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Todos arrastramos cadenas que nos esclavizan y nos causan sufrimiento. La gran mayoría de estas cadenas son autoimpuestas, pues la esclavitud y la libertad surgen en la mente. Es así que, a menudo, somos prisioneros de nosotros mismos sin siquiera ser conscientes de ello. Cada pensamiento negativo, cada sentimiento tóxico, cada creencia limitante y cada comportamiento autodestructivo es una cadena que nos aprisiona y restringe nuestra felicidad. La llave maestra que nos libera y que abre la puerta a una experiencia terrenal más satisfactoria es nuestra propia mente ya que tu libertad se encuentra en tu interior y no fuera de ti. Para lograr tu liberación, debes conocerte, comprender los motivos inconscientes que te controlan, reemplazar tus creencias disfuncionales y reprogramar tu mente. Al hacerlo, expandirás tu dicha y tu bienestar. Encontrar la paz interior, forjar el hábito de vivir en el ahora, engrandecer la autoestima, superar al ego, mantener la fe, conseguir la abundancia, vivir la prosperidad, modificar las creencias, mejorar la relación con uno mismo y con los demás y replantear una actitud positiva ante la vida son algunos de los temas que recorrerás de la mano del autor en esta lectura donde, además, se proponen tácticas y acciones para que tu existencia sea más placentera y gratificante.

Con motivo del 75 aniversario de la Expedición de Luperón, con los auspicios del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, se publica este libro titulado Desembarco en Luperón, episodio de la lucha por la democracia en la República Dominicana. Fue escrito por mi padre, quien fungió como comandante del grupo que llegó en el hidroavión y que acuatizó en Luperón el 19 de junio de 1949. La obra circuló por primera vez en México, en 1956, con un prólogo del doctor Juan José Arévalo, ya para ese momento expresidente de Guatemala, pero, por razones obvias no circuló en el país. La obra se publicó por primera vez en República Dominicana en 1999, con motivo del cincuenta aniversario de la expedición. Desde hace tiempo está totalmente agotada. Ahora este libro se publica de nuevo no solo con motivo del 75 aniversario de la Expedición. Otra razón de mucho peso es que en los actuales momentos existe una tendencia hacia la tergiversación de los hechos históricos, y a confundirlos; y en nombre de la democracia se están resarciendo personajes nefastos como la figura de Trujillo. Está en marcha toda una tendencia de la humanidad hacia la autocracia y la xenofobia, y no faltan quienes estén propugnando por la vuelta a la dictadura. Y, en momentos como estos, es importante levantar la voz por los hombres y mujeres que mostraron con ejemplos que vivían por los valores que le dieron fundamento a nuestra patria.

Hubo una edad en que «hicimos todo lo que ha - bía que hacer», pero, de pronto, los años se agolparon —no sabemos exactamente cuándo— y una retahíla de vocablos —«ausencia», «desamor», «lejanía»— nos dejó solos con las preguntas: «¿adónde van los días que pasan?» «¿Cuál será el porvenir de mi pasado?».

Muchos son maestros porque es el legado que ha dejado su q familia; el padre de su padre y el padre del padre de su padre fueron maestros, luego, los hijos y el resto de los descendientes consideraron que debían perpetuar el ejercicio docente en la familia. Otros, son docentes porque desarrollaron su vida joven en la época en que, quien estimaba que no podía formarse en una carrera de larga duración o llena de complejidades optaba por “dar clases”, pues a se creía que era lo más fácil de ejecutar. Algunos, se hicieron maestros porque era necesario formar a los médicos, a los ingenieros y todos los profesionales que nada tenían que ver con la pedagogía, pero tenían que ser educados por quienes conocían el quehacer del área que habían escogido.

Hija de uno de los mayores mitos de Estados Unidos y criada en el territorio salvaje de Graceland, Lisa Marie Presley cuenta por primera vez su historia en estas memorias sinceras, conmovedoras y totalmente únicas, fielmente completadas por su hija, Riley Keough. En 2022, Lisa Marie Presley le pidió a su hija que la ayudase a terminar las memorias que tanto tiempo llevaba preparando. Un mes después, Lisa Marie fallecía, dejando al mundo sin la posibilidad de escuchar su historia en sus propias palabras. Nunca llegarían a descubrir a la mujer apasionada, alegre, cariñosa y complicada que Riley tanto quería y añoraba. Riley recogió las cintas que su madre había grabado para el libro, se tumbó en su cama, y escuchó a Lisa Marie contar historia tras historia sobre cómo solían estrellar coches de golf en los jardines de Graceland, sobre el amor incondicional que le profesaba su padre, sobre el tiempo que pasaban en la planta de arriba, solos los dos. Y sobre cómo tuvieron que sacarla a la fuerza del cuarto de baño mientras corría chillando hacia su cuerpo, inerte en el suelo. Sobre su vida con su madre en Los Ángeles, donde pasaba de un colegio a otro, acumulando expulsiones, siempre metida en líos. Sobre la especial relación con Danny Keough, que se prolongó durante toda su vida, sobre su matrimonio con Michael Jackson y todo lo que tenían en común. Sobre la maternidad. Sobre los abismos de la adicción. Sobre la tristeza que la acechaba constantemente. Riley supo que tenía que cumplir el deseo de su madre y compartir esos recuerdos, incandescentes y dolorosos, con el mundo.