Un terrible levantamiento del ejército contra la reina Isabel II tiñe de sangre y muertos las calles de Madrid y el horror campa por toda la ciudad. Entre cañonazos y disparos, una bailarina llamada Leonor y Mauro, un estudiante de Medicina, se ven envueltos en un homicidio que marcará sus vidas.
Para evitar la prisión o la muerte, Leonor se ve obligada a huir a La Habana, pero al llegar allí se da cuenta de que este supuesto paraíso no es lo que espera. Las plantaciones de azúcar y los ingenios esconden la tragedia de un esclavismo aún muy vivo. Y, entre los esclavos, reaparece Mauro, aunque puede que ya sea tarde para recuperar su amor. En un intento desesperado por escapar de ese infierno, ambos descubrirán que el ingenio donde se hallan oculta una cruel trama de asesinatos siguiendo un rito ancestral brutalmente feroz.
A veces, no obstante, gracias a algún guiño del clima, a una asociación de ideas o a cierta alquimia del escenario, percibo en el aire del Estambul actual una traza de Venecia. Sobre todo de buena mañana, cuando una fina bruma cubre aún el Cuerno de Oro y los barcos avanzan a tientas por el mar neblinoso hacia el Bósforo.» Durante seis siglos, la República de Venecia fue un imperio marítimo cuyo poder soberano se extendía por gran parte del Mediterráneo oriental: un imperio de costas, islas y fortalezas aisladas mediante el cual, como escribió Wordsworth, los mercaderes venecianos «mantenían bajo control el magnífico Este». Jan Morris reconstruye este resplandeciente dominio en forma de un viaje por mar, recorriendo las históricas rutas comerciales venecianas desde la propia Venecia hasta Grecia, Creta y Chipre. Seguiremos un itinerario dispuesto geográficamente pero que se mueve a placer entre el pasado y el presente, evocando los paisajes, los sentimientos de los protagonistas de los tumultuosos acontecimientos del pasado veneciano.
Durante mucho tiempo se ha considerado a los otomanos como déspotas que conquistaban por mero poderío militar, una entidad esencialmente asiática desprovista de genuino carácter europeo. Pero ¿cómo puede esto ser cierto de un imperio cuya capital era la antigua Constantinopla, cuyos soberanos se autodenominaron «césares de Roma» y cuyos dominios abarcaban una vasta extensión de Europa?
En este monumental libro, Gábor Ágoston nos muestra la épica historia otomana, desde el asombroso ascenso al poder de la dinastía a finales del siglo xiv hasta el sitio de Viena en 1683, que puso fin a sus guerras de conquista en Europa central. Desde la rivalidad con los Habsburgo, pasando por las intrigas de sultanes, reyes o papas, hasta el fragor de batallas legendarias como la de Lepanto, Ágoston hace que la historia de Europa cobre vida ante nuestros ojos desde una perspectiva completamente nueva y original.
Profundo, fundamentado y cautivador, El Imperio otomano y la conquista de Europa nos brinda una visión novedosa del que fue uno de los grandes imperios de Europa y lo devuelve a su justo lugar en la historia del continente, demostrando su importante papel en el nacimiento de la Europa moderna.
Cuando pensamos en los escitas imaginamos un pueblo nómada y bárbaro. En realidad, en su apogeo, los escitas fundaron el primer gran imperio del mundo, que abarcó desde Mongolia y el noreste de China al noroeste de Irán y el Danubio, y que por el sur llegó hasta el mar de Arabia. Su influencia fue decisiva en el surgimiento de la edad clásica en civilizaciones de toda Eurasia, desde el mar Negro hasta China.
En El Imperio escita, el prestigioso historiador Christopher I. Beckwith nos descubre, recurriendo a multitud de fuentes, la historia de este imperio hasta ahora ignorado. Tanto a través de su influencia directa como gracias a la obra de sus sucesores —entre los que se cuentan los imperios persa e indio y los Qin en China—, los escitas y su imperio modelaron el mundo antiguo de una forma sin parangón hasta entonces, en ámbitos tan variados como el armamento, la vestimenta o el gobierno. Inventores del monoteísmo, su impronta es también patente en la religión y la filosofía, con figuras de talla universal como Zoroastro, Buda y Lao-Tse, todos ellos de herencia escita.
Dos bebés son abandonados en un orfanato de Montreal en el invierno de 1914. Pronto, sus talentos emergen: Pierrot es un prodigio del piano; Rose ilumina hasta la habitación más triste con su baile y su comedia. Mientras viajan por la ciudad para actuar frente a familias acomodadas, los niños se enamoran e idean el espectáculo más extraordinario y seductor que el mundo haya visto.
Al llegar a la adolescencia y con la irrupción de la Gran Depresión, Rose y Pierrot son separados y enviados a trabajar como sirvientes. Sin saber nada el uno del otro, ambos se ven forzados a descender al inframundo para sobrevivir. Hasta el esperado día en que vuelven a encontrarse y sus sueños de infancia cobran vida de nuevo.
Durante los años noventa Michael Ignatieff recorrió las principales zonas de guerra: Serbia, Croacia y Bosnia; Ruanda, Burundi y Angola; y Afganistán. El honor del guerrero es una brillante reflexión, que resuena hasta nuestros días, sobre lo que presenció en lugares donde la guerra étnica se había convertido en un modo de vida.
En una serie de retratos impactantes (y demasiado extrapolables a la actualidad), el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024 describe el surgimiento de los nuevos intervencionistas morales —los cooperantes, reporteros, pacificadores, delegados de la Cruz Roja y diplomáticos—, quienes creen que la miseria de otras personas, por lejos que estén, nos concierne a todos. Nos enfrenta a los nuevos guerreros étnicos —los señores de la guerra, los guerrilleros y los paramilitares—, que han incrementado el carácter salvaje y violento de la guerra posmoderna de una forma sin precedentes. Del encuentro de estos dos grupos, extrae conclusiones sorprendentes y alarmantes acerca de la ambigua ética del compromiso, las limitaciones de la justicia moral en un mundo en guerra y el inevitable enfrentamiento entre los que defienden las lealtades tribales y nacionales y los que hablan el lenguaje universal de los derechos humanos.
Una crítica mordaz de las sociedades occidentales que, bajo un disfraz seudodemocrático, esconden una estructura totalitaria basada en la explotación. Esta obra de culto se basa en dos hipótesis: de un lado, Marcuse afirma que la sociedad industrial avanzada es capaz de reprimir todo cambio cualitativo; por otro lado, asevera que existen fuerzas capaces de poner fin a la represión. La solución, según el autor, es «despertar y organizar la solidaridad en tanto que necesidad biológica para mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación humanas».
En una España deslumbrada por el Mundial de Fútbol de 1982, un grupo de amigos con un pasado común, la lucha armada, intenta llevar a cabo la última de las operaciones contra el sistema, que se convertirá también en la última de las operaciones contra sí mismos.
El hombre solo, novela de intriga que fue galardonada con el Premio Nacional de la Crítica de narrativa en euskera, nos adentra en la mente de un hombre que todavía no ha aprendido a caminar fuera del territorio del Miedo.
La escritura brillante, precisa y llena de matices de Bernardo Atxaga, ganador del Premio Internacional LiberPress Literatura, el Nacional de las Letras Españolas y el Liber, brilla en este libro que narra los años complejos y desgarrados de nuestra historia reciente.