La figura del detective privado ha cautivado al público desde el siglo XIX, envuelta en un halo de misterio y riesgo inmortalizado por la literatura y el cine. Sin embargo, detrás del mito y el glamour de Hollywood, se esconde un empleo que exige una formación rigurosa, un profundo conocimiento de la ley y una habilidad excepcional para navegar entre la realidad y la ficción.
Fruto de la amistad y de un afán poético innovador son las "Baladas líricas" de William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge, consideradas además como el "manifiesto del romanticismo inglés". De este modo, "Baladas líricas" resultó ser uno de los libros más trascendentales y revolucionarios de la poesía inglesa. Wordsworth y Coleridge, defensores de lo individual y lo concreto, proponen en sus "Baladas líricas" una innovación radical con respecto a la poesía que se había hecho hasta entonces.
A pesar de sus diferencias, Balaguer y Bosch tenían muchas cosas en común. Amaban la política y el poder por vocación, no por la fama, el dinero y las candilejas. Veían a través de ella, cada uno a su modo, un sendero hacia la redención, el avance social y el progreso de la nación. Al derrocárseles, sus adversarios intentaron sin éxito presentarlos como gobernantes corruptos.
Cuando Balaguer salió al exilio en enero de 1962 llevaba en sus bolsillos apenas unos cuantos miles de dólares. Los compró el día antes por intermedio de Fernando Amiama Tió, cuando este le llevó la noticia de la aprobación del salvoconducto después de una larga espera en la Nunciatura.
Cuando lo enviaron al exilio, a finales de septiembre de 1963, Bosch dejó su último salario como presidente para el pago de algunos de los muebles que había adquirido a crédito en una tienda para la casa alquilada donde vivía.