El mundo es como un caleidoscopio en el que cada instante sucede algo nuevo que acapara nuestra atención, y es un desafío encontrar tiempo para involucrarse con el mundo espiritual. En cambio, quien guarda el Shabat tiene acceso a un lugar de dicha y armonía, un lugar en el que puede entablar una relación personal con su Creador, una relación en la que uno tiene conciencia del otro.
Se me ocurrió transmitirle el misterio del Shabat al lector a través de una narración en la que la heroína se encuentra en un lugar en el que tiene que enfocarse en lo espiritual porque no hay nada más. Y luego, cuando vuelve a su vida normal, su anhelo y desafío es encontrar su camino a ese estado de conciencia que gozó durante el Shabat, y aprender qué debe hacer para volver a él todas las semanas.
Al ver la reacción de Rab Moshe Schatz, kabalista, que fue rabino y amigo personal de mi esposo, z’l, cuando leyó mi libro, comprendí que había encontrado algo valioso que puede ayudar a muchos a llegar a su lugar personal en el Edén que nos está preparado, con el que podemos vincularnos en esta vida y en la eterna.
Ser más indulgentes con uno mismo, en ocasiones somos nuestros principales verdugos, esto no quiere decir que no seamos autocríticos, es que la autocrítica no sea tan lacerante que nos flagelemos el alma hasta sangrar la existencia. Cuando cometemos un error el reconocerlo ya es un avance para enmendarlo, aprender sobre el mismo es transformar la historia de los hechos, decidirse actuar de forma diferente es aprendizaje consumado.
En «Ser mujer» encontrarás hechos de la vida real, la real «Total Trasparencia de Vida», por esto de que todas queremos tener vidas como en las «no verlas» (telenovelas). Todo lo que está escrito aquí me aconteció a mí y a varias amigas, colaboradoras en el ámbito doméstico y conocidas que, como mujeres, amigas, esposas y madres, buscamos agradar a Dios en nuestro accionar. Tienes la oportunidad, hombre y mujer que me lees, de permitir a Dios cambiar tu manera de pensar a través de tantos relatos; que si permites que Dios pueda hablar a tu vida, sé que ella cambiaría. Dale una oportunidad al consejo que en la multitud de consejos habita la sabiduría.