Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo.
Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes.
Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo.
Snoopy y Carlitos. El sabueso de imaginación desbordante y su dueño, un obstinado perdedor, son dos iconos universales del siglo XX; y con ellos, el resto de la pandilla: Woodstock, Lucy, Linus, Patty, Schroeder, Sally... Durante cinco décadas, niños y no tan niños leyeron a diario una tira cómica que pronto alcanzó cotas de popularidad insólitas, a la vez que desmontaba ante los asombrados ojos de medio mundo el lado oculto del sueño americano.
Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso. Pero aquí me tienen, volando en dirección a Mongolia con el anciano vicario de Cristo en la Tierra, dispuesto a interrogarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna. Para eso me he embarcado en este avión: para preguntarle al papa Francisco si mi madre verá a mi padre más allá de la muerte, y para llevarle a mi madre su respuesta. He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo».
Este es el arranque fulgurante de este libro único, que nadie había tenido la oportunidad de escribir, entre otras razones porque el Vaticano jamás le había abierto de par en par sus puertas a un escritor. Pero, además de único, este es un libro de plenitud, donde su autor logra convertir una propuesta insólita en un relato propio y magistral: un thriller sobre el mayor misterio de la historia de la Humanidad. Con esta novela sin ficción, Javier Cercas vuelve a su línea más personal, en la que logra enlazar sus obsesiones íntimas con una de las preocupaciones fundamentales de la sociedad actual: el papel en la vida humana de lo espiritual y lo transcendente, el lugar en ella de la religión y el ansia de inmortalidad.
«Que, entendidas en términos extremos, la libertad y la igualdad sean opciones alérgicas la una a la otra no puede querer decir que estemos condenados a la injusticia. Sino, más sencillamente, que hay que renunciar a las utopías, a las opciones extremas».
Firme defensor de ideales como la libertad y la democracia, durante más de cinco décadas Mario Vargas Llosa ha reflexionado en su obra literaria y en sus textos periodísticos sobre los problemas que conlleva la utopía política. Las piezas reunidas en este volumen colocan en el foco tres contextos que el autor conoce de primera mano.
«A pesar de que América Latina, Israel e Irak son lugares distantes, con historias culturales y políticas difícilmente equiparables, no es tan difícil encontrar un hilo invisible que los une. […] Aquel periodo de tranquilidad ideológica que parecía haber llegado con la caída del comunismo demostró ser una ilusión. La historia seguía viva, más que nunca. El radicalismo islámico, el nacionalismo y el populismo no han dejado en estos años de ser amenazas serias para la libertad y la democracia. Estos ideales se han alejado un poco más, lamentablemente. América Latina no se convirtió en un oasis purgado de todos los vicios modernos, ni en la región donde surgiría un socialismo humanista y libertario. Al contrario, ha sido la política del resto de Occidente la que ha terminado pareciéndose a la latinoamericana: los demonios incubados en el reverso de la utopía —el fanatismo, el nacionalismo, el odio sectario, el populismo— andan sueltos, y ahora acechan a la humanidad entera». — Del prólogo de Carlos Granés
Ficciones es posiblemente la obra más reconocida de Jorge Luis Borges y un hito en la historia de la literatura. Aquí se encuentran lo policiaco, La muerte y la brújula y lo fantástico ,La lotería en Babilonia, lo irreal ,Las ruinas circulares, y lo imaginario , Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, el que Borges consideró acaso su mejor cuento El Sur y uno de los comienzos más cautivadores de un relato jamás escrito ,Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche. Cada uno de los dieciséis cuentos reunidos en este libro es, en sí, pieza fundacional y celebración del universo borgeano.
Una inolvidable historia de amor y de guerra protagonizada por una mujer que, enfrentada a los mayores desafíos, sobrevive y se reinventa.
San Francisco, 1866: una monja irlandesa, embarazada y abandonada por un aristócrata chileno tras una apasionada relación, da a luz a una niña a la que llama Emilia del Valle. Criada por su cariñoso padrastro, Emilia se convertirá en una joven brillante de gran personalidad, autónoma e independiente, que desafiará las normas sociales de su tiempo para profesar su verdadera pasión