Toda persona inquieta por conocer mejor el modo en que nos relacionamos con los demás. Todos aquellos profesionales a los que las herramientas de que disponen les resultan insuficientes para afrontar adecuadamente los conflictos. Todos los mediadores y especialistas, encontrarán aquí nuevas herramientas que les van a permitir adentrarse aún más en la comprensión de nuestros conflictos con los otros. Josep Redorta lleva más de una década volcado en la investigación de una metodología útil para el análisis del conflicto. Fiel reflejo de esa dedicación es esta obra que nos trae nuevos elementos, como la posible aplicación de la Inteligencia Artificial en la gestión de conflictos, el rol de la neurobiología o la metodología del análisis de los patrones reiterativos. Y lo hace combinando teoría y práctica, con numerosos ejemplos y un lenguaje accesible. No hay tarea más urgente en la sociedad actual que la necesidad de aplicar recursos para resolver problemas cada vez más multidisciplinares. En un mundo cambiante a velocidad de vértigo, precisamos de nuevas formas de pensar. Estamos ante un libro de lectura, de aplicación y de estudio, que tiende a abrir nuevas fronteras en el difícil campo de las relaciones humanas, en el que es imprescindible profundizar para conseguir interacciones sociales sanas. No debemos olvidar que nuestra paz, tranquilidad y felicidad depende, en definitiva, de cómo sepamos gestionar nuestros conflictos.
Este libro, todo un clásico, constituye la explicación más clara escrita hasta la fecha sobre el autismo infantil, y con enorme tacto y delicadeza habla de la incapacidad de relacionarse con el mundo exterior que conduce a algunos niños al silencio y al aislamiento. Este trastorno, descrito por primera vez en 1943, fue objeto de una minuciosa investigación por parte del autor, Bruno Bettelheim, que lo analizó desde el punto de vista científico y filosófico.
El resultado es un texto fascinante que se interroga acerca de la deshumanización de la sociedad contemporánea y explora los misteriosos caminos de las psicosis individuales, para finalmente afirmar esperanzado que es necesario prestar atención a esos niños, por lo general ignorados y olvidados, a su miedo y a su sufrimiento y, sobre todo, al terror que sin duda les produce sentirse siempre solos en su «fortaleza vacía».
La violencia de género es estructural, sus raíces están extendidas por todo el mundo, desde una concepción del poder del varón patriarcal. Es instrumental, busca imponer, dominar. Nace de una equivoca educación a la niña para el tú, para el otro; y por contra al niño para sí mismo. El diagnóstico es certero, ahora hay que prevenir e intervenir con medidas claras, factibles, especificas y verificables. Estas son las que encontrará el lector.
En este contundente libro, Carl Cederström rastrea la concepción actual de la felicidad desde sus raíces en la psiquiatría europea de principios del siglo XX, pasando por la generación Beat, el psicoanálisis de Wilhelm Reich o el movimiento hippie, hasta llegar a Donald Trump. El autor defiende que la felicidad se define en nuestros días por el deseo de ser «auténtico», de experimentar placer físico y de cultivar una individualidad única. En los últimos cincuenta años, estas ideas, antes revolucionarias, han sido secuestradas por corporaciones y agencias publicitarias que nos empujan a llevar una vida cada vez más insatisfactoria, acelerada, insegura y narcisista. En una época de creciente austeridad y división social, Cederström sostiene que un nuevo sueño radical de felicidad se está imponiendo. Existe una visión alternativa de la buena vida que promueve un compromiso más profundo con el mundo y nuestro lugar dentro de él, en oposición al individualismo y el hedonismo ilimitados. Guiados por una cosmovisión más igualitaria, podemos reinventarnos a nosotros mismos y a nuestras sociedades.
El lenguaje cifrado del dolor y la angustia que se oculta tras las grandes creaciones del arte y el pensamiento.
En su largo camino hacia el descubrimiento de las zonas olvidadas del alma humana, Alice Miller siempre ha intentado disolver las cortinas de humo con las que envolvemos nuestras verdades más dolorosas. Así, para explorar las causas y las claves de nuestras angustias, este ensayo identifica en la obra de figuras como Friedrich Nietzsche, Pablo Picasso o Buster Keaton aquellas puertas de sus propias moradas interiores que se hallaban cerradas desde la infancia. Porque solo recuperando la llave perdida que abre las puertas al fin podrán aflorar estados de ánimo reveladores, sentimientos ignorados y también, probablemente, una vivencia del mundo radicalmente distinta.
Mentimos hasta con el silencio. La mentira es la mejor expresión del desarrollo cognitivo del hombre.
No es mi interés hacer una apología a la mentira ni un panegírico a la verdad. La vida social es insostenible sin la mentira, como lo es la vida selvática sin las garras, sin dientes y sin caparazón. La sociedad no está preparada para sustentar su existencia solo en el imperio de la verdad. La lucha por la verdad no es una lucha por el apego y respeto a la realidad, sino que es una batalla por el poder, la sobrevivencia y el placer.
La capacidad humana más elevada no está en condiciones de representar la realidad con todas sus propiedades. El lenguaje no tiene como función principal solo describir la realidad, sino que también fabricarla. La palabra más allá del uso simbólico para la comunicación, es un instrumento para hacer catarsis...
Estamos, permanentemente, confundiendo el proceso simbólico para representar el mundo con las propias fantasías. Pero, para ser creíbles tenemos que creer en nuestras propias mentiras. La gran estrategia de la mentira está en mentir respecto a que mentimos.
Comúnmente investigamos para comprobar nuestras hipótesis, escasamente buscamos informaciones que refuten nuestras creencias. Pocos hombres aceptan sin regatear verdades alejadas de sus creencias.
El hombre prefiere una ilusión jocosa a una verdad molestosa. Las ilusiones son refugios mentales en donde nos escondemos de realidades amargas.
La mentira no es mala si se usa para el bien; la verdad no se puede defender cuando su propósito es destruir. La sinceridad Suele confundirse con la crueldad
En esta época que estamos viviendo de posverdad, en la que priman las noticias falsas y la desinformación, mentir es ya una práctica habitual, y la verdad y su búsqueda han perdido su valor. No obstante, las mentiras no son una novedad: nos han acompañado a lo largo de la historia y siempre han formado parte de nuestras vidas y nuestras conductas.
Aprendemos a mentir desde la más tierna infancia y, aunque todos hemos contado alguna mentira piadosa, lo importante es identificar las mentiras más peligrosas. Por suerte, con el tiempo se han ido actualizando las técnicas y herramientas para detectarlas: las imágenes neuronales y la inteligencia artificial, entre otras, nos ayudan a aplicar una perspectiva cognitiva, a detectar las señales no verbales y a encontrar las pruebas que se escapan a simple vista.
En La patología de la normalidad Erich Fromm centra toda su atención a un asunto de vital importancia en el pensamiento actual: la salud mental y su vínculo con el sistema económico dominante.
Sometiendo a un análisis radical los difundidos intereses y las pasiones que gobiernan la conducta de la sociedad, Fromm intenta relacionarlos con las exigencias económicas y sociales para llegar a entender los rasgos de carácter que podemos desarrollar como consecuencia de un proceso de adaptación a nuestras realidades.
De este modo, el autor aplica el método psicoanalítico a la patología del hombre «normal» y socialmente adaptado y descubre que lo que beneficia al funcionamiento del régimen económico actual resulta ser nocivo para la salud mental del hombre. En el núcleo de este padecimiento de lo normal se encuentra la creciente incapacidad de las personas para relacionarse por sí mismas con la realidad. La consecuencia es una amplia crítica que desemboca en una reclamación programática de una nueva ciencia humanista.
Una herramienta extraordinaria para comprender y gestionar los rasgos y los trastornos de la personalidad de cualquier individuo (incluido uno mismo).
La personalidad es aquello que nos hace humanos. Los animales tienen brío, docilidad, fiereza, pero no poseen personalidad. Los humanos tenemos un todo que nos caracteriza y que se convierte en nuestro rostro ante los demás, con el que gustamos o con el que asustamos. Necesitamos conocer la personalidad de los que nos rodean, porque a veces no tenemos claro lo que vemos. Incluso a veces nos sentimos atraídos por alguna persona aunque no nos gusta lo que vemos. Y a menudo nos observamos a nosotros mismos y no nos reconocemos.
La personalidad es la tendencia a ser de una manera, pero no es lo que somos. No podemos convertirla en una etiqueta para clasificar o para elegir a las personas. Todas las personalidades crecen y maduran, excepto los denominados trastornos de la personalidad, que son rígidos e inmutables y solo es posible cambiarlos con un buen tratamiento. Este libro puede ser de enorme utilidad para manejarnos con las personalidades de aquellos que nos rodean. Y con la nuestra también.