Ramona fell for Sam the moment she met him. It was like she had known him forever. He's one of the few constants in her life, and their friendship is just too important to risk for a kiss. Though she really wants to kiss him...
Sam loves Ramona, but he would never expect her to feel the same way-she's too quirky and cool for someone like him. Still, they complement each other perfectly, both as best friends and as a band.
Then they meet Tom. Tom makes music too, and he's the band's missing piece. The three quickly become inseparable. Except Ramona's falling in love with Tom. But she hasn't fallen out of love with Sam either. How can she be true to her feelings and herself without losing the very relationships that make her heart sing?
Love and loyalty run deeper than blood. St. Vladimir’s Academy isn’t just any boarding school—it’s a hidden place where vampires are educated in the ways of magic and half-human teens train to protect them. Rose Hathaway is a Dhampir, a bodyguard for her best friend Lissa, a Moroi Vampire Princess. They’ve been on the run, but now they’re being dragged back to St. Vladimir’s—the very place where they’re most in danger. . . .
Rose and Lissa become enmeshed in forbidden romance, the Academy’s ruthless social scene, and unspeakable nighttime rituals. But they must be careful lest the Strigoi—the world’s fiercest and most dangerous vampires—make Lissa one of them forever.
Imperio de Yithia, año 1400 de la Era Solar. Cinco siglos después, la heredera al trono Ashbree Aldair posee un extraordinario don que podría destruir el corazón del Señor de las Sombras y acabar con el conflicto para siempre. Pero no es fácil que el futuro de toda tu raza dependa de ti y menos aún si tu padre se encarga de hacerte saber, cada vez que fracasas en tu cometido, que eres una vergüenza.
Un inesperado ataque a la capital lleva a Ashbree hasta la primera línea de combate, donde conoce a Ilian, un elfo oscuro con demasiados secretos. La futura emperatriz deberá tener cuidado, porque la sangre de plata que recorre el cuerpo de su atractivo contrincante podría convertirse en su perdición y, por ello, en la de todo el reino.
Cassie está huyendo por un tramo desolado de autovía. Huye de ellos. De esos seres que, aunque parezcan humanos, deambulan por el campo eliminando a cualquiera, dispersando y aislando a los escasos supervivientes.
Cassie sabe que la única opción para seguir con vida es seguir sola. Sin confiar en nadie. Hasta que se encuentra con Evan Walker, un enigmático joven que parece capaz de ayudarla a encontrar a su hermano. Ha llegado el momento de tomar una elección definitiva: confiar o perder la esperanza, desafiar o rendirse... Abandonar o luchar.
El primer amor no se olvida, solo se supera y se aprende a vivir con su recuerdo.
Hasley debe seguir con su vida, pasar página y mirar hacia adelante. Cuando su madre le dice que es hora de continuar y dejar el pasado atrás, esas palabras se le clavan como puñales en el alma.
Ella es joven y tiene todo el tiempo del mundo para rehacer su vida. Una vida que está llena de oportunidades, aunque todavía no pueda verlas.
Todo cobra un nuevo sentido con la aparición de Harry Beckinsale, licenciado en Derecho y unos años mayor que ella.
¿Será esta la nueva oportunidad para que sus sueños con Luke puedan descansar junto a su memoria?
El amor suena bien en todas sus versiones.
Juliette vive en un agujero. Se sienta en él y ve la vida pasar. No le gusta su trabajo. No tiene inquietudes. No recuerda lo que significa soñar. Y hace tiempo que renunció al amor.
Pero, entonces, un hombre muere.
Y todo cambia.
De repente, se encuentra en un pequeño pueblo de casas de colores y su camino se cruza con el de otras personas que acabarán siendo imprescindibles para ella. Una anciana a la que le atormenta la tristeza de las flores, un niño sin voz que las roba, un hombre que ama los libros y las cosas brillantes con la misma intensidad, un pintor incapaz de acabar un cuadro…
Todos ellos, junto a un puñado de cartas olvidadas, ayudarán a Juliette a entender que el amor existe y que es maravilloso en todas sus versiones.
Tiffy y Leon comparten piso.
Tiffy y Leon comparten cama.
Tiffy y Leon no se conocen.
Tiffy Moore necesita un piso barato, y con urgencia. Leon Twomey trabaja de noche y anda escaso de dinero. Sus amigos piensan que están locos pero es la solución ideal: Leon usa la cama mientras Tiffy está en la oficina durante el día y ella dispone del apartamento el resto del tiempo. Y su modo de comunicarse mediante notas es divertido y parece funcionar de maravilla para resolver las vitales cuestiones de quién se ha acabado la mantequilla y si la tapa del váter debería estar subida o bajada.
Claro que si a eso se añaden exnovios obsesivos, clientes exigentes, hermanos encarcelados por error y, lo más importante, el hecho de que aún no se conocen, Tiffy y Leon están a punto de descubrir que lograr la convivencia perfecta no es fácil. Y que convertirse en amigos puede ser solo el principio...
¿Y si la persona para quien estás predestinado... nunca pudiera ser tuya?
Esta es la novela que da inicia a la saga "Oscuros", la historia de Daniel y Luce, dos almas predestinadas a encontrarse, condenados a perderse...
Helstone, Inglaterra, 1854. Es noche cerrada y dos jóvenes conversan en una remota casa de campo. Se sienten irresistiblemente atraídos el uno por el otro, pero el insiste en que no pueden estar juntos. Ella obvia sus advertencias y se acerca a el, con paso lento y desafiante.
Cuando se besan, una furiosa llamarada lo inunda todo.
Leah está rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevó a sus padres.
Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar.
Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel.
Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.