En 1932, la música, como las demás disciplinas artísticas, fue reducida a una única doctrina: la del realismo socialista. La finalidad del arte era servir al Estado. Los músicos tuvieron que someterse a la línea ideológica del partido. Algunos la sortearon como pudieron; otros, sin embargo, no se doblegaron, y sus obras fueron prohibidas, sus conciertos cancelados y ellos relegados al olvido. Eso sucedía en el mejor de los casos, porque en el peor se los destinaba a campos de trabajo en Siberia o simplemente eran ejecutados. Músicos de la altura de Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev e intérpretes de fama internacional como Mstislav Rostropóvich, Sviatoslav Richter, David Oistrakh, Leonid Kogan y Mariya Yúdina fueron capaces de crear melodías sublimes en las circunstancias más hostiles y oscuras. Pero esa política represora no sólo se circunscribió a la música clásica. La Asociación Rusa de Músicos Proletarios (RAPM) se ocupó también de la música ligera. Era conocida la afición de Stalin por ese tipo de música, así que, en consecuencia, la represión fue menor que en la música y la literatura clásicas. Pero, con todo y con eso, los intérpretes no podían bajar la guardia.
Siglos atrás, unos brujos de gran poder dividieron el mundo en cuatro reinos (cielo, piedra, fuego y mar), y a continuación desaparecieron. Con el transcurso del tiempo, la magia perdió vigor y los hechiceros sólo realizaban conjuros en sus propios reinos, olvidándose de los demás. Hoy, únicamente los pocos que han sobrevivido al Laberinto y han atravesado la Puerta de la Muerte conocen la existencia de los cuatro reinos..., pero ni siquiera ellos han desvelado todos los misterios que guarda su mundo dividido.
The first book to feature this modernist masterpiece, one of Walter Gropius and Marcel Breuer's most important residential commissions.
Offering a rare opportunity to explore the largest and most luxurious house designed by Walter Gropius, founder of the Bauhaus, and Marcel Breuer, leading architect and furniture designer of the twentieth century, this beautifully designed volume celebrates the Alan I W Frank House in Pittsburgh, Pennsylvania.
Built in 1939-40, the house embodies the Bauhaus "total work of art" philosophy, with Gropius and Breuer having designed every aspect of the building and its site. Illustrations including new and archival images and the architects' plans and sketches highlight an exquisite balance of proportions and colors. Accompanying essays place this house firmly within the American modernist canon just as the Bauhaus celebrates its one-hundreth anniversary in 2019.