Un interesante ajuste de cuentas de Mario Conde con su vida y con sus ídolos literarios, pero también una punzante e inolvidable recreación del Hemingway ególatra y contradictorio, acorralado por sus recuerdos y remordimientos, en los días previos a su suicidio. En la memoria de Mario Conde todavía brilla el recuerdo de su visita a Cojímar de la mano de su abuelo. Aquella tarde de 1960, en el pequeño pueblo de pescadores, el niño tuvo la ocasión de ver a Hemingway en persona y, movido por una extraña fascinación, se atrevió a saludarlo. Cuarenta años más tarde, abandonado su cargo de teniente investigador en la policía de La Habana y dedicado a vender libros de segunda mano, Mario Conde se ve empujado a regresar a Finca Vigía, la casa museo de Hemingway en las afueras de La Habana, para enfrentarse a un extraño caso: en el jardín de la propiedad han sido descubiertos los restos de un hombre que, según la autopsia, murió hace cuarenta años de dos tiros en el pecho. Junto al cadáver aparecerá también una placa del FBI.
Adiós, muñeca (1940), considerada por muchos la mejor obra de Raymond Chandier, es su segunda novela. El detective Philip Marlowe emprende la búsqueda apasionada de una cantante pelirroja, se ve envuelto en la escena de un crimen y debe desenredar un turbio asunto de deudas de juego. No tardará en descubrir que una costumbre ha arraigado en Los Ángeles: disparar primero y preguntar después. Esta edición reúne también los tres relatos pulp, publicados en las revistas Black Masky Dime Detective, que Chandier canibalizó para escribir la novela: «El hombre que amaba a los perros» (1936), «Busquen a la chica» (1937) y «El jade del mandarín» (1937).
Adivina quién soy es una divertida comedia erótica en la que las sonrisas brotarán a raudales de tu boca y donde tú misma te sentirás en la piel de la protagonista.
Yanira trabaja de cantante en un hotel de Tenerife. Está soltera y vive rodeada de su familia. Su vida es plácida y en cierto modo acomodada. Pero a Yanira le gusta experimentar cosas nuevas, y decide adentrarse en el mundo de los intercambios de pareja. En uno de los bares que frecuenta conoce a un italiano que le enseñará que el sexo va mucho más allá de lo que ella conocía hasta el momento. Un año más tarde se traslada a Barcelona y comienza a trabajar de camarera en un crucero de vacaciones llamado Espíritu Libre. En el barco también está Dylan, un atractivo empleado de la sección de mantenimiento que apenas le hace caso, a pesar de las continuas sonrisas de Yanira. Lo que ella no sabe es que la observa más de lo que cree, y aunque los malentendidos que surgen entre ellos le hacen pensar lo contrario, la atracción que sienten les hará encontrarse y compartir un sinfín de juegos morbosos, divertidos y sensuales.