La democracia griega se ha transformado en un monumento, un arquetipo inmóvil, un modelo evanescente que puede ser colonizado por las «verdaderas» democracias, las modernas. Este libro nace de la necesidad de excavar en las profundidades de la historia monumental para dejar emerger un elemento reprimido durante siglos: la anarquía. Capas de esmerada historiografía y de tradición polvorienta la relegaron al olvido del archivo. Sin embargo, escrutada en su raíz, la democracia revela su vínculo indisoluble con la anarquía. Todos los adjetivos utilizados para evocar el conflicto ―democracia salvaje, indomable, insurgente, original― se ven desplazados por ese único adjetivo que, en lugar de definirla, remite a la indeterminación de fondo. La democracia es, en esencia, anárquica. En estrecho diálogo con Hannah Arendt, Claude Lefort, Cornelius Castoriadis, Reiner Schürmann o Miguel Abensour –pensadores de la democracia tras la deriva totalitaria–, Donatella Di Cesare saca a la luz una represión secular y abre una perspectiva de investigación sin precedentes sobre el nuevo anarquismo.
El descubrimiento de América en 1492 fue un hecho extraordinario que significó el inicio de una nueva etapa histórica: la Edad Moderna. Un nuevo continente se abrió primero a los descubridores, a los que siguieron los denominados «conquistadores». Pequeños grupos de hombres iniciaron una serie de exploraciones y conquistas de carácter épico y recorrieron el continente de norte a sur, proyectando el poder hispano desde California hasta la Patagonia.
¿Cómo trabajaremos en el futuro? A diario observamos que cada vez más tareas son asumidas por aplicaciones informáticas y por robots. Esto nos provoca inseguridades y miedos ante un mundo laboral ya de por sí incierto e inestable.
En este libro, la filósofa Lisa Herzog nos insta a no caer en catastrofismos resignados, ya que el trabajo desempeña un papel demasiado importante en nuestra sociedad como para abandonarlo a su suerte. La salvación del trabajo requiere una decisión política que consiste en organizar su futuro —concretamente las reglas de juego jurídicas y sociales que lo rigen, las implicaciones de la transformación digital…— para que se ajuste a nuestra idea de dignidad y prosperidad.
Este libro da nuevas respuestas a una de las grandes cuestiones de nuestra época y propone vías para una política mejor.
Con una mirada radical, Lea Ypi desmonta los tópicos más arraigados en el debate sobre migración, integración y ciudadanía. Demuestra además que las políticas migratorias actuales no solo perpetúan la división entre clases sociales sino que la profundizan, y que el Estado capitalista, lejos de actuar como garante de la justicia, suele funcionar como un instrumento de exclusión y dominio. Fronteras de clase reúne tres de los ensayos políticos más importantes de la autora y ofrece una nueva perspectiva para entender las crisis de la democracia contemporánea.
Este libro reúne una pluralidad de voces –tanto israelíes como palestinas y de otras nacionalidades– que analizan de modo crítico el pasado, el presente y el futuro del proceso de paz. Concebido sin apriorismos de parte, su única premisa es que el diálogo y la palabra son los únicos medios verdaderamente fructíferos para resolver este terrible conflicto.
La obra está estructurada en dos secciones. La primera está dedicada a los antecedentes históricos, en especial a partir de los Acuerdos de Oslo, de la sobrecogedora situación actual. La segunda recoge diferentes propuestas para avanzar en el proceso de paz, a día de hoy quebrado, así como sus variados matices y límites.
Este volumen surge en el medio universitario, alcanzado también por un clima de polarización que se ha vuelto transversal y omnipresente. Sin embargo, tiene la confesa aspiración de que la universidad pueda convertirse en un espacio propicio para el diálogo riguroso, en el que distintas perspectivas puedan confrontarse y debatirse bajo el mismo techo, siempre desde el supuesto de la tolerancia y el respeto recíprocos.
Esta obra ofrece una lectura de la evolución del derecho penal desde la óptica de la teoría de medios y el análisis sociocultural. Examina el modo en que la sucesión de las diferentes constelaciones mediáticas, de la oralidad a las redes digitales, ha ido moldeando las prácticas y el concepto mismo de justicia. Además, sostiene que buena parte de las crisis del derecho penal contemporáneo están conectadas a la influencia de los medios audiovisuales en nuestra imaginación penal. Fenómenos como el punitivismo, el deterioro de la discusión político-criminal, el auge de la estigmatización digital y los juicios mediáticos o la expansión de la legislación simbólica serían, en suma, signos de un cambio cultural profundo que coloca al derecho penal en un lugar diferente al que se le asignó hasta el cambio de siglo.