fue llevada al cine en 1960 por René Clement, con Alain Delon en el papel de Ripley. En 1999 se estrenó un remake titulado El talento de Mr. Ripley, dirigido por Anthony Minghella y protagonizado por Matt Damon, Gwyneth Paltrow y Jude Law.
Ser una planta exige una creatividad biológica extraordinaria. Y, efectivamente, las plantas han desarrollado estrategias muy ingeniosas para poder sobrevivir y prosperar a pesar de no poder desplazarse. En los últimos años, los científicos han descubierto que se comunican, reconocen a sus familiares, presentan conductas sociales, escuchan, se camuflan, almacenan recuerdos útiles que informan de su ciclo vital e incluso manipulan a animales en su propio beneficio, por citar solo algunos de sus sorprendentes talentos. Si las observamos de cerca, descubriremos que, lejos de imitar la inteligencia humana, las plantas han creado lo que parece un sistema paralelo.
Como ustedes recordarán en la primera entrega El Cuarto De Los Regueros”, los jóvenes de la barriada de Camino Chiquito se metieron en un berejerete de magnitud descomunal, y todo por el atrevimiento de salir ese sábado maldito en la tarde a marotear unas pocas guayabas al patio de la solktaria casa del señor Frank, el mecánico del pueblo. El problema desencadenado por aquella decisión impulsó al señor Sebastián Cirilo a imerceder por los chicos de Camino Chiquito, como intento por evitar que sobre ellos recayera el peso de la Ley. Cirilo creó una historia alterna dándole un tono distinto a los hechos y con ello trató de engañar a todo el vivo que se cruzó en su camino; incluidos a los chicos. Lo que nadie sospechó fue que dicha acción derivaría en el apresamiento de Cirilo, lo cual desencadenaría la siguiente ola de sucesos, y, las cosas que ya estaban peores, empeoraron aún más, Pero... ¿qué puede ser peor que algo que ya está peor?... Resulta tentador desvelar lo que pasó; y aunque no lo revelaré sí les diré que los chicos de todos modos fueron atrapados, no sin antes dejar una huella en su Comunidad que jamás será borrada.
Érase una vez… No, no, no…Fue una tarde de un sábado cualquiera… No; eso tampoco. Al final, lo que quiero decir, es que si tomáramos cualquier día para hablar de las aventuras de los chicos del barrio de Camino Chiquito; sin temor a equivocarnos elegiríamos cualquiera y no necesariamente este sábado. Resulta que a los ojos del pueblo el único requisito necesario para que los chicos hicieran temblar la tierra era que se reunieran…Y ya que sería lo mismo iniciar por cualquier día, iniciaremos por el sábado de las guayabas:
Como de costumbre, los chicos del barrio buscaban la manera de reunirse antes de salir a cualquiera de sus intrépidas tardes de aventuras. Aquel día se congregaron en el cuarto de los regueros de la casa de Abelardo, a planear el acceso al patio de uno de los vecinos con la idea de «Marotear algunas guayabitas». Según los planes, el proceso fue etiquetado en la categoría de «la ida por la vuelta»… Pero quedó claro que las cosas no salieron tal lo esperado y la cadena de eventos que ocurrió debido a aquella decisión cambió el futuro del pueblo de Caracuya; pasando por algunas situaciones apremiantes, hasta aterrizar en la ayuda más improbable que cualquiera de los compueblanos pudo haber imaginado. No obstante la naturaleza de los hechos ocurridos en el espacio de tiempo de una breve tarde, se puede deducir que el desenlace de los acontecimientos continuó por largo rato…