Pese a la autocomplacencia de muchos de sus cultivadores, no es un secreto para nadie que tanto la crítica de literatura y pensamiento como el llamado periodismo cultural están bajo mínimos, en parte por la precarización de los medios pero también o sobre todo por las evidentes carencias de las plumas que se limitan a ejercer como terminales de propaganda. En este panorama degradado sobresalen tanto más los autores que recogen el testigo de los grandes para combinar el conocimiento y la independencia de criterio, lejos de la corrección y los lugares comunes. Caracterizada como de costumbre por la variedad, la erudición y la ironía, la nueva recopilación de ensayos de Juan Bonilla se abre con una colección de ácidas y chispeantes notas, seguidas de aproximaciones a Unamuno, Kafka y Borges. Reflexiones sobre la fotografía, las humanidades y la ciudad completan un amenísimo volumen donde el jerezano derrocha originalidad, brillantez y frescura, cualidades que han convertido al narrador y poeta en un crítico y articulista ineludible. «Los libros son espejos: No puede un simio que se asoma a ellos esperar que quien salga reflejado sea un apóstol. Lo dijo Lichtenberg, y sin embargo… Quizá los grandes libros son precisamente los antiespejos: muestran a los simios que se asoman que en todos ellos hay algo de apóstol, y sobre todo les recuerdan a los apóstoles que van a contemplarse que al fondo de sus ojos sigue habitando un simio».
Chris Niebauer empezó a darse cuenta allá por los años noventa, cuando solo era un joven estudiante universitario, de los asombrosos paralelismos que existían entre los más novedosos descubrimientos de la psicología y la neurociencia y las enseñanzas del budismo, el Taoísmo y otras escuelas de pensamiento oriental. Apasionado por el asunto desde entonces, se sorprendió mucho cuando presentó sus hallazgos al respecto en la universidad y estos fueron rápidamente descartados como fruto de una «pura coincidencia».
Veinte años después, habiéndose convertido Niebauer en profesor de neuropsicología cognitiva, la conexión que encontró años atrás entre budismo y ciencia tiene ya un lugar propio en las estanterías de las librerías y en la investigación internacional. Y aun así, y según este experto, tan solo estamos empezando a vislumbrar el alcance de dicha conexión y lo que estas ideas significan para la experiencia humana.
¿Alguna vez has sentido que estás al borde del agotamiento? ¿Trabajas más rápido, pero no consigues acercarte a tus objetivos? ¿Sabes que una tarea es importante y aun así batallas para llevarla a cabo? ¿Querrías hacer mayores aportaciones, pero no tienes la energía que requiere? ¿Sientes que las cosas se han vuelto más difíciles de lo que ya eran?