La discriminación, la exclusión, el conflicto y la violencia son tan antiguos como la humanidad. Nuestro tiempo asiste a una revitalización de las tensiones sociales, la polarización política y el auge de los populismos, y Europa vuelve a ser escenario de una guerra.
Este libro busca responder a un interrogante que es hoy más pertinente que nunca: por qué una especie social como el Homo sapiens se aborrece tanto a sí misma. Libramos guerras y tenemos prejuicios contra nuestros semejantes. Discriminamos por motivos de nacionalidad, clase, raza, orientación sexual, religión y género. ¿Por qué los humanos son a la vez tan sociables y tan malvados entre sí?
El renombrado filósofo Michael Ruse viaja a las raíces del conflicto social para, desde la biología evolutiva, la antropología y la arqueología, desentrañar la racionalidad de las cotas que ha alcanzado el odio humano, como las dos guerras mundiales o los horrores del Holocausto. Ruse encuentra el secreto de la paradójica naturaleza del animal social y odiador en nuestro pasado evolutivo tribal, cuando hace diez mil años pasamos de ser cazadores-recolectores a agricultores, un cambio que allanó el camino para la civilización moderna. Y es que nuestras modernas mentes albergan aún las mentes propias de la edad de piedra.
Una lectura adictiva sobre el poder en la sociedad actual. Lo más cercano a contar con Vito Corleone susurrándote al oído unas cuantas lecciones de vida.
El poder está en la política... pero mucho menos de lo que parece. «La posición es más importante que las piezas», reza la ley 48 de El Padrino. La partida del poder se juega a diario en el trabajo, con los amigos, en el amor, en la relaciones con nuestros hijos o con nuestros padres. Si no sabes de poder, si eres analfabeto en la materia —nos advierte el autor— tu desgracia está cerca, pues el poder es la piedra filosofal de la vida en sociedad. Pero vivimos una época que denosta el poder como gesto ético y que cree que el bien puede prosperar al margen del poder. Podemos seguir la senda de ese error o apostar por conocer las leyes que rigen esta fuerza ubicua, universal y sublime.
El Príncipe de Maquiavelo ilustró con incomparable maestría las leyes del poder en el Renacimiento. Mario Puzo y Francis F. Coppola han hecho otro tanto en nuestro tiempo presente. Las leyes del poder están en El Padrino, en la novela y las películas. Solo hay que organizar lo que está en estas obras y una claridad sorprendente nos ayudará a iniciar el camino de comprender las leyes del poder: reveladas como las de Moisés, inequívocas como las de Newton, crudas como las de Hammurabi.
Por primera vez desde el Neolítico tenemos la oportunidad de transformar no solo nuestro sistema alimentario, sino toda nuestra relación con la naturaleza. La agricultura y la ganadería son la principal causa de destrucción del medio ambiente en el mundo, pero apenas se habla de ello. Criticamos la expansión urbana, pero el sector primario ocupa una superficie treinta veces mayor. Hemos arado, vallado y destinado al pastoreo grandes extensiones del planeta, talando bosques, extinguiendo la fauna autóctona y envenenando ríos y océanos para alimentarnos. Regénesis nos presenta un nuevo futuro para la alimentación y la humanidad, con el objetivo de resolver el mayor de nuestros dilemas: alimentar al mundo sin devorar el planeta. A partir de los asombrosos avances de la ecología del suelo, Monbiot muestra cómo ahondar en el todavía escaso conocimiento de la tierra que pisamos podría permitirnos cultivar más alimentos con menos agricultura. Algunas estrategias están ya en marcha: desde el hortelano que ha revolucionado nuestra comprensión de la fertilidad; pasando por las nuevas variedades de cereales perennes, que liberan a la tierra de arados y sustancias químicas tóxicas; hasta los científicos pioneros en nuevas formas de producir proteínas y grasas; todos ellos nos muestran cómo las formas de vida más pequeñas pueden ayudarnos a hacer las paces con el planeta, a restaurar sus sistemas vivos y a que a la Edad de la Extinción le suceda la Edad de la Regénesis.
Entre julio de 2020 y abril de 2022, Ricardo Lagos, Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín sostuvieron una serie de encuentros virtuales para conversar sobre la situación de América Latina ante las diversas crisis globales del siglo XXI. La preocupación central y originaria de este diálogo es la condición de aislamiento de la región, debida a la división ideológica de los países, a la falta de foros de encuentro para los gobiernos de la región y, sobre todo, a la falta de una voz propia en el mundo.
A lo largo de esta conversación a tres bandas -entre Santiago de Chile, Nueva York y Ciudad de México-, los interlocutores revisan cuestiones como la nueva guerra fría entre China y Estados Unidos y los retos que plantea para América Latina, los desafíos de la democracia ante el populismo y la convulsión del cambio digital, las causas y los efectos de la nueva ola degobiernos de izquierda en la región, los problemas claves del crecimiento económico, y un mundo que ha salido más desigual de la pandemia.
Lagos, Castañeda y Aguilar Camín reúnen su experiencia y su amplio conocimiento sobre la materia para discutir los graves problemas que aquejan a los países latinoamericanos en este momento de su historia y, sobre todo, plantean alternativas para salir de este aislamiento paralizador.
Durante más de dos décadas, Wolfang Kaleck ha viajado por el mundo para luchar junto a quienes sufren la injusticia a manos de jugadores poderosos, personas que, antes de la llegada de Kaleck y sus colegas, a menudo disfrutaban de la impunidad.
El trabajo de Kaleck lo ha llevado a Buenos Aires, a apoyar a las madres de los jóvenes 'desaparecidos' bajo la dictadura militar argentina; a las comunidades sirias exiliadas, donde instrumentó el caso contra la tortura ordenada por los altos mandos del gobierno de Assad; a Centroamérica, donde colaboró con quienes persiguen a los militares guatemaltecos por sus masacres de indígenas; a Nueva York, para asociarse con el Centro de Derechos Constitucionales para emprender acciones contra Donald Rumsfeld por las "técnicas de interrogatorio mejoradas" que autorizó después del 11 de septiembre; y a Moscú, donde representa a Edward Snowden.
Al relatar su participación en tales casos, Kaleck le da plena voz a aquellos a quienes representa, enfatizando el coraje y la persistencia que aportan a la búsqueda global de justicia. El resultado es un libro repleto de historias convincentes y vívidas que subrayan la idea de que, si bien el mundo suele ser un lugar terrible, las normas universales de derechos humanos pueden prevalecer cuando las personas están dispuestas a luchar por ellas.
Un análisis profundo, como nadie podría hacerlo, sobre la involución de las nuevas generaciones
Girauta alerta contra las actuales formas de manipulación sentimental e ideológica. De paso, nos explica cómo la izquierda se ha hecho con la hegemonía cultural. Entenderlo exige una aproximación al posmarxismo. En concreto, al enlazamiento de causas o luchas aparentemente independientes.¿Por qué la derecha no ha impuesto ni una sola causa propia en las últimas décadas? ¿Por qué va a rastras en materia de valores? ¿Por qué siempre acaba interiorizando premisas a las que en un principio se resiste? Existe una razón principal: se ha desentendido de la guerra cultural y no cree en el poder del discurso. En ese sentido, la derecha es infinitamente más materialista que la nueva izquierda.
Una advertencia importante: la guerra cultural que Girauta defiende no persigue que la hegemonía cultural pase a la derecha. Su objetivo es que se preserven los principios fundacionales de la democracia liberal, paulatinamente desvirtuados: igualdad, libertad de expresión, carga de la prueba, respeto a la esfera privada, etc.
Convertida en generadora permanente de antagonismo, la izquierda democrática ha mutado su naturaleza. Esta transformación, sumada a la insensata renuncia al imaginario de conservadores y liberales, explica el regreso de la censura, la cancelación cultural, el neopuritanismo, la coacción ambiental y la infantilización de la sociedad. También la paradoja de una juventud siempre al lado del poder establecido mientras cree combatirlo. Se la ha formado para no soportar las opiniones contrarias, que interpreta como violencia. Mientras, las grandes corporaciones tecnológicas fomentan la hostilidad social y la frustración individual.