Tras seducir a lectores y críticos de todo el mundo con El abanico de seda y Dos chicas de Shanghai, Lisa See vuelve a cautivarnos con La isla de las mujeres del mar, una bella e introspectiva novela sobre los lazos de amistad de dos jóvenes hanenyeo -mujeres buceadoras de la isla surcoreana de Jeju, cuya forma de vida ha sido reconocida por la Unesco como patrimonio de la humanidad- y las poderosas fuerzas, tanto naturales como históricas, que las rodean.
Kim Young-sook y Han Mi-ja empiezan su preparación como haenyeo. A pesar de sus diferentes entornos familiares, pronto se hacen íntimas, aprenden la técnica del buceo y se enfrentan juntas a las exigencias físicas y los fracasos emocionales de su trabajo. Durante medio siglo, las dos jóvenes forjarán una sólida relación al tiempo que su vida se verá envuelta en acontecimientos tan trágicos y extraordinarios como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y sus secuelas, y tan inevitables como la irrupción de los teléfonos móviles y la llegada de nuevas políticas e ideas a la isla. Sin embargo, tras sobrevivir a cientos de inmersiones y desarrollar el más estrecho de los vínculos, algo que escapa a su control acabará rompiendo su amistad.
Narrada por la entrañable voz de Young-sook, La isla de las mujeres del mar es no sólo una magnífica saga familiar con extraordinarias ramificaciones, sino también un vívido retrato del mundo singular y poco conocido de la isla de Jeju y de las atrocidades sufridas por sus moradores bajo la ocupación japonesa.
El despótico patriarca Esteban Trueba ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta portentosa novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época. Con ternura e impecable factura literaria, Isabel Allende perfila el destino de sus personajes como parte indisoluble del destino colectivo de América Latina, marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad.
Publicado en 1942, cuando la Segunda Guerra Mundial asolaba Europa, El extranjero retrata la vida en Argel de un joven oficinista llamado Meursault. Sus días transcurren entre personajes turbios y rutinas primarias, sin que lo perturben siquiera la muerte de su madre o el amor de una muchacha. Pero, cuando comete un asesinato impulsivo, Meursault descubre que la sociedad está dispuesta a condenarlo no solo por ese acto aberrante, sino por su vida ajena a todo. Narrada en un estilo a la vez parco y lírico, la novela captura con maestría el absurdo del hombre moderno, un extraño que no encuentra el sentido en su paso por el mundo.
En esta novela de trazos autobiográficos, Capote relata la historia de una pequeña comunidad norteamericana cuyos cimientos morales se ven conmocionados por un extraño episodio. Collin Fenwick, joven huérfano que vive con las solteronas Talbo, es testigo de la singular relación que une a las dos hermanas: Verena, rígida y avara, la mujer más rica del pueblo, y Dolly, que ha hipotecado su vida al cuidado de su hermana y la casa. Ambas padecen de soledad. Dolly sólo halla distracción en los ratos que pasa con Catherine, una negra que realiza las labores domésticas, y en ocuparse de su curiosa medicina para la hidropesía. La intervención de un pícaro que desvalija a Verena, frustrando de paso sus expectativas sentimentales, desencadena el acontecimiento central: Dolly y Catherine abandonan la casa y se instalan, junto al joven Collin, en la precaria cabaña construida en la cima de un enorme árbol. Este hecho insólito provoca el desconcierto en la buena sociedad del pueblo, entre cuyos preclaros miembros se cuentan un sheriff servil, los brutos de turno y, cómo no, el reverendo y su esposa. Pero los improvisados moradores del árbol también ganan adeptos, como los panaderos County, el joven Henderson y el peculiar juez Cool, que encuentra ocasión de redimir el vacío de su vida...
William Shakespeare es en muchos aspectos uno de los autores más fértiles de la literatura universal. Su obra ha dado una innumerable cantidad de reflexiones, aforismos, pensamientos de gran belleza y versos de enorme fuerza poética. Ángel-Luis Pujante, traductor y estudioso de la obra de Shakespeare, ofrece aquí una valiosa selección de sus citas más importantes. La presente antología refleja la impresionante variedad de registros que exhibe la obra del bardo inglés. En este sentido, viene a subsanar un sesgo histórico que solo permitía acceder al Shakespeare grave, sabio y sentencioso, y, sin ocultar la gran carga humorística que hay en sus obras, ofrece una imagen del autor que se ajusta al maravilloso poliedro que es el gran dramaturgo inglés.
En esta edición se añade a cada cita el título de la obra, y el acto y la escena de la que procede, así como el nombre del personaje hablante y, cuando es conveniente o necesario, también una breve nota contextual. Con más de 400 citas breves, y 32 pasajes selectos, el número total de citas de Shakespeare aquí reunidas es superior al de las recogidas en las escasas antologías publicadas hasta ahora en España.
Edgar Allan Poe (Boston, 1809 - Baltimore, 1849), reconocido como el maestro del relato corto, dejó un legado literario que se ha convertido en un punto de referencia constante para todas las artes. Su huella en la literatura fantástica y de terror, así como la literatura detectivesca es incuestionable e inspiró de manera decisiva a escritores de la talla de Melville, Baudelaire, Maupassant, Cortázar o Nabokov.
En el presente volumen reunimos una pequeña muestra de esas famosas piezas maestras que mantienen en vilo al lector y lo introducen en un mundo fantástico donde lo sobrenatural y lo desconocido se convierten en protagonistas. La picadura de un extraño insecto en El escarabajo de oro, los habitantes perturbados de una mansión en La caída de la Casa Usher, misteriosos asesinatos resueltos por el célebre detective Dupin en Los crímenes de la calle Morgue y La carta robada, los horrores de una prisión en El pozo y el péndulo, o la apariencia siniestra del ojo de un anciano en El corazón delator son algunos de los nueve relatos seleccionados para esta edición.
Amaia dio un paso adelante para ver el cuadro. Jasón Medina aparecía sentado en el retrete con la cabeza echada hacia atrás. Un corte oscuro y profundo surcaba su cuello. La sangre había empapado la pechera de la camisa como un babero rojo que hubiera resbalado entre sus piernas, tiñendo todo a su paso. El cuerpo aún emanaba calor, y el olor de la muerte reciente viciaba el aire.»
El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle de Baztán. Amaia también había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la adolescente hija de su mujer.
Cuando Amaia Salazar tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo.»
En agosto de 2005, mucho antes de los crímenes que conmocionaron el valle del Baztán, una joven Amaia Salazar de veinticinco años, subinspectora de la Policía Foral, participa en un curso de intercambio para policías de la Europol en la Academia del FBI, en Estados Unidos, que imparte Aloisius Dupree, el jefe de la unidad de investigación.
Si el hombre es una noche, una nada vacía, y se obstina en locutar, en convertirse en correa de transmisión y vocero sin sueldo de una vida sin poesía, ¿cómo se puede responder? Frente a los secretos públicos de la tecnocracia, a la planificación del desastre, al correr sin cuento de las opiniones ajenas, a la carrera de armamentos, Peter Handke levantó con los textos recogidos en Cuando desear todavía era útil una noche distinta, propia y, sin embargo, abierta a todos, que miraba al hombre a los ojos y le devolvía imágenes detenidas: fotografías enemistadas con la fotografía y palabras rescatadas del hábito y del gesto vacío, de la noche del mundo. Hay un poema azul, y una divagación sobre el miedo, y un homenaje a un escritor distinto, y un paseo por el inhóspito París de la Défense, y un discurso que no lo es, y un poema a la irracionalidad y la felicidad.
Vera, Sara y Alexander eran inseparables. Siendo adolescentes, habían establecido un vínculo especial, una amistad inquebrantable; habían trenzado sus vidas con nudos en apariencia irrompibles. ¿Por qué entonces, en la actualidad, Sara se siente sola? ¿Por qué los veranos en el lago ya no son tan mágicos como en algún momento fueron?