Cuando pensamos en los escitas imaginamos un pueblo nómada y bárbaro. En realidad, en su apogeo, los escitas fundaron el primer gran imperio del mundo, que abarcó desde Mongolia y el noreste de China al noroeste de Irán y el Danubio, y que por el sur llegó hasta el mar de Arabia. Su influencia fue decisiva en el surgimiento de la edad clásica en civilizaciones de toda Eurasia, desde el mar Negro hasta China.
En El Imperio escita, el prestigioso historiador Christopher I. Beckwith nos descubre, recurriendo a multitud de fuentes, la historia de este imperio hasta ahora ignorado. Tanto a través de su influencia directa como gracias a la obra de sus sucesores —entre los que se cuentan los imperios persa e indio y los Qin en China—, los escitas y su imperio modelaron el mundo antiguo de una forma sin parangón hasta entonces, en ámbitos tan variados como el armamento, la vestimenta o el gobierno. Inventores del monoteísmo, su impronta es también patente en la religión y la filosofía, con figuras de talla universal como Zoroastro, Buda y Lao-Tse, todos ellos de herencia escita.
"El idiota" es una de las novelas más aclamadas de uno de los gigantes de la literatura universal de todos los tiempos. Dostoyevski, el maestro de la profundidad psicológica y del estudio del alma humana, busca en esta novela reflejar y encarnar a través de su protagonista, el Príncipe Myshkin, la cualidad de la bondad humana y la perfección moral.Su protagonista es un ser bueno e inocente, tan transparente y bienintencionado que carece de cualquier astucia o malicia y por ello es incluso considerado por los que le rodean como un idiota: de ahí el título de la obra. Su bondad extrema hacen que no sea capaz de ver cómo es el mundo real, y por lo tanto desconoce la esencia de la condición humana. Dostoyevski hizo a su personaje epiléptico, (enfermedad que por cierto él mismo también sufría), y es precisamente esta condición la que servirá de pretexto inicial para el traslado del protagonista, cuando es todavía un niño, a Suiza, con el objetivo de visitar a un médico que tratará de curarle laenfermedad.
Dos bebés son abandonados en un orfanato de Montreal en el invierno de 1914. Pronto, sus talentos emergen: Pierrot es un prodigio del piano; Rose ilumina hasta la habitación más triste con su baile y su comedia. Mientras viajan por la ciudad para actuar frente a familias acomodadas, los niños se enamoran e idean el espectáculo más extraordinario y seductor que el mundo haya visto.
Al llegar a la adolescencia y con la irrupción de la Gran Depresión, Rose y Pierrot son separados y enviados a trabajar como sirvientes. Sin saber nada el uno del otro, ambos se ven forzados a descender al inframundo para sobrevivir. Hasta el esperado día en que vuelven a encontrarse y sus sueños de infancia cobran vida de nuevo.
Durante los años noventa Michael Ignatieff recorrió las principales zonas de guerra: Serbia, Croacia y Bosnia; Ruanda, Burundi y Angola; y Afganistán. El honor del guerrero es una brillante reflexión, que resuena hasta nuestros días, sobre lo que presenció en lugares donde la guerra étnica se había convertido en un modo de vida.
En una serie de retratos impactantes (y demasiado extrapolables a la actualidad), el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024 describe el surgimiento de los nuevos intervencionistas morales —los cooperantes, reporteros, pacificadores, delegados de la Cruz Roja y diplomáticos—, quienes creen que la miseria de otras personas, por lejos que estén, nos concierne a todos. Nos enfrenta a los nuevos guerreros étnicos —los señores de la guerra, los guerrilleros y los paramilitares—, que han incrementado el carácter salvaje y violento de la guerra posmoderna de una forma sin precedentes. Del encuentro de estos dos grupos, extrae conclusiones sorprendentes y alarmantes acerca de la ambigua ética del compromiso, las limitaciones de la justicia moral en un mundo en guerra y el inevitable enfrentamiento entre los que defienden las lealtades tribales y nacionales y los que hablan el lenguaje universal de los derechos humanos.
En una España deslumbrada por el Mundial de Fútbol de 1982, un grupo de amigos con un pasado común, la lucha armada, intenta llevar a cabo la última de las operaciones contra el sistema, que se convertirá también en la última de las operaciones contra sí mismos.
El hombre solo, novela de intriga que fue galardonada con el Premio Nacional de la Crítica de narrativa en euskera, nos adentra en la mente de un hombre que todavía no ha aprendido a caminar fuera del territorio del Miedo.
La escritura brillante, precisa y llena de matices de Bernardo Atxaga, ganador del Premio Internacional LiberPress Literatura, el Nacional de las Letras Españolas y el Liber, brilla en este libro que narra los años complejos y desgarrados de nuestra historia reciente.