Perdido, 1928. El clan Caskey se desmorona con la cruenta guerra personal entre Mary-Love y Elinor. En los recovecos del caserón donde viven Elinor y Oscar se esconden crisis conyugales y existenciales con repercusiones que desafían la imaginación, mientras los peores recuerdos, aquellos que uno se esfuerza por mantener ocultos, acechan para tejer sus mortíferas redes y salir a flote.
Comienza una nueva era para el clan Caskey: la persistencia y el trabajo duro de Elinor en Perdido por fin parecen dar sus frutos. Su control arraiga en los hogares de un pueblo que en el pasado desconfió de sus intenciones. Sus enemigos, poderosos antaño, decrecen en número y pierden fuerza. El conflicto armado en Europa trae sangre nueva a Perdido. En las tierras de los Caskey, los hombres van y vienen como marionetas. No saben que sus vidas penden de un hilo.
La inteligencia es un destello fugaz en la larga noche de la historia cósmica. Que pueblen la tierra no una sino dos especies inteligentes al mismo tiempo pone en cuestión cualquier cálculo de probabilidades. El hecho de que esas dos especies, tan distintas como complementarias, forjen una alianza que a su vez enciende una civilización desafía toda lógica.
Los inicios de la alianza entre las hormigas y los dinosaurios fueron humildes, pero de ella surgieron la escritura, las matemáticas, los ordenadores e incluso los viajes espaciales. Una verdadera era de las maravillas que, sin embargo, hará pagar un alto precio a la biosfera de la Tierra y a quienes dependen de ella.
En Sostener el cielo, Cixin Liu nos lleva a través del tiempo y del espacio. De una comunidad rural en las montañas, donde unos estudiantes tienen que recurrir a la física para prevenir una invasión alienígena, a las minas de carbón de la región septentrional de China, en las que una nueva tecnología podría llegar a salvar vidas o a desatar un incendio que arderá durante siglos. De una época muy parecida a la nuestra, en la que ordenadores de supercuerdas predicen todos nuestros movimientos, a dentro de diez mil años, cuando la humanidad al fin haya conseguido empezar de cero. Y también hasta el mismísimo final del universo.
Tras plantar a su prometido en el altar y renunciar a su trabajo como policía en Miami, Beau Hayley va dando tumbos por la vida. No siente nada. Solo resentimiento. La muerte de su madre fue calificada de accidente. No está convencida de ello. Pero cuando conoce a James Kelly, un hombre tan herido como ella, algo cambia. A pesar de su apariencia gélida, despierta en Beau un torrente de emociones prohibidas. James es placer. Un completo enigma.
James Kelly solo tiene una misión: vengar brutalmente la muerte de su familia. El entramado de crímenes y engaños le conduce irremediablemente hacia Beau Hayley, la hija de la agente del FBI que le persiguió sin descanso hasta su muerte.
Para los nobles de Pern, Lessa no es más que una sirvienta andrajosa. Ignoran que es la única superviviente de la familia que gobernaba el fuerte de Ruatha, oculta a la espera de poder vengar a sus familiares asesinados. Y por fin se acerca ese día...
Todo cambia cuando hasta Ruatha llegan los jinetes de dragones, y una antigua amenaza reaparece. Porque entonces dos caminos se abren ante Lessa: continuar como siempre o irse con ellos e introducirse en un nuevo y apasionante mundo.
Ningún lord había sido nunca jinete de dragones. Pero Jaxom, el joven señor de Ruatha, no es cualquier persona. Y cuando encontró un huevo más pequeño de lo normal, casi abandonado, y lo llevó a la sala de eclosión, selló su destino.
Nunca en la historia de Pern ha habido un dragón como Ruth. Pequeño y de un purísimo color blanco, es inteligente, valiente y leal. Sin embargo, debido a su tamaño, el resto de dragones lo desprecian, ya que no se le considera apto para pelear contra las hebras.
Ahora que han averiguado cómo combatir las mortales hebras, los valientes jinetes de dragón han recuperado el lustre de antaño, surcando el aire a lomos de sus dragones y dispuestos a destruir aquello que amenaza su planeta.
Pero F'lar y Lessa saben que tienen que encontrar una manera mejor de proteger a la población y las tierras de Pern para evitar que algo se descontrole. Y deben hallarla antes de que los antiguos puedan generar más altercados entre sus compañeros.
Y cuando creen que por fin han dominado los problemas, la tensión aumenta cada vez más, tradición y novedad se enfrentan... y las hebras vuelven a aparecer, aún más peligrosas que antes.
El mundo de Mistborn llega a la segunda era.
Han transcurrido trescientos años desde los acontecimientos de la Trilogía Original Mistborn. Kelsier y Vin han pasado a formar parte de la historia y la mitología, y el mundo de Scadrial se halla a las puertas de la modernidad.
Sin embargo, en las tierras fronterizas conocidas como los Áridos, las antiguas magias todavía son una herramienta crucial para quienes defienden el orden y la justicia.
Uno de esos vigilantes de la ley, Waxillium Ladrian, deberá regresar a la capital para retomar sus obligaciones como líder de una casa noble. Pero pronto descubrirá que la ciudad puede ser más peligrosa que las salvajes llanuras de los Áridos.
El futuro de Scadrial pende de un hilo en la conclusión de la segunda era.
Waxillium Landra lleva años intentando dar caza a la organización conocida como el Grupo. Y cuando Marasi y Wayne encuentran un alijo de armas con destino a la ciudad exterior de Bilming, se abre ante ellos una nueva pista.
Wax descubre un explosivo capaz de desatar una destrucción sin precedentes y comprende que el Grupo ya debe de tenerlo en su poder. Por si fuera poco, un kandra inmortal le revela que Bilming ha caído bajo la influencia de un nuevo dios, Trell. Si nadie da el paso y actúa como el héroe que Scadrial necesita, el planeta y sus millones de habitantes sufrirán una repentina y calamitosa ruina.