¿Por qué el discurso de los valores de la familia fue fundamental para la revolución conservadora y de libre mercado de la década de 1980 y por qué ha seguido ejerciendo una influencia tan profunda en la vida política estadounidense y de otros países occidentales? ¿Por qué los neoliberales del libre mercado a menudo han hecho causa común con los conservadores sociales sobre la cuestión de la familia, a pesar de sus diferencias en todo lo demás?
En este libro, Melinda Cooper desafía la idea de que el neoliberalismo privilegia el individualismo atomizante sobre las solidaridades familiares, así como la libertad contractual sobre el estatus heredado. En la tradición de las leyes de pobres de los países anglosajones, muestra cómo el espíritu liberal de la responsabilidad personal siempre ha estado respaldado por un imperativo más amplio de responsabilidad familiar y cómo esta inversión en las obligaciones de parentesco ha facilitado recurrentemente la alianza entre los liberales del libre mercado y los conservadores sociales.
El neoliberalismo, argumenta, debe entenderse como un esfuerzo por revivir y traducir la tradición de las leyes de pobres a la lengua contemporánea de la deuda familiar. A medida que los políticos neoliberales impusieron recortes en los presupuestos de salud, educación y bienestar, identificaron a la familia como una alternativa total al Estado de bienestar. Y a medida que la responsabilidad del gasto deficitario pasó del Estado al hogar, las obligaciones de deuda privada de la familia se definieron como fundamentales para el orden socioeconómico. A pesar de sus diferencias, los neoliberales y los conservadores sociales han estado básicamente de acuerdo en que los lazos familiares deben ser fomentados y, más aún, hacerse cumplir, como contraparte necesaria de la libertad de mercado. Solo al restaurar la familia a su posición central en el proyecto neoliberal podemos entender la alianza política que define nuestro tiempo entre la economía de libre mercado y el conservadurismo social.
En 1970, ante la incierta resaca dejada por el ciclo de protestas que había sacudido Occidente en 1968, Richard Sennett rastreó los orígenes de este malestar hasta las ciudades modernas en que moraban quienes lo padecían. Sería así como daría con el que sería uno de los principios rectores de todo su trabajo posterior: frente al afán regulador que había caracterizado toda la historia del urbanismo, la auténtica riqueza de las ciudades residía precisamente en el carácter caótico e incierto de su naturaleza desordenada, y solo las formas urbanas que fomentasen esta espontaneidad serían capaces de generar una comunidad política abierta, libre y vibrante. Cincuenta años después de su publicación, "Los usos del desorden" sigue siendo un texto fundamental para comprender la influencia que los espacios que habitamos ejercen sobre nuestro desarrollo personal y social, pero sobre todo para encontrar las vías por las que escapar de sus peligros reivindicando los efectos positivos que ciertas formas virtuosas de desorden pueden tener en nuestras vidas. Prólogo de Pablo Sendra
Este libro lo explica a partir del colapso de la izquierda. Aquella que creyó que la caída del ecosistema soviético en 1991 iba a devenir en una democracia liberal planetaria que, con sus más y sus menos, garantizaría un progreso apacible de la humanidad.
Sin embargo, a lo largo de las tres últimas décadas, los poderes realmente existentes han gangrenado la libertad y la democracia. Han empequeñecido el reparto de la riqueza y, para conseguirlo, ha resultado imprescindible la colaboración de amplios sectores de las élites políticas e intelectuales progresistas, que han transformado sus esperanzas frustradas en un profundo resentimiento contra todo lo que las hubo alimentado.
Para esa izquierda, la clase obrera conforma un populacho superado por la modernidad y la tecnología, incapaz de desprenderse de privilegios arcaicos y cuya nostalgia la asimila a la extrema derecha identitaria y racista. Al mismo tiempo, es la izquierda que defiende un Estado de seguridad que supuestamente protege a la población de las amenazas acechantes pero que, por el contrario, no para de reforzar el miedo, el odio y la persecución de chivos expiatorios. En definitiva, la izquierda que ha arrinconado la lucha de clases y que apuesta por un Estado de seguridad, va a amalgamarse con el racismo distinguido de los hombres poderosos y con el racismo vulgar de las clases subalternas alienadas.
Entonces, ante esta contrarrevolución en marcha, ¿qué hacer? Rancière tiene unas cuantas propuestas.
Una extraordinaria lección de historia sobre cómo y por qué naufragan las democracias.
Desde su nacimiento en la Atenas del siglo v a.C., la democracia ha mostrado su fragilidad y ha corrido múltiples peligros. Desde ese momento histórico, han sido pocas las ocasiones en que los ciudadanos europeos (y no todos) han gozado de plena libertad política. ¿Cómo surgen las dictaduras?, ¿cómo se mantienen en el poder?, ¿cómo consiguen manipular el pasado y la información? Este libro explora la historia de los golpes de Estado, desde la antigüedad grecolatina hasta la Marcha sobre Roma de 1922 o la España de 1936. Tras describir la forma en que los sistemas totalitarios arruinan la vida de los ciudadanos, aborda el infame papel de los verdugos y genocidas voluntarios, desde Auschwitz hasta los Balcanes, pero también el valor suicida de tantos resistentes a la tiranía. Apoyándose en lecturas, viajes y en sus experiencias personales como corresponsal de guerra, el autor recorre los paisajes europeos donde dictaduras de todo signo han dejado su impronta y recrea episodios (como la Revolución de los Claveles, la Transición española o la caída del Muro de Berlín) en que, contra todo pronóstico, la democracia consiguió finalmente echar raíces.
El mundo contuvo la respiración por unos instantes cuando Yevgueni Prigozhin hizo marchar las tropas de Wagner hacia Moscú en junio de 2023. ¿Qué estaba planeando? ¿Quería tomar el mando militar en el Kremlin, deshacerse de Vladímir Putin? Desde que en 2014 el propio Prigozhin fundara el grupo Wagner, esta empresa militar privada ha sido utilizada por Rusia como su brazo armado en la invasión de Crimea, en Siria para mantener en el poder a Bashar al-Assad, en Libia, la República Centroafricana, Malí, Sudán y, a partir de 2022, en la guerra ruso-ucraniana. Tras una década de brutales intervenciones en el campo de batalla a las órdenes de Putin, su repentina sublevación sorprendió a propios y extraños. ¿Cuál es la verdadera historia del grupo Wagner, y por qué se ha convertido en una de las más temibles y decisivas organizaciones armadas del planeta? En este libro, los investigadores Lou Osborn y Dimitri Zufferey, miembros del colectivo All Eyes on Wagner, desvelan todos los entresijos del funcionamiento de este ejército mercenario y de su relación con el presidente ruso, así como la fascinante y a la vez aterradora historia de su controvertido jefe.