Publicado cada uno de ellos a lo largo de una extensa trayectoria, los textos que componen el presente libro son un recorrido sutil y hermoso por el camino de una vida. Un todo -el que establecen El territorio de la memoria, La foto de los suecos, Ojalá octubre y El niño descalzo- con el que se viaja desde la más tierna infancia, evocada por una fotografía hallada fortuitamente, pasando por la insospechada mirada del padre abocado al final de la esperanza, hasta la serenidad del abuelo en la que se imprimen las huellas de tres generaciones.
Juan Cruz Ruiz, con la prosa preciosista, sensible y lúcida que lo caracteriza, deshoja uno a uno los pétalos de la propia experiencia para ofrecer así al lector una sincera crónica de la maraña humana, con sus alegrías y sus tristezas.
Lila y Miguel, una pareja de trabajadores obsesionados con el dinero y la clase social, dejan atrás su cómoda vida en la gran ciudad y terminan varados en un lugar idílico frente al mar, aunque recientemente asolado por una gran sequía. Allí esperan la llegada de Antigua Padilla, una buscadora de agua de quien se dice que tiene el poder de atraer a los jaguares.
Atrapados en un tiempo sin medida, oyen hablar acerca de curanderas con pies de elefante y fuego en la boca, peces que comen ojos, hombres de dos caras, flores del sueño y leyes impuestas por fuerzas invisibles para favorecer sus oscuros intereses. No solo serán desafiados por la naturaleza y la comunidad de nativos sino también por ellos mismos y sus limitaciones, pues en ese lugar hermoso y terrible salen a la luz los aspectos más secretos e inquietantes del ser humano.
Una historia inspirada en hechos reales sobre el choque de dos mundos, sobre domadores domados y la mirada miope de los citadinos que pretenden habitar un entorno salvaje.
Si hay un relato que sin duda derrumba la visión idílica y edulcorada de la maternidad, ese es sin duda Fugaz. Su protagonista vive el embarazo y la crianza como una huida hacia delante, una forma de soltar amarras en la que cada etapa es un nuevo comienzo, un aprendizaje para el que nadie la ha preparado. Lo cierto es que no todo son sinsabores en la relación de esta joven madre con su recién nacido, pero en este viaje, una aventura a través del territorio argentino, el lector verá crecer a ese niño, reclamar el pecho de la madre hasta dejarla exhausta, y a ella desesperarse e incluso dudar de esa vida sin asideros. Hasta que madre e hijo recalan en un lejano lugar de la costa argentina, donde nadie sabe por qué, como una macabra ofrenda de la tierra, las ballenas quedan varadas.
Javier Serena nos remite en La estación Baldía al ambiente de la inmediata posguerra civil, donde los rescoldos del drama humano son patentes en una sociedad rota por la guerra. La mezquindad humana, la necedad y la crueldad que poblaron la guerra, aparecen entreveradas de signos de humanidad y compasión capaces de rescatar la fe en el ser humano, dentro del gris mosaico de una sociedad desgarrada. La difícil vida de las mujeres en este tiempo y este lugar está personificada en la heroína de la novela, que encarna a toda una generación.
París, 1889. La ciudad se prepara para la gran Exposición Universal y la Argentina opulenta participa con un fastuoso pabellón al gusto francés, sin saber que en las inmediaciones un aventurero belga planea exhibir en una jaula, como animales salvajes, a un grupo de indios onas capturados en Tierra del Fuego, y presentarlos como «antropófagos patagónicos». Uno de ellos, el muchacho Kalapakte, logra huir y, deambulando a la sombra de la recién erigida Torre Eiffel, conoce al joven anarquista Karl, quien participó en su construcción. Juntos emprenden una particular odisea por Europa y las tierras americanas, un regreso repleto de aventuras y peligros que ponen en evidencia las miserias y contradicciones de un siglo que termina y otro que recién empieza.
En algún lugar de Centroeuropa, en torno al 6.000 a.C, en plena transición al neolítico, Dira, una mujer cazadora, decide seguir su innata curiosidad y salir más allá de su poblado en busca de pruebas que demuestren aquello de lo que hablan distintas leyendas: que los mamuts están desapareciendo de la tierra. Su intención es ver el último ejemplar de esa majestuosa criatura solo comparable a una montaña en movimiento, aunque ello ponga en peligro su vida. Mongolia, siglo XXI, Khünbish, un paria aplastado por todo tipo de calamidades, es informado del negocio de los colmillos de mamut enterrados en el permafrost siberiano colindante al círculo polar ártico y decide agarrarse a esta última oportunidad para cambiar su suerte.
La parta blanda de la montaña narra el fascinante viaje sin retorno de dos personajes separados por siglos de historias y culturas, un periplo físico y espiritual que los llevará a transitar las fronteras entre lo vivo y lo inerte, entre lo que desaparece para siempre y lo que la tierra nos devuelve tras haber estado enterrado durante siglos.