En este breve ensayo, Massimo Recalcati examina el acto que da origen a la historia del hombre bajo la luz del psicoanálisis. No por casualidad el relato de la humanidad se inicia con sangre derramada: el gesto fratricida de Caín anticipa la pulsión agresiva originaria del hombre; y la naturaleza de su crimen, a la vez, da forma a la propia Ley que lo castiga. Si el amor al prójimo es la palabra fundamental que alcanza el logos bíblico, sin embargo, no es la primera: viene después del gesto de Caín. En este breve ensayo, Massimo Recalcati examina el acto que da origen a la historia del hombre bajo la luz del psicoanálisis. Caín comete su crimen motivado por el deseo narcisista, un goce que no provoca sino la muerte, pero termina admitiendo su culpa. Al asumir su responsabilidad se revela como un sujeto ético, que puede reconocer el carácter vinculante de la relación con el Otro.
Conoce de cerca las profecías escatológicas para entender su significado de una manera sencilla y práctica y, sobre todo, para saber identificar en qué momento profético nos encontramos en estos tiempos para el regreso del Señor Jesús.
En este libro, el reconocido Pastor Jahaziel Rodríguez examina lo que Apocalipsis da a conocer sobre el final de los tiempos y las señales del regreso de Jesús. Guiado por una enseñanza accesible que deja que las Escrituras hablen por sí mismas, usted aprenderá más de:
La cronología de las profecías que el Señor Jesús le mostró al apóstol Juan.
El conocimiento para identificar las señales que nos ayudarán a saber en qué momento de las profecías bíblicas estamos viviendo.
Los estímulos, desafíos y advertencias que Jesús mismo dio con el fin de prepararnos para Su regreso.
Lo que dice la Biblia sobre la importancia de velar por los tiempos y las señales del regreso del Mesías.
¿Por qué nos daría Dios en su palabra tantos avisos y profecías acerca del tiempo del fin? Él quiere que estemos listos. ¿Se encuentra usted preparado para lo que está por venir?
Un trepidante recorrido por los episodios más célebres de la Biblia con el inconfundible estilo de Eslava Galán.
¿Quién escribió la Biblia? ¿Qué hay de cierto en ella? ¿Cómo se inventa una religión? ¿Existe realmente un Dios omnipotente? A través de estas páginas, Juan Eslava Galán, con su característico estilo desenfadado y cercano, nos responde a todas estas cuestiones y nos propone un sorprendente recorrido por el libro más vendido, traducido y estudiado, a la vez que controvertido, de la Historia: la Biblia. Comenzando por el dios Yavhé, considerado como el verdadero inventor del universo, hasta la llegada de Moisés a la «Tierra Prometida» tras un arduo camino, nos adentraremos en la sabiduría del Rey Salomón, en los entresijos de los profetas, en los pecados de Adán y Eva, en las disputas fraternales de Caín y Abel y en muchas otras bendiciones, traiciones y sorpresas que se esconden tras los protagonistas del Antiguo Testamento.
Este libro se acerca a la pereza desde la triple óptica de la retórica –lenguaje, metáforas y refranes–, la estética –su presencia en la literatura y en el cine– y la ética –en Oriente y Occidente–, y lo hace desde la conciencia de que la pereza «habla de la naturaleza frágil de nuestra especie, de nuestra limitación como seres creados hermosamente a partir de un soplo sobre la materia más fácil de quebrar, del más sencillo barro».
Ayer, un mes después de morir, grabaron sobre su tumba el nombre de mi madre. Al ver sobre la piedra las letras que tantas veces estuvieron en mis labios sentí un impulso doble, contradictorio tan solo en un primer instante, que me empujaba al mismo tiempo a permanecer callado y a pronunciar las palabras justas para nombrar la vida. Lo que sentía en ese momento solo puede ser nombrado con la palabra «tristeza», aunque la palabra «tristeza» –como le ocurre a todas las palabras frente a la complejidad de nuestra vida– se queda tan corta como un metro para sondear las profundidades de un abismo.
Hay uno entre los pecados capitales tradicionales que quizá no debería figurar en la lista, porque muchas personas no lo han experimentado. Es capital, sin duda; pero no tan general como la soberbia, la lujuria, la gula o la envidia. La avaricia, en efecto, no es simplemente el deseo de posesiones, bienes, dinero, honras; hasta ahí se trataría más bien de codicia, no en el sentido original que tenía la cupiditas latina, sino entendida como solemos hoy en español: como un ensayo más o menos serio de empezar a ser avaro. La avaricia es más bien, como dice santo Tomás, immoderatus amor habendi; y esa inmoderación solo puede albergarla el que la está realizando.