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PODER DE LA GUERRA, PODER POLICIAL

Este libro no trata de una institución llamada «el ejército» y de su relación con una institución llamada «la policía». Dicha distinción es irrelevante desde un punto de vista crítico, porque responde a las simplificaciones de la ideología liberal: ley frente a administración, lo constitucional frente a lo excepcional, lo normal frente a lo urgente, juzgados frente a tribunales, el poder legislativo frente al ejecutivo, Estado frente a sociedad civil, o ejército frente a policía. Por el contrario, la guerra y la policía son procesos que operan conjuntamente como un poder estatal. Las nuevas jergas sustituyen las categorías clave de la teoría crítica por los tropos del pensamiento burgués contemporáneo, establecidos por el Estado, por el capital, por el poder de la guerra, por el poder policial. El trauma sustituye a la alienación y el poder de la guerra continúa, sin cesar. La ansiedad sustituye a la explotación y el poder de la policía avanza, sobre la clase obrera y sus sindicatos, sobre sus derechos y puestos de trabajo, siempre en aumento, consumiendo, devorando. La perspectiva de la resiliencia sustituye a la posibilidad de la revolución y la guerra-policía sigue avanzando, cada vez más. Mientras tanto, el capital se transforma, el capital crece, el capital gana.
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PODER Y LIBERTAD

Digámoslo en modo camusiano: el hombre es la fuerza que todo lo crea y la fuente de nuestros valores. Lo que se nos pide es 'ser capaces, como Proust, de ver la realidad con otros ojos que no sean los de las ideas prefijadas'. Creación de sentido y explicación de la realidad. Esta es la tensión de las humanidades, si dejamos que disminuya nos condenamos a la vulgaridad y nos perdemos en la indiferencia, en un momento en que parece que todo es posible y que todo se quema en la pira de la globalización. La cultura no escapa a tres fenómenos capitales: la mercantilización de las relaciones humanas, la mediatización de la sociedad y la individualización -no siempre autonomía- que debilita el vínculo social. En pocas palabras: la dialectica entre poder y libertad es la base sobre la que se articulan la condición humana y, por ende, la convivencia y la dignidad. Vivimos en tiempos nihilistas en que crece la tentación de pensar que no hay límites, que todo es posible.
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POLITICA DE LA LIBERACION VOL.3

Con este volumen III se concluye la presente Política de la Liberación. En el volumen I (2007) se trata el tema desde una historia mundial no eurocéntrica de la política. En el volumen II (2009) nos hemos ocupado de lo que ahora llamaremos la primera constelación de todo sistema político y de los tres niveles que la constituyen (las prácticas políticas, las instituciones mínimas y necesarias y los principios), donde se describen las categorías mínimas y necesarias, que son las que componen la totalidad vigente de la que se parte siempre en el tratamiento sistemático de la política. Esta debe considerarse, aunque no se explicita en el volumen II, la Primera Parte o constelación.
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POLITICA DEL MALESTAR

¿Por qué elegimos vivir en ciudades que nos ofrecen trabajos precarios y malas condiciones de vida? Más a menudo de lo que nos gustaría, tomamos decisiones que nos hacen infelices o que nos reportan malestar. Tradicionalmente, este tipo de comportamientos se explican desde la lógica y la razón. Se pone a lo consciente y a la voluntad en el centro del argumentario, y se asume que estas contradicciones son el resultado de obligaciones y condiciones materiales o de la irracionalidad del individuo. Sin embargo, en Política del malestar se propone una óptica diferente: el psicoanálisis y la descentralización de la razón y el yo. Alicia Valdés profundiza en cuáles son los elementos que, más allá de la razón, consiguen que nos (des)movilicemos políticamente y por qué resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. El inconsciente y las emociones, aspectos tantas veces subestimados en el análisis político, recobran su importancia a la hora de explicar los diferentes senderos que el deseo puede llegar a recorrer en un camino dividido entre la pulsión de muerte y la posibilidad de imaginar presentes alternativos.
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POLITICA PARA PERPLEJOS

Vivimos en una época de incertidumbre. En sociedades anteriores a la nuestra, los seres humanos han vivido con un futuro tal vez más sombrío, pero la estabilidad de sus condiciones vitales –por muy negativas que fueran– les permitía pensar que el porvenir no les iba a deparar demasiadas sorpresas. Podían pasar hambre y sufrir la opresión, pero no estaban perplejos. La perplejidad es una situación propia de sociedades en las que el horizonte de lo posible se ha abierto tanto que nuestros cálculos acerca del futuro son especialmente inciertos. El siglo XXI se estrenó con la convulsión de la crisis económica, que produjo oleadas de indignación pero no ocasionó una especial perplejidad; contribuyó incluso a reafirmar nuestras principales orientaciones: quiénes eran los malvados y quiénes éramos los buenos, por ejemplo. El mundo se volvió a categorizar con nitidez entre perdedores y ganadores, entre la gente y la casta, entre quién manda y quién padece a los que mandan, al tiempo que las responsabilidades eran asignadas con relativa seguridad. Pero el actual paisaje político se ha llenado de una decepción generalizada que ya no se refiere a algo concreto sino a una situación en general. Y ya sabemos que cuando el malestar se vuelve difuso provoca perplejidad. Nos irrita un estado de cosas que no puede contar con nuestra aprobación, pero todavía más no saber cómo identificar ese malestar, a quién hacerle culpable de ello y a quién confiar el cambio de dicha situación.
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POLITICA SIN ANESTESIA (OF2)

Médica, madre, mujer. Tres palabras que no solo eran un eslogan de campaña electoral, sino que definían a la persona que encarnaba la candidatura de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Mónica García, anestesista del hospital público 12 de Octubre, fue arrastrada por las mareas que siguieron al 15M y entró en política, como tantos ciudadanos de a pie en aquel ciclo histórico. En este libro, Mónica García cuenta en primera persona el largo camino que la llevó del quirófano a la Asamblea de Madrid; desde las reuniones familiares en las que se debatía sobre política hasta el resultado histórico en las elecciones que la convirtieron en líder de la oposición, pasando por grandes manifestaciones en defensa de la Sanidad Pública, campeonatos de atletismo o su experiencia de la maternidad. Y lo hace sin anestesia, sin enmascarar emociones tan dolorosas como las que aún le provoca el recuerdo de los pasillos de los hospitales colapsados, en los que afloraba la desesperación durante los peores momentos de la pandemia. Un testimonio honesto, no exento de ironía y humor, en el que ajusta cuentas con aquellos que fueron negligentes, al tiempo que reflexiona sobre la banalización de la política o la degradación del debate en una realidad que algunos tratan de convertir en un lugar cada vez más individualista y competitivo. Política sin anestesia es el relato vehemente y apasionado de una mujer dispuesta a poner alma, corazón y cerebro en la lucha por un mundo más solidario, más compasivo, más justo. Mejor.
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