Boys club: m. Dícese de un grupo de hombres, en general blancos, heterosexuales y privilegiados que operan en un circuito cerrado. Intercambian cifras, información, documentos, dinero o mujeres. Ya sea en el ejército, en la política o en los consejos de administración estos grupos exclusivamente masculinos orquestan la exclusión y la invisibilización de la otra mitad de la población.
Martine Delvaux, figura imprescindible del pensamiento feminista, pone el foco en la camaradería masculina que rige el mundo y se centra en el fenómeno de los boys club desde sus orígenes en el Reino Unido hasta sus manifestaciones actuales y su omnipresencia en los centros de poder. Gracias a su amplio bagaje cultural, la autora argumenta con precisión cómo la persistencia de esa atmósfera de misoginia permite que los hombres sigan dominando el mundo.
Las «noloharébienistas» son aquellas mujeres capaces, preparadas y talentosas que, si pudieran elegir un superpoder, escogerían el de la invisibilidad. Ellas son sus peores enemigas. Dudan de sus conocimientos, están convencidas de que cualquier persona lo puede hacer mejor, imaginan el infierno como un lugar en el que hay que hablar delante de una audiencia numerosa. ¿Eres una de ellas? Si cada vez que alguien te habla del síndrome de la impostora te sientes reflejada, si crees que tienes una tara, este es tu libro.
No lo haré bien nos saca del armario y nos invita a enfadarnos juntas recorriendo todos los lugares y circunstancias en las que, desde bien pequeñas, hemos aprendido a sabotearnos. Aquí nadie te enseñará a sacudirte el monstruo de la impostura, pero se te ofrece algo mejor: una buena dosis de rabia y unas gafas de aumento.
Desde hace algunas décadas, las solicitudes de cambio de sexo entre niños y adolescentes se han disparado de forma alarmante, tanto en Estados Unidos como en Europa. El peso de la cultura LGBTQI ha dado una mayor visibilidad a la «disforia de género», que traduce una sensación de inadecuación entre el sexo de nacimiento y el que se «siente».
Bajo la premisa progresista de que librarse de las diferencias anatómicas y genéticas entre los sexos es algo emancipador, el transgenerismo pretende abolir el «binarismo» de género y legitimar la sensación de haber nacido en el «cuerpo equivocado».
Se le hace creer así al niño que puede estar experimentando problemas de identidad sexual en su etapa de inmadurez, que puede «autodeterminarse» y elegir su sexo en función de sus vivencias. Varios países están avanzando hacia una legislación en la que basta con querer cambiar de sexo para poder hacerlo, sin el consentimiento de los padres ni el consejo médico, y basándose únicamente en los sentimientos, que se erigen como la verdad.
Hasta la proliferación de los populismos de derechas, los regímenes que corrompían las reglas democráticas para anular a la oposición y perpetuarse en el poder tenían fundamentalmente signo marxista. Pero el nuevo antiliberalismo nacionalista y ultraconservador, bajo la bandera de la «batalla cultural», le ha arrebatado al chavismo y al socialismo el monopolio del despotismo.
El conocido ensayista José Benegas, curtido en la lucha contra los populismos latinoamericanos, desarrolla en este libro la tesis de que el tradicional eje izquierda/derecha ya no permite comprender el actual momento político. Ambos bandos comparten el gusto por los caudillos que destruyen las instituciones, y que tras haber ganado el favor popular en las urnas acaban con los métodos de control a su corrupción, convierten a los poderes legislativos en amanuenses, colocan adeptos en la justicia para blindarse ante cualquier investigación y amordazan a la prensa.
Una provocadora historia de la humanidad que ahonda en los orígenes de la evolución para entender y poner solución a los problemas de la vida moderna
Vivimos la época más próspera de toda la historia de la humanidad y, sin embargo, la mayoría de las personas están más desganadas, enfadadas y deprimidas que nunca. ¿Qué explicación lógica cabe? Más aún, ¿qué podemos hacer para cambiar esta tendencia?
Heying y Weinstein, pareja y biólogos evolutivos ambos, nos explican que nuestros males nacen de la disonancia entre el mundo moderno y nuestros cerebros y cuerpos ancestrales. Hemos evolucionado para vivir en clanes, pero en la actualidad la mayoría de la gente ni siquiera conoce el nombre de sus vecinos. Hemos sobrevivido gracias al sexo, y ahora ponemos en duda su misma existencia. La educación, la alimentación o el sueño han obedecido siempre a hábitos que han sobrevivido milenios y que ahora nos permitimos alterar o cuestionar.
Una generación de niñas en riesgo por la moda transgénero
Hasta hace apenas unos años, el trastorno de identidad de género —la sensación de grave incomodidad en el sexo biológico propio— era muy infrecuente. Se daba en menos del 0,01 por ciento de la población, aparecía durante los primeros años de infancia y afectaba de manera casi exclusiva a los hombres.
Pero hoy en día, en las universidades, los institutos e incluso las escuelas primarias grupos enteros de amigas afirman ser «transgénero». Son niñas que nunca han experimentado incomodidad alguna con su sexo biológico hasta que alguien da una conferencia en su escuela sobre su experiencia trans, descubren la comunidad de influencers trans en internet o alguien les dice que serán más populares entre sus amigos y en sus redes sociales si se declaran transexuales.
Padres que hasta entonces no habían sospechado nada descubren que sus hijas están enganchadas a estrellas trans de YouTube. Y educadores y terapeutas «afirmadores de género» empujan a chicas que aún no han llegado a la edad adulta a adoptar cambios irreversibles que les afectarán de por vida, como dobles mastectomías y bloqueadores de la pubertad que pueden causar infertilidad permanente.
Abigai Shrier, periodista del Wall Street Journal, ha investigado la moda trans, hablado con las chicas, con sus angustiados padres y los consejeros y médicos que llevan a cabo las transiciones de género, así como con las jóvenes que, al acercarse a la edad adulta, se arrepienten amargamente de haberse sometido a ese proceso en su adolescencia.
Y con ello ha generado una enorme polémica, recibiendo acusaciones de transfobia y peticiones públicas de que se censure el libro. Algo que, afortunadamente, no han conseguido