El gran problema del siglo XXI es la abundancia: una abundancia que asfixia nuestra vida y la hace dependiente de las deudas, el estrés y la ansiedad.
¿Cómo esta su casa? A veces tenemos nuestro hogar lleno de cosas, pero no hay sitio para nuevas relaciones o una vida simple y ordenada. Muchos cachivaches se amontonan en garajes, trasteros o por todos lados. La gente alquila espacios para guardar cosas que no volverán a usar.
¿Ha llegado al punto en que disfruta más viendo las cosas salir de su hogar que entrar? Uno de los grandes peligros es que nuestras posesiones terminen dominando nuestra vida. La codicia es el problema del hombre desde siempre. Una parte fundamental de nuestro llamado como cristianos es la sencillez. Jesús quiere liberarte de la carga de las cosas y devolverte la alegría de una vida mucho más simple.
¿Le conocen por las maletas que se echa a cuestas? Probablemente lo hizo esta mañana. En algún punto entre su primer paso y el último para cruzar el umbral, usted tomó quipaje. Fue hasta el dispensador de maletas y cargó unos cuantos bolsos. Pero este dispensador no es la correa transportadora del aeropuerto. Es la de la mente. Y las valijas que tomamos no son de cuero, sino de cargas. La maleta de la culpa. El baúl del descontento. La mochila de la ansiedad y un bolso de tristezas colgado del hombro. Añádase un maletín de perfeccionismos, el saco de la soledad y la bolsa de lona del temor. No es raro que estemos tan cansados al final del día. ¿Hacia dónde podemos volvernos en busca de ayuda? ¿Qué le parece si consultamos a un viejo amigo, el Salmo Veitnitrés?
¿A qué se debe el extraordinario éxito de los libros de Tony de Mello? "Muy sencillo" decía Pedro Miguel Lamet en septiembre de 1987: "es una manifestación más del hambre de espiritualidad que cunde por el mundo. Ahora bien, este hambre tiene unas características muy especiales. A la gente no le van las fórmulas hechas; las palabritas piadosas que suenan al Ripalda; los caminos trillados que nunca les lograron despertar.