El desengaño del hombre, publicado por primera vez en 1794, es una de las primeras obras en español que puso en duda la legalidad de la monarquía, al argumentar que es un sistema antinatural, pues contraviene las leyes divinas y humanas, además de atentar contra la libertad, derecho inalienable e irrenunciable del hombre. Esta edición, realizada por Antonio Saborit, incluye un estudio introductorio y notas que hacen asequible la lectura de la obra.
Presentamos en este volumen, de manera independiente, la parte cuarta y última de la obra magna de Tocqueville, La democracia en América, uno de los textos fundamentales de la teoría política. En esta parte final, el autor nos ofrece las conclusiones de su estudio y formula su célebre concepción del despotismo democrático, aquel que amenaza a nuestras sociedades contemporáneas, caracterizadas por la tensión entre la libertad y la igualdad.
¿Loquieres o lonecesitas?
Una gran crónicasobre lo quesignificaríadejar decomprar.
Jamás los bienes materiales habían sido tan importantes para nuestra vida y nuestra identidad. Agotamos los recursos del planeta dos veces más rápido de lo que pueden regenerarse. Compramos el doble de prendas de ropa que hace veinte años y las conservamos durante la mitad de tiempo. Vivimos inmersos en la cultura del consumo compulsivo, conocemos las consecuencias y, sin embargo, no podemos parar. Pero ¿cómo sería nuestro mundo si dejásemos de hacerlo? ¿Se colapsaría la civilización? ¿Asistiríamos al renacimiento de la ecología del planeta? ¿Qué ocurriría con nuestra manera de pensar, crear productos, invertir el tiempo, expresar nuestra individualidad?
J. B. MacKinnon entrevista a productores artesanales y sociedades de consumo cero, visita lugares donde las economías han experimentado cierres temporales y reúne una gran cantidad de opiniones de expertos. El resultado es una crónica profundamente perspicaz y actual, una exploración esencial de quiénes somos y qué consumimos, y una visión de un futuro, quizá, más sostenible.
Sabemos que con nuestras propias decisiones hemos puesto al mundo en peligro; ahora debemos preguntarnos si seremos capaces de cambiar de paradigma.
En el último tercio del siglo XX, científicos sociales, analistas políticos, filántropos y políticos estadounidenses se obsesionaron con un nuevo grupo temible y misterioso que, según decían, asolaba las zonas pobres de las ciudades. Pronto, esta categoría de víctimas sociales amenazantes, junto con toda la imaginería diabólica que se tejió a su alrededor, se expandió por el mundo y agitó el estudio internacional de la exclusión en la metrópoli postindustrial. En este libro mordaz que combina historia intelectual, observación participante y análisis conceptual, el brillante sociólogo Loïc Wacquant recorre la invención y las metamorfosis de ese demonio popular: la underclass urbana. Rastrea cómo un concepto que se originó en la academia permeó los medios y el debate público, fue reinventado por grupos de reflexión y regresó a los estudios sociales al servicio de la estigmatización de grupos pobres y racializados para imponer una agenda funcional a la implementación de políticas de segregación. ¿A qué se debió el efecto contagio que arrastró por un precipicio científico a una generación entera de estudiosos de la raza y la pobreza? ¿Cuáles son las condiciones para la formación y el estallido de estas burbujas conceptuales? ¿Qué papel desempeñan los grupos de reflexión, el periodismo y la política en la imposición de problemáticas prefabricadas a los investigadores? ¿Cuáles son los dilemas particulares que plantea la denominación de poblaciones desposeídas y deshonradas en el discurso científico? A través de una afilada arqueología del concepto de underclass, El diablo en la ciudad realiza un deslumbrante ejercicio de reflexividad, a la vez que una feroz crítica y una audaz propuesta epistémica. Compacto, meticuloso y provocador, es un llamado de alerta para que los científicos sociales defiendan su autonomía intelectual frente a las presiones externas
Una investigación erudita y literaria sobre el amor romántico, la crisis de la fe y los tentáculos del capitalismo en el siglo XXI.
«Solo puede quedar uno» es el mantra cuyo eco resuena en cada página de El Dios celoso, un ensayo que plantea un análisis literario de la monogamia; aborda una aproximación filosófica al devenir de la fe; y despliega una lúcida lectura de cómo los monstruos del capitalismo contemporáneo están embebidos de la fantasía de convertirse en genios raros, solitarios, únicos.
El siempre punzante y pertinente Antonio J. Rodríguez plantea un recorrido por distintas mitologías occidentales que retratan el deseo del ser humano de trascender sus propios límites. Finalmente, el genio creativo, el amor romántico o el monopolio capitalista aparecen aquí trenzados como diferentes figuras de una misma tradición, que radica en el imaginario religioso: «Todo el amor para un único ser».
«El dios que fracasó» es una obra clásica, un documento esencial de la Guerra Fría, que reúne los testimonios de algunos de los escritores más importantes del siglo xx acerca de su fascinación por el comunismo y su posterior desilusión.
El premio Nobel francés André Gide; el poeta y narrador afroamericano Richard Wright, autor de Hijo de esta tierra, uno de los relatos más crudos sobre el racismo en su país; el luchador antifascista y novelista italiano Ignazio Silone; el poeta británico Stephen Spender; el narrador y ensayista Arthur Koestler, y el periodista estadounidense Louis Fischer, biógrafo de Lenin y Gandhi, cuentan cómo la búsqueda de un mundo mejor y el rechazo a las injusticias del capitalismo los llevó a abrazar el comunismo como una nueva religión, defendiéndola con el celo del converso.
Cada uno de ellos fue descubriendo, más tarde, la verdadera naturaleza del credo político al que habían consagrado su fe. Aquel amor inicial se transformó en rechazo y horror al descubrir que, tras los bellos ideales, se escondían crímenes atroces y retrocesos enormes en las libertades, de los que habían sido cómplices involuntarios. Sin abandonar la preocupación por la justicia, sus relatos apóstatas nos ayudan a entender la mentalidad fanática que puede carcomer una sociedad.
«Justificar la mentira, la deshonestidad o el crimen, compartir una fe gregaria y estar en posesión de la única verdad me parecen elementos totalitarios que no han variado ni un milímetro desde 1950. Incluso entre tanta gente que se cree demócrata». Félix de Azúa