En esta colección de relatos se exploran las diversas facetas de la muerte, desde lo místico y aterrador hasta lo melancólico y reflexivo. Cada cuento ofrece una perspectiva única sobre el fin de la vida y lo que podría esperar más allá.
Los algarrobos tambi n sue an, la novela magistral de Virgilio D az Grull n nos cuenta la odisea de la invasi n del 14 de junio de 1959 en las monta as de Constanza. Es una novela pica sobre un momento estelar de la historia dominicana. El autor, un estilista del idioma, nos presenta esta realidad en forma novelada de una manera ejemplar.La cr tica literaria especializada recibi esta novela con benepl cito y un jurado la declar como la mejor novela dominicana del 1977.
"La Victoria" es una novela escrita a principios de los 40 pero recuperada cuarenta años después. Estamos frente a uno de las narraciones mejor estructuradas de la literatura dominicana del siglo XX. Carmen Natalia (1917-1976) fue una de las primeras luchadoras antitrujillistas.
A través de 23 microrrelatos y cuentos, la periodista Mitri Jiménez nos muestra historias que combinan lo trágico y la comedia con la cotidianidad y lo fantástico.
Fulgor, cadencia, cielo, vibración de universo nos trae esta poesía; extraño viaje por la armazón milenaria del mundo, y por la humana psiquis, cosmos que se entrelazan convocando elementos que, al fundirse bajo la magia azul de la palabra, crean una belleza inexplicable y honda, una sensación poética que no viene del aquí ni el ahora, sino de las esencias que nos vieron volvernos, de irracionales, a seres semejantes a dioses. El verbo y el amor, dos catalizadores de milagros, cruzan por estos versos como la cierva blanca de las mitologías por su valle dorado. Prometeo torna a darnos el fuego, a sabiendas de que aguardan por él la cadena y el águila, y el poeta vuelve a ser mediador entre lo humano y lo divino, el que porta el mensaje y puede escuchar, prístino, el crujido de los huesos del mundo. Él sirve, como todos, a esa dama de excelsa majestad, la gran poesía. Ante ella nos debemos postrar.
Rafael J. Rodríguez Pérez
En esta novela, Marcos Rodríguez hace su apuesta más alta, pero a diferencia del autor de Lazarillo de Tormes (1554), quien, como todo perverso, prefirió contemplar los efectos de su obra desde la sombra protectora del anonimato, Marcos se cuelga de su rama y lanza un coscorrón a la cabeza del tigre.
La novela de marcos no es la historia de un pícaro. La inevitable analogía nace del elemento común al pícaro y al antisocial: la decadencia del sistema.
El poema es un incendio. José Rafael Lantigua se lanza tras sus llamaradas para refugiarse en su fulgor y en su brasa. Símbolo y materia, el poema circunalúa su biografía para buscar en la memoria propia y en la de otros los temblores de la ausencia, el estrépito de las presencias y las soledades del devenir. Territorio de espejos es un poemario donde se refleja persistentemente la sombra de un poeta y su incendio. Una poesía que narra las huellas del tiempo desde distintas estaciones donde la noche es, siempre, como un sollozo, como una desnudez que se desangra.
Constituye una propuesta creativa en aras de unificar a los ciudadanos productivos, laboriosos y a la juventud progresista que luchan en contra de la degradación, del populismo y del clientelismo con el que pretenden idiotizarnos a los dominicanos desde los estamentos del poder y de los "Organismos Superiore" de los partidos políticos tradicionales. Es un toque de consciencia para despertar a nuevas ideas creativas que nos ayuden a ser más eficaces en la lucha en defensa de una sociedad democrática, pluralista y productiva...