Dejó muy claro Gabriel García Márquez que el periodismo siempre fue su principal pasión, la más perdurable y por la que quiso ser recordado: «No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad, ni por el premio Nobel, sino por el periódico. [...] Nací periodista y hoy me siento más reportero que nunca. Lo llevo en la sangre, me tira».
Esta antología pretende ser la muestra más representativa de la tensión narrativa entre periodismo y literatura que recorrió toda su trayectoria como reportero. Cubriendo cuatro décadas, este delicioso viaje a través de medio centenar de textos muestra como «el mejor oficio del mundo» está en el corazón de la obra del premio Nobel colombiano.
Con edición y selección a cargo de Cristóbal Pera y prólogo de Jon Lee Anderson, este volumen contiene piezas tan indispensables como los reportajes escritos desde Roma sobre la muerte de una joven italiana, suceso que permitió al autor pintar un fresco incomparable de las élites políticas y artísticas del país, así como crónicas sobre la trata de blancas desde París hasta América Latina o apuntes sobre Fidel Castro o el papa Pío XII. Encontramos también fragmentos tempranos en los que aparecen por primera vez las familias Buendía y Aracataca, junto con artículos que contemplan la política, la sociedad y la cultura bajo la luz sólida, profunda y experimentada de ese gran contador de historias que siempre será maestro de periodistas.
«Mi libro preferido, y el primero que escribí.»
Gabriel García Márquez
Con este libro, Gabriel García Márquez se descubrió a sí mismo como un narrador. Sin embargo, la intención primera era escribir un reportaje sobre un hombre, Luis Alejandro Velasco, que estuvo diez días a la deriva en una balsa mecida por el mar Caribe. El futuro Nobel de Literatura y entonces joven reportero que era García Márquez escuchó el relato de los hechos de boca de su protagonista y los transformó, tal vez sin pretenderlo, en un prodigioso ejercicio literario, una narración escueta y vigorosa donde late el pulso de un gran escritor. La publicación por entregas del reportaje en El Espectador de Bogotá supuso un alboroto político considerable -se revelaba la existencia de contrabando ilegal en un buque de la Armada colombiana, lo que costó la vida de siete marineros y el naufragio, más afortunado, de Velasco- y el exilio para su autor.
Esta es la novela verdadera de aquellas mujeres comunes de mediados del siglo XX, trabajadoras jóvenes que no tuvieron a quien quisiera relatar sus vidas, preocupaciones y expectativas.
Michèle Audin construye en La señorita Haas una hermosa y potente novela coral con las vidas de trece mujeres, anónimas aunque con un mismo apellido, Haas, y un mismo espacio-tiempo: la Francia que, entre 1934 y 1941, se adentra en la radicalización y el ascenso del fascismo, la Segunda Guerra Mundial y la deportación de judíos a los campos de exterminio. Como ya hiciera en su magistral Una vida breve (Periférica, 2020), Audin se sirve de la memoria y de la crónica veraz combinándolas con una poderosa inventiva formal.
«Sé lo que has hecho». Este mensaje, encontrado en el bolsillo del pantalón de Alaska Sanders, cuyo cadáver apareció el 3 de abril de 1999 al borde del lago de Mount Pleasant, una pequeña localidad de New Hampshire, es la clave de la nueva y apasionante investigación que, once años después de poner entre rejas a sus presuntos culpables, vuelve a reunir al escritor Marcus Goldman y al sargento Perry Gahalowood. En esta Ocasión contarán con la inestimable ayuda de una joven agente de policía, Lauren Donovan, empeñada en resolver la trama de secretos que se esconde tras el caso. A medida que vayan descubriendo quién era realmente Alaska Sanders, irán resurgiendo también los fantasmas del pasado y, entre ellos, especialmente el de Harry Quebert.
Mientras Tamina, una joven viuda en el exilio, quiere recuperar sus diarios íntimos para reconstruir con ellos sus cada vez más vagos recuerdos de su vida matrimonial, Mirek, en Bohemia, trata en cambio de recobrar unas antiguas cartas de amor para borrar parte de su pasado. Como dice el propio Milan Kundera, El libro de la risa y el olvido «es una novela sobre Tamina y, en el instante en el que Tamina desaparece de la escena, es una novela para Tamina. Ella es el personaje principal y el principal espectador y todas las demás historias son una variación de su historia y se reúnen en su vida como en un espejo… Una novela sobre el olvido y Praga, sobre Praga y los ángeles».
Chantal y Jean-Marc viven juntos en París y se quieren; se quieren tanto que incluso parecen confundirse. Hay ocasiones en las que, por un instante, ninguno de los dos se reconoce a sí mismo y la identidad del otro se disuelve. Es un proceso vertiginoso que todo el que ama ha experimentado alguna vez. Pero ¿en qué momento, ante qué gesto y en qué circunstancia precisa comienza ese aterrador proceso? En el pánico que acompaña a ese instante de extravío, Kundera atrapa al lector y lo conduce por el laberinto que recorren los protagonistas, en el que más de una vez deberá cruzar la frontera de lo real y lo irreal o entre lo que ocurre en el mundo exterior y lo que, en solitario, elabora una mente presa de la inseguridad.