Este libro va más allá del interminable debate sobre el antisemitismo y el antisionismo, y le da nuevas y desafiantes dimensiones. Se remonta a los inicios de la historia de la judeofobia, y desafía la idea de que el cristianismo se construyó después del judaísmo y en oposición a él. Por el contrario, cree que, a pesar de la presuposición cronológica, es el judaísmo el que se construyó bajo la presión del cristianismo, y al mismo tiempo se acomodó a los términos del juicio que sus enemigos han llevado a cabo durante siglos.
Esta inversión es rica en beneficios intelectuales y políticos. Deja obsoleta la mala disputa que equipara el antisionismo con el antisemitismo (la misma que revive Emmanuel Macron), y alimenta perfectamente las preguntas contemporáneas: «¿Hasta qué punto –escribe Shlomo Sand– el sionismo, nacido como respuesta de angustia a la judeofobia moderna, no ha sido el espejo de esta? ¿Hasta qué punto, mediante un complejo proceso dialéctico, el sionismo ha heredado los fundamentos ideológicos que siempre han caracterizado a los perseguidores de los judíos?».
El libro propone un enfoque alternativo para evitar la inflación crónica en economías como la argentina. Plantea reemplazar la discrecionalidad monetaria por una regla clara, estable y creíble. Según Beltramo, la inflación persistente surge de una política monetaria sin anclaje. El Estado imprime dinero sin respaldo, generando pérdida de poder adquisitivo. Una regla monetaria fija limitaría al Banco Central a emitir solo en función de ciertos parámetros preestablecidos y conocidos públicamente. Por ejemplo, se podría emitir dinero solo en función del crecimiento del PBI real o del aumento de la demanda de dinero. Esta regla no dependería de decisiones políticas cambiantes, sino de una fórmula clara que todos puedan prever y seguir. Beltramo insiste en que sin previsibilidad monetaria, no hay inversión ni ahorro sostenido, porque la moneda pierde su rol como reserva de valor. Critica las políticas que buscan controlar precios o salarios, ya que generan distorsiones pero no resuelven la causa de la inflación.
Una reflexión filosófica sobre los principales asuntos que la inteligencia artificial nos obliga a repensar: las capacidades de los algoritmos y las de los humanos; la naturaleza de la automatización, la fiabilidad de la analítica predictiva; el poder y la inexactitud de los datos; el aspecto colectivo y social de la privacidad, o el lugar de la indeterminación y el azar en un entorno mediado por la gobernanza algorítmica.