Pedro Martínez de Luna, Benedicto XIII, el Papa Luna. Tres formas diferentes de nombrar a un mismo personaje que ha pasado a la historia como la obstinación personificada por la firmeza de sus convicciones frente a Roma. Pocos conocen la verdadera dimensión de quien realmente urdió la unificación territorial de España que vería la luz con los Reyes Católicos. Una figura intelectual, política, religiosa e incluso guerrera (porque la guerra, como en cualquier otro mandatario del siglo XV, sería fundamental en su pontificado) en cuyo pensamiento y en cuya obra observamos la estela del proyecto que la Orden del Temple diseñó para la cristiandad occidental.
Custodio del santo Grial, poseedor de toda una armada naval, precursor de los Borgia y valedor de los Trastámara, Benedicto XIII protagonizó la apasionante historia de la resistencia del papado de Aviñón frente a Roma durante el Cisma e hizo de la villa castellonense de Peñíscola el centro de las miradas de España y del mundo. Su personalidad, su profundo ideal y sus dotes estratégicas lo convirtieron en una temible amenaza para sus adversarios (a los que fue viendo morir uno a uno hasta Martín V) y en un nombre familiar y popular entre las gentes. Su legado, hoy difuminado, se expande por mil senderos y lo dibuja, junto con las crónicas, como el personaje quizá más determinante de la Baja Edad Media en todo Occidente.
Con este libro, la autora te concede el permiso de evaluar sus vivencias y te reta a identificar tu propio proceso en el
caminar de fe. Esta obra inicia diciéndote: “siéntete libre de juzgar esta narrativa como una experiencia de vida más. Sin
embargo, puede ir más allá de una situación vivida por ministros o lideres cristianos; me ocurrió a mí y puede ser
también tu historia”. La transparencia, humildad y como la autora entrega su historia, da peso a sus afirmaciones y
argumentos encendiendo una luz de verdad divina sobre la condición del pueblo de Dios en estos tiempos.
Este libro trata sobre seres humanos que dicen haber sido pájaros y peces en vidas pasadas, meditadores que describen cómo dieron el paso de la vida a la no-muerte, pensadores convencidos de que, si entrenamos la mirada del alma y la orientamos hacia dentro, recordaremos nuestro origen divino. Relacionando el modo de vida que nos plantea el budismo antiguo y la ascesis esbozada en los Yogasūtra de Patañjali, sale a la luz la importancia de la memoria corporal del practicante.
La autora revisa algunos aforismos «budistas» del yoga de Patañjali, y también el legado budista que reflejan algunos de los comentarios que acompañan a los aforismos. Otros temas igual de importantes son abordados con lucidez: la memoria de vidas pasadas, el trance meditativo, y la relación del practicante con su propio cuerpo, con la felicidad o con el suicidio.