Diez meses después del último beso con Noah, Marina trabaja en Roma y piensa en él, y le siente, pero empieza a olvidar su tacto.
Diez meses después, Leo sigue cubriendo su cuerpo de tinta, alejado de sus flores y siendo el solista de Al Borde del Abismo, pero ha perdido la ilusión.
Diez meses después surge la oportunidad para que Noah pueda dejar una huella imborrable, y sus caminos vuelven a unirse.
Marina. Noah. Leo.
Leo. Noah. Marina.
Una balada de rock distinta.
Porque a veces buscando te pierdes y tienes que encontrarte para escuchar la voz que más anhelas en tu interior.
Porque querer con el corazón de verdad, húmedo, hinchado y resbaladizo, da miedo, pero es la única forma de curarte.
Porque los ángeles caídos vuelven a volar cuando confían en sus alas hechas de pétalos.
UN GRUPO DE MÚSICA. LA ÚLTIMA CANCIÓN.
DOS ALMAS HERIDAS QUE JUNTAS PUEDEN SANAR. PERSONAS FUGACES, UN AMOR ETERNO.
Cada mañana, A despierta en el cuerpo y la vida de una persona diferente. Nunca hay aviso previo de dónde ocurrirá o quién será el elegido. Pero A ya se ha hecho a la idea de ello, incluso tiene una serie de normas que sigue para vivir: nunca involucrarse. Pasar desapercibido. No interferir.
Todo está bien hasta la mañana en la que A se despierta en el cuerpo de Justin y conoce a la novia de este, Rihannon. A partir de ese momento, las normas a través de las cuales se ha guiado siempre dejan de tener sentido.
Porque, finalmente, A ha encontrado a alguien con quien de verdad quiere estar... un día, y otro, y el día de después.
«Estando en posesión de esa fórmula, cualquiera podría convertirse en la persona más rica y poderosa del mundo. Todos querrían comprarla, al precio que fuera: la eterna juventud, la inmortalidad, el viaje en el tiempo…, la posibilidad de dar vida a quien ha muerto; todos los sueños de la humanidad por fin a nuestro alcance».
En el vertiginoso mundo del siglo XXI, altamente tecnificado y donde solo cuenta el poder del dinero, Max y Nora tendrán que luchar contra todos los que, sin que importen los medios para hacerlo, desean apropiarse de la fórmula secreta de Frankenstein. Separados, y sin saber en quién confiar, tendrán que plantearse de nuevo qué es un monstruo, y se verán inmersos en una carrera contrarreloj para poder estar juntos y tener un futuro.
Una intriga en la que confluyen los géneros de novela policíaca y gótica. Todo comienza cuando el joven Max se despierta en una casa en ruinas; su cuerpo está cruzado por enormes cicatrices que evidencian que ha sido atendido por un cirujano, pero él no recuerda nada. Nora estudia Medicina en la ciudad alemana de Ingolstadt y esa misma noche de Carnaval conoce a Max cuando ambos salvan a una niña de morir ahogada en el Danubio. La atracción es inmediata.
Abby lleva años enamorada de Dylan, el hermano de su mejor amiga Liv. Pero siempre ha sido un amor platónico, pues él es diez años mayor, vive en California y ni siquiera repara en su existencia.
Tras verse plantado prácticamente en el altar por la que creía el amor de su vida, Dylan ha regresado a casa para curarse las heridas. La misma casa donde Abby pasa un mes todos los veranos desde que él se fue.
Solo que, ahora, a sus casi veintidós años, Abby se ha convertido en una mujer alocada, desinhibida y… muy atractiva, que no va a dejar pasar la oportunidad de conquistar el corazón de Dylan.
No importa que él no esté de humor para nadie y mucho menos para una chica que no deja de meter las narices en sus asuntos, porque se ha propuesto conseguir que sonría, recupere el humor y se vuelva, por fin, loco por ella.
La ambiciosa Lara, su novio Miguel y Raúl, su mejor amigo, son los reyes del instituto. Aunque no todo es como parece, y nadie lo sabe mejor que Paula, la antigua mejor amiga de Lara. O Malena, la chica a la que le han estado haciendo la vida imposible. O Álex, que ha entrado este curso.
Cuando eres nuevo, puede ser que alguien quiera bajarte los humos. También puede ser que tus compañeros te gasten alguna broma, incluso una broma de muy mal gusto. Lo que no suele pasar es que aparezcas muerto esa misma noche.