En las páginas de Heterodoxos se recuerdan las figuras políticas como la de de Julián Besteiro, que cosechó por igual el odio tanto de la izquierda como de la derecha; sacerdotes como José María Albareda, fundador del CSIC; prominentes falangistas como Mercedes Formica, así y todo impulsora de grandes reformas jurídicas en favor de las mujeres; o nacionalistas catalanes como Francisco Cambó, que soñó con gobernar el país.
Como advierte Andrés Trapiello desde el mismo prólogo, «hay algo común a todos estos personajes: la fuerte personalidad de cada uno de ellos, propia de quienes sobrevivieron (algunos ni eso) en una época del siglo XX caracterizada por su encarnizada voracidad para aquellos que se salían de la secta y buscaban el bien de la comunidad en el sentido común».
Entre las sombras de la ciudad, se encuentra un hotel llamado Pope. Está abandonado y lo envuelve un misterio olvidado. Pero Kai, tú crees en la historia del duodécimo piso oculto, ¿verdad? Se dice que en él se alojó un huésped al que nadie vio nunca entrar ni salir.
Tú y tus amigos podéis intentar asustarme o manipularme, crees que puedo llevarte hasta ese escondite que buscáis, ¿no es así? Pero, aunque luche por resistir todo lo que siento cuando me miras, nunca cederé.
Así que siéntate a esperar.
En la noche del diablo, la caza te alcanzará.
KAI
No tienes idea de lo que busco, pequeña. Nadie puede imaginarse en lo que me he convertido después de pasar tres años en la cárcel, condenado por un delito que volvería a cometer.
Quiero encontrar ese hotel y quiero que todo esto termine. Quiero mi vida de vuelta. Pero, cuanto más cerca estoy de ti, más me doy cuenta de que este nuevo yo es quien debo ser.
Así que vamos, pequeña. No te acobardes. Mi casa está en la colina. Puedes entrar por donde quieras, pero buena suerte encontrando una salida.
Conozco tu escondite. ¿Quieres ver el mío?
Este diario es para ti, pero también es el mejor regalo que podrías darle a tu hija. Los meses y los años pasan, pero la escritura permite que los recuerdos sigan claros como el agua. Cada hoja de este libro está repleta de preguntas que te inspirarán a ti, madre o padre, a volcar por escrito cómo te sentiste cuando tu hija dio sus primeros pasos, dijo sus primeras palabras, aquellas fantásticas primeras vacaciones y muchos otros momentos que gracias a este libro atesorarás para siempre. También hay espacio para pegar fotos, dibujos, o lo que tú quieras entre las páginas.
«Hablar de extrarradio y de periferia significa hablar de clase obrera, de bloques de ladrillo y hormigón, de toldos verdes comidos por el sol, de pisos sin ascensor y de cierto porcentaje considerable de población migrante en edad de trabajar. Aunque se conocen como barrios de clase trabajadora, también los habitan muchas personas sin empleo que se arriesgan a perder una muela por no poder empastarla».
Mientras que la literatura obrerista se ha encargado de romantizar el mono azul de trabajo y la academia feminista aboga por romper techos de cristal, las condiciones de quienes se encargan de lavar los primeros y barrer los segundos han quedado totalmente descuidadas y olvidadas. Cargadas de razones y muy cansadas de cuidar para que otras concilien, un centenar de Hijas del hormigón le han contado a la politóloga Aida dos Santos su día a día, porque la precariedad y las privaciones no siempre las recoge la estadística. Ahí donde leas «Esto a mí también me pasa» y asientas en silencio estará la prueba de que lo que te atraviesa a ti, nos limita a todas.
Este diario es para ti, pero también es el mejor regalo que podrías darle a tu hijo. Los meses y los años pasan, pero la escritura permite que los recuerdos sigan claros como el agua. Cada hoja de este libro está repleta de preguntas que te inspirarán a ti, madre o padre, a volcar por escrito cómo te sentiste cuando tu hijo dio sus primeros pasos, dijo sus primeras palabras, aquellas fantásticas primeras vacaciones y muchos otros momentos que gracias a este libro atesorarás para siempre. También hay espacio para pegar fotos, dibujos, o lo que tú quieras entre las páginas.
Hay tres aspectos del poemario que me fascinan. El primero es la transparencia poética. Ese decir poesía sin procurar artificios de la imagen, ni artificios del verbo. Y, las figuras literarias a las que tanto nosotros apelamos, pues están aquí, no ausentes sino transfiguradas en una transparencia que es como si de repente la poesía saliera a primera convocatoria.
Luego me gustó mucho el juego, que también encontramos en los dos primeros poemarios de Marivell: “Mujer ante el espejo” e “Hija de la tormenta”, que es ese estilo de poema que juega un poco con la narrativa del quiebre, del torcer la tuerca, de darle otro sentido a la palabra, para traer también esos otros sentidos a la configuración del poema, lo que me sigue pareciendo innovador en este poemario.
Y, lo tercero, es el coqueteo con la rima que se identifica al finalizar con un rap... Ese coqueteo, de ya te tengo, ya voy... ya te tengo... Que por primera vez lo veo en la poesía de Marivell, como ya dijimos de la transparencia, es ese cierto desenfado que se traduce no solo en la experimentación con otros géneros de la poesía, sino atreverse a decir lo que hay que decir, como si la expresión de un sentido tan auténtico en la vida de la poeta, como que haya también dado al traste con una postura estilística; y una valentía y sostenerla... “Ya lo voy a decir de esta forma" y mantenerla durante todo el poemario.