División de poderes, rigidez constitucional, control judicial de la constitucionalidad de las leyes... todos estos conceptos en los que se basan las democracias y a los que acudimos para verificar la salud de nuestro sistema político, proceden de la primera Constitución escrita, la que, a finales del siglo XVIII representó, en palabras de James Madison, "el mayor esfuerzo de deliberación nacional que ha acontecido en el mundo". En el presente libro, el profesor Blanco Valdés traza la génesis de estas ideas, con especial atención a los escritos de "El Federalista" -los artículos que Alexander Hamilton, James Madison y John Jay publicaron entre 1787 y 1788 en defensa de la obra constituyente y con el fin de favorecer su posterior ratificación por los Estados-, y muestra cómo cruzaron el océano para, de formas diversas, ser adoptados por los europeos cuando estos se enfrentaron al desafío que los norteamericanos ya habían abordado en el siglo XVIII: cómo garantizar la libertad.
Desde hace ya varios años, el continente europeo intenta definir un nuevo rumbo para lograr su transición geopolítica y responder a una demanda de modernización de las instituciones cada vez más apremiante y crítica. Entre fracturas internas y recomposiciones externas, el voraz ciclo electoral que inunda nuestras sociedades añade más complejidad si cabe a la cabal comprensión del mundo.
Chomsky disecciona los diez principios fundamentales de la concentración de la riqueza y el poder en Estados Unidos, que a efectos prácticos han secuestrado la democracia en favor de los intereses de una élite políticofinanciera, sumiendo a un gran porcentaje de la población en la miseria y desesperanza más absolutas. Con su habitual agudeza, Chomsky muestra cómo los principales excesos y rasgos espeluznantes de la realidad estadounidense forman parte de una estrategia integral por parte de la casta dominante para aferrarse al poder y a los privilegios que éste conlleva.
controvertidos de la historiografía española: la negación del pasado musulmán, las consecuencias de la expulsión de judíos y moriscos de nuestro país, la imposición de una ortodoxia religiosa de tintes retrógrados, las dificultades que la tolerancia ha tenido para prosperar en España, el escaso arraigo de un autentico liberalismo y la sempiterna persecución del disidente en aras de una uniformidad impuesta casi siempre por la fuerza. Todo ello sirve para establecer un esclarecedor diagnóstico de la compleja realidad social y política del país en el momento presente.
El Capital no es un libro sobre política, ni siquiera un libro sobre el trabajo: es un libro sobre el desempleo, una afirmación escandalosa que pretendo justificar mediante la atención cuidadosa a su argumentación.