Hablar de SeNaSa es contar la historia de cómo una institución pública dominicana, nacida en medio de tensiones sociales y escepticismo, se transformó en un pilar de equidad y eficiencia en el sistema de salud. Este libro recorre, con profundidad y honestidad, el camino recorrido por el Seguro Nacional de Salud desde su creación en 2001 hasta 2020, mostrando cómo logró garantizar el derecho a la salud de millones de personas vulnerables, superar resistencias gremiales y políticas, y consolidarse como una de las administradoras de riesgos de salud más importantes del país.
Más que una cronología institucional, esta obra es un testimonio de liderazgo, visión estratégica y compromiso con lo público. A través de entrevistas, análisis críticos y reflexiones sobre los desafios enfrentados, se ofrece una lección viva sobre cómo se construye legitimidad desde el Estado, cómo se defienden los derechos fundamentales desde la gestión pública, y cómo lo público cuando se administra con ética y excelencia puede transformar realidades y construir justicia social.
En el segundo año de la era Meiwa (1765), un discípulo de Karai Senryuu llamado Goryooken Arubesi (1788), cuyo nombre poético era Momen: algodón, publicó junto con su maestro, y evaluados por él, una compilación de senryuu llamada Haifuu Yanagidaru (más conocida como Yanagidaru en japonés). Estas antologías se fueron publicando sucesivamente hasta alcanzar los 167 tomos en el año noveno de la era Tenpoo (1838) y Karai Senryuu vivió lo suficiente como para ver publicados los primeros veintidós tomos.
Se dice que Karai Senryuu evaluó más de 2.300.000 poemas a lo largo de su vida. En el barrio de Asakusa, en la antigua ciudad de Edo (Tokio) hay un monumento en su homenaje en el lugar donde evaluaba los versos.
En Sentido y sensibilidad, Jane Austen explora con sutileza e ironía las opciones de la mujer en una sociedad rígida, donde el éxito o el fracaso dependen de la elección del marido. La historia se centra en dos hermanas, Elinor y Marianne, cuyas personalidades antagónicas ejemplifican dos posibles respuestas femeninas ante la hipocresía dominante: el «sentido común» y la «sensibilidad». Sin embargo, tanto un camino como el otro entrañan sus peligros.