Entre 1836 y 1840 (los años de la primera guerra carlista, la desamortización y la primera regencia), George Borrow viajó por cuenta de la Sociedad Bíblica británica con el objeto de difundir el Nuevo Testamento en una edición sin comentarios y accesible para todos. La vocación apostólica de «Don Jorgito el inglés» (por ese nombre era conocido en Madrid) le permitió recorrer media España y ser protagonista o testigo de múltiples incidentes -encuentros con bandidos, arrestos y detenciones, conspiraciones de gitanos (ocupados de los misteriosos «asuntos de Egipto»), amenazas de muerte- cuyo recuerdo vertió, a su vuelta a Inglaterra, en "La Biblia en España", libro que alcanzó de inmediato gran éxito y difusión. Manuel Azaña, traductor y prologuista en 1921 de la edición española, señala el novelesco interés de muchas aventuras, que parecen propias de un libro picaresco, pero por encima de todo destaca su carácter de obra de arte, de creación, que lo sitúa entre los mejores libros de su género.
Cuando el cantante y compositor Jeremy Camp perdió a su amada esposa, Melissa, pocos meses después de su boda, lo último que quería hacer era cantar alabanzas a Dios. Pero incluso mientras pasaba por un dolor inimaginable y luchaba por aferrarse a su fe, sintió que Dios tenía otros planes para él: abrir su corazón y componer sobre lo que sentía. Y así lo hizo: escribió que Dios seguía ahí, incluso en esos momentos de profundo dolor. La canción que compuso ese día, "I Still Believe", ha inspirado a millones de personas en todo el mundo.
Esta es la historia que hay detrás de esa canción y la película inspirada en ella. Es una mirada íntima a la vida de Jeremy, desde su difícil infancia y adolescencia hasta el trágico fallecimiento de Melissa y el viaje espiritual que siguió, que inspiró algunas de sus canciones más queridas y lo llevó, finalmente, a encontrar el amor de nuevo. "Mientras estés conmigo" es un poderoso y desgarrador relato sobre la fuerza del amor eterno y el poder de la fe.
La historia de pederastia en la Iglesia que nadie quiso escuchar
A los dieciséis años, Miguel Hurtado se apuntó al grupo de scouts de Monserrat por recomendación de una amiga de su madre. Miguel, que acababa de empezar a aceptar su homosexualidad y que lidiaba, día a día, con los eslabones oxidados de una familia disfuncional, se apoyó en esos momentos tan delicados en el germà Andreu, el monje de sesenta años que había fundado el grupo scout, un hombre querido y respetado por la comunidad. Creyéndose a salvo en Monserrat, Miguel confesó al germà su identidad sexual y este, bajo el pretexto de «ayudarle a curarse», abusó sexualmente de él.