«Confundido por la prosodia taína, el Almirante escribió tal nombre así: Cahonaboa. Otros historiadores le llamarían Caonabó, pero Las Casas especifica: «La última fuerte», queriendo significar que sobre la última sílaba debía caer un acento. Caonabó, pues, parece haber sido propiamente su nombre». Así explica Juan Bosch por qué opta por Caonabó, en vez de Caonabo, nombre con el que el cacique de Maguana ha pasado a la historia.
¿Lo curioso de los héroes de la vida real? Cuando Caonabó vislumbró las verdaderas intenciones de los recién llegados, no imaginaba que más de 530 años después estaríamos publicando un libro que narra su historia. La razón es que fue protagonista del primer evento de resistencia indígena, por eso Juan Bosch, autor de esta hermosísima historia, lo reconoce como EL PRIMER LIBERTADOR AMERICANO.
Un buen número de plumas femeninas que han trabajado sobre el tema se encuentra ya citado por Rosa Silverio, aquí y en los libros anteriores. El ángel de la casa se coloca en esta línea, proponiendo una secuencia magistral de imágenes perturbadoras y originales en las que se concreta el sufrimiento de un sujeto poético mujer que ha perdido el amor que en otras obras de Rosa Silverio la salvaba de la locura.
El mundo poético que crea, funda y recrea está, por así decirlo, dibujado por su palabra pensante, con la que reinventa un universo lírico poblado de símbolos, y en el que resuenan los ecos del silencio, la sabiduría ancestral, la magia del mar y la música del amor. Así podemos sentir los efluvios de su lirismo y las reverberaciones de los días y las noches, en su más transparente plenitud.
Este libro explora el color y a través de ello, narra el transcurrir de la luz y todas sus significaciones en las artes y el pensamiento; en sus páginas se plasma la voz del pintor, del poeta, el músico o el fotógrafo, cada uno afanado en atrapar lo observado e imaginado. El viaje inicia con la luz que se pregunta quien es mientras el hombre la descubre tras salir de las cavernas o como testigo del dialogo celestial provocado por el lenguaje del relámpago; continuará con la penumbra y las siluetas, elogios de la sombra, hasta arribar al ojo anatómico y al acto de la visión que cuentan los médicos. En estas líneas se relata además como el alma rasgada de los hombres fue dibujada con azules marítimos y celestes, con el rojo primogénito y el amarillo resumen del tiempo; por el verde vegetal y el chiaroscuro que hizo propios los blancos y negros de la paleta a fin de otorgar vida al lienzo.
Si decides conocer a tu pareja: sus deseos, aspiraciones, proyectos, intereses, carácter, debilidades, estarás tomando una de las decisiones más importantes en tu vida; una, que te encaminará por el sendero de la comprensión y la felicidad en el amor.
A las mujeres les encanta que las sorprendan con algo positivo que no tenían pensado; podrás superar sus expectativas cuando conozcas de ella lo suficiente como para emocionarla.
Amor es conocimiento: inicia este proceso hacia tu mujer y te darás cuenta que es más fácil vivir el amor cuando se conoce. Ven, quiero compartir contigo lo que estoy experimentando mientras voy Conociendo a mi mujer.
Un centenar de ocurrentes historias para reír y meditar. Este prontuario representa, quizás una colección de vivencias, la adquisición de sabiduría que otorga la vida a aquellos que saben vivirla con detenimiento y tesón. O tal vez no, y es solo la gráfica de la pericia de un hombre que ha dedicado su vida al cultivo de la palabra.
Lleva Di Pietro consagrados más de treinta años a la tarea de leer la novelística dominicana. En esta ardua tarea —pues arduo ha sido haber fatigado tantas novelas mediocres para hallar unas pocas páginas memorables—, siempre ha puesto altas dosis de pasión y honestidad: sus artículos suelen estar aderezados con unas gotas de irreverencia.
A Di Pietro se le podrá acusar de algunas cosas, pero jamás de no haber proclamado su verdad en sus escritos. En algunos círculos intelectuales se le ha llegado a tildar de bestia negra de la literatura dominicana, y existen personajes a quienes la sola mención de su nombre provoca urticaria.