Hélène Carrère dEncausse ofrece aquí una deslumbrante lección de historia. En una conversación inacabada con Rochebin ayuda a comprender Rusia, la guerra que se reaviva por todas partes y el futuro de Occidente, amenazado por China y por las nuevas potencias.
En nuestros días, lo urbano ha crecido hasta desbordar nuestra capacidad para la reflexión, la acción y hasta la imaginación. Sentido y fin de la industrialización, la sociedad urbana se ha ido conformando en su propia búsqueda de sentido y, en el camino, se ha topado con la filosofía, el arte y la ciencia, que no han podido evitar enfrentarse a este nuevo objeto y transformarse a sí mismas en el encuentro. Comprender lo urbano hoy implica trazar una estrategia de conocimiento inseparable de la estrategia política. Lefebvre invita a hacerlo sobre el eje de la puesta en práctica de un derecho: el derecho a la ciudad, a la vida urbana, condición para una democracia y un humanismo renovados.
Manual antiguo de estrategia militar, El arte de la guerra de Sun Tzu se ha convertido en el referente mundial del pensamiento estratégico.
Ensayo profundo sobre la contienda, el texto continúa siendo un libro de cabecera para todo tipo de líderes, desde estadistas hasta entrenadores deportivos.
La presente obra está considerada como un clásico de la estrategia militar y como uno de los tratados más antiguos y perdurables sobre el tema de la guerra. A lo largo de los siglos, estas páginas han inspirado a jefes de estado, dirigentes políticos, militares y estrategas de todas las épocas y países. Pero también ha ayudado a infinidad de personas a hacer frente a los conflictos que les plantea la existencia cotidiana. Por su parte, los hombres de negocios y los expertos en gestión empresarial han descubierto en este libro un tesoro de sabiduría práctica que les ha permitido guiar su conducta.
Un aviso para navegantes frente a los desafíos de un nuevo mundo definido por los cambios tecnológicos.
Tras la publicación de 1984, el clásico de las distopías de George Orwell que se planteaba como una crítica de los totalitarismos ya existentes trasladados a un lúgubre futuro, Mundo Orwell recupera parte del espíritu de la obra y se propone servir de aviso a navegantes de la red y de la vida cotidiana frente a los desafíos de un nuevo mundo. Un mundo definido por la aceleración de los cambios tecnológicos que se nos imponen en todos los ámbitos de la vida a una velocidad desenfrenada, determinando hasta nuestra manera de pensar. Un mundo que implica además peligros sustanciales para los valores, identidades y concepciones que nos han acompañado, al menos, desde la Ilustración.
En la Convención Nacional Demócrata de julio de 2004, Barack Obama alzó la voz con un discurso dirigido a todos los ciudadanos americanos, sin importar sus ideologías ni inclinaciones políticas. Una frase en particular de esa charla caló hondo en la audiencia: un recuerdo de que, pese a las adversidades y enfrentamientos sufridos en el pasado, algo nos ha empujado siempre a seguir hacia adelante, a no desfallecer. A esto Obama lo llamó «la audacia de la esperanza».
El presente libro es la llamada de Barack Obama para una nueva forma de hacer política. Una política para quienes les hastían los choques de trenes que presenciamos cada día entre opositores. Una política basada en su lugar en la fe, la inclusión y la nobleza de espíritu. Así, explora las fuerzas -desde el miedo a la derrota a la perpetua necesidad de ganar dinero- capaces de corromper a la persona mejor intencionada y los secretos de un equilibrio entre la vida pública y la personal.
A primera vista, el aumento del uso de armas no letales por parte de la policía garantizaría menos muertos y heridos graves en las protestas civiles. El tono eufemístico del concepto apunta en esa dirección. Sin embargo, ocurre justo al contrario. ¿Por qué? La utilización de balas de goma, gases lacrimógenos, granadas aturdidoras o pistolas eléctricas se ha multiplicado desde que empezaron a implantarse hace ya cuatro décadas. A medida que la democracia liberal pierde capacidad de regular las relaciones sociales, las garantías del Estado de derecho se entremezclan con lo que ha venido en llamarse Estado de excepción permanente. Ello implica que se crean nuevas infracciones, se amplía la definición de las ya existentes, se añaden circunstancias agravantes que agravan la calificación penal y aumentan las penas, aumentan los poderes policiales, y se reducen las libertades. Cadena perpetua en los tribunales, años de aislamiento en las cárceles, y mano dura en las calles. Hasta hace no tanto, la utilización de este tipo de armamento estaba acotada a contextos concretos. Ahora se emplea preventivamente contra un gran abanico de movilizaciones. Las mutilaciones, secuelas permanentes o perdida de vidas humanas quedan generalmente impunes.