Tras el brutal golpe de Estado de 1936, la represión fue uno de los pilares fundamentales para que la dictadura franquista se mantuviera durante cuarenta años en el poder, y la Dirección General de Seguridad (DGS), situada en la Real Casa de Correos, en plena Puerta del Sol, el símbolo del terror impuesto.
Por los calabozos de la DGS pasaron miles de hombres y mujeres que fueron encarcelados, torturados y asesinados: Marcos Ana, Marcelino Camacho, Enrique Ruano, Nicolás Sartorius o el histórico dirigente comunista Julián Grimau, entre otros. A pesar de que la DGS se mantuvo activa hasta entrada la democracia, actualmente no queda vestigio alguno que rememore lo que allí sucedió. Hay placas en honor a los que lucharon el 2 de mayo de 1808, a las víctimas del atentado del 11M o a los muertos por la Covid-19, pero nada que recuerde a todos aquellos que padecieron la dictadura de Franco.
Nunca sé si Pedro Torrijos está loco o es un genio. Supongo que es una mezcla. Lo que si sé es que me encanta leer lo que escribe»,Juan Tallón
Lo que hacemos los seres humanos es construir. Desde ese instante eléctrico en el que ponemos un pie en el suelo por primera vez pero luego resulta que debajo del pie hay una pieza de Lego que habíamos tirado antes desde la cuna, y entonces la cogemos y la encajamos con otra. Sí, construimos. Construimos una vida, construimos un amor, construimos familias, casas, carreteras, ciudades, aeropuertos y naves espaciales. Transformamos lugares en lugares nuevos. A veces son cambios mundanos. A veces son asombrosos. Y los hechos asombrosos se convierten en historias.
La Roma imperial fue un estado guerrero. El Coliseo (inaugurado en el año 80 d.C.) fue el monumento de Roma a la guerra. Como una catedral de la muerte, se alzaba sobre la ciudad e invitaba a sus ciudadanos, 50,000 a la vez, a presenciar juegos gladiatorios asesinos. Ahora es visitado por dos millones de personas al año (Hitler estuvo entre ellos). Dos destacados historiadores clásicos cuentan la historia del mayor anfiteatro de Roma: cómo se construyó; los juegos gladiatorios y otros eventos que se celebraron allí; el entrenamiento de los gladiadores; los espectadores que disfrutaban de los juegos, los emperadores que los organizaban y los críticos; y la extraña historia posterior: el Coliseo ha sido fortaleza, almacén, iglesia y fábrica de pegamento.
A pesar de no gobernar el Imperio romano directamente, Livia ha sido una de las mujeres más poderosas del mundo. Esposa del primer emperador romano, Augusto, y madre del segundo, Tiberio, se posicionó de forma determinante en el centro de la política romana.
En esta biografía de Livia, considerada unánimemente la más completa desde cualquier punto de vista, Anthony Barrett recurre a las fuentes antiguas para ir mucho más allá del retrato parcial de una maquiavélica conspiradora y nos descubre a una Livia compleja cuya prolongada influencia política contribuyó a dar forma al gobierno romano, dejando sentir su ascendencia mucho después de su muerte.
Entre los siglos XV y XVIII, los europeos no solo estaban fuertemente constreñidos por las jerarquías sociales, también malvivían atormentados por el hambre y la miseria, tiranizados por el consumo diario de un pan deliberadamente adulterado, a menudo mezclado con semillas y hierbas alucinógenas.
Mientras Galileo, Descartes y Bacon trabajaban en la idea de un mundo racional y ordenada, la desnutrición crónica y la embriaguez domésticaagudizadas por estas drogas rurales y domésticas llevaban a sus coetáneos a un viaje psicodélico, a trances y explosiones dionisíacas que involucraban a pueblos enteros, a los meandros de un imaginario demoníaco y nocturno que aliviaba una existencia de otro modo invivible.
A través de una cuidadosa reconstrucción de la vida cotidiana de campesinos, mendigos y pobres, Piero Camporesi en El pan salvaje presenta una imagen vívida y desconcertante de la Europa preindustrial, azotada por el desigual reparto de bienes y alimentos, como un vasto laboratorio de sueños.
Sumida en un universo fantástico, la humanidad tenía acceso a formas de conciencia ajenas a la racionalidad, y aún podía aprovechar las reservas oníricas que la prohibición a las hierbas alucinógenas destruyó más tarde.
*Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024*
A través de los recuerdos de sus abuelos (el conde Paul Ignatieff y la princesa Natasha Mestchersky), las fotografías con grano de sus distinguidos antepasados, las reliquias, los diarios y los relatos familiares transmitidos de generación en generación, Michael Ignatieff emprende un conmovedor viaje para reconciliarse con su herencia, ligada a la violenta y tumultuosa historia de Rusia.
Con gran cuidado y complejidad, reconstruye un modo de vida desaparecido. Desde la opulenta corte de Catalina la Grande, traza el ascenso de su familia hasta alcanzar una gran influencia en el régimen imperial del zar Nicolás II antes de que el país se viese arrastrado por la revolución, la guerra civil y el exilio. El álbum ruso es una exploración sobre cómo nuestro pasado nos moldea, pero también sobre cómo debemos escribir nuestras propias historias en el presente.