Gustavo Adolfo Bécquer tuvo una vida y una muerte tan trágicas como cabe suponerle al máximo exponente del Romanticismo literario español.
Rompedoras en lo formal y emocionantes en lo temático, las Rimas nos muestran una de las voces líricas más depuradas y memorables del siglo XIX, cuya fama se ha perpetuado de generación en generación.
Las 16 Leyendas presentes en este volumen confirman a Bécquer como el gran renovador del cuento español decimonónico. Su magistral tratamiento de lo fantástico en historias como «Maese Pérez, el organista», «El monte de las Ánimas» o «Los ojos verdes» hace de ellas auténticas obras maestras del relato gótico.
Obra monumental donde las haya, El conde de Montecristo es la cumbre narrativa de Alexandre Dumas, así como el ejemplo mejor logrado del folletín literario gracias a una compleja trama llena de giros argumentales siempre sorprendentes.
Carismático y camaleónico, Edmond Dantès simboliza como nadie los cambios que vivió Francia durante la primera mitad del siglo XIX. Su descenso a los infiernos y su posterior resurgimiento nos deparan la historia definitiva sobre la sed de venganza y justicia. Pero este clásico atemporal va mucho más allá. En sus páginas vemos un poderoso canto a la lealtad y a la perseverancia, el retrato de un proceso irrepetible de aprendizaje y de superación personal, a la par que una de las novelas más influyentes en la cultura popular contemporánea.
Tras una travesía llena de aventuras y peligros, el marinero Robinson Crusoe naufraga en una isla desierta donde le esperan más de dos décadas de absoluta soledad.
Para sobrevivir y construir un nuevo mundo desde cero, cuenta con una sola herramienta: sus propias manos. Considerado el padre de la novela británica, Daniel Defoe recurre en esta historia a un brillante uso de la perspectiva para poner en primer plano aspectos como los peligros de la naturaleza, el instinto o la soledad. Uno de los libros de aventuras más leídos de todos los tiempos, traducido por el maestro Julio Cortázar.
El enfrentamiento entre el refinado y seductor Viejo Mundo, aunque cínico, corrupto y desgastado, y el vitalismo ingenuo pero basto de la riqueza del Nuevo Mundo fue uno de los temas recurrentes de Henry James. El contraste entre ambas culturas, la norteamericana y la europea, le proporcionó el material para novelas como Roderick Hudson (1875), El americano (1877), Los europeos (1878) y esta Daisy Miller (1878).
La historia comienza con el encuentro de dos norteamericanos en un hotel de la rígida y puritana Ginebra: un diletante que parece no decidirse por nada, expatriado en Europa, y una espontánea, coqueta y rústica heredera en viaje "cultural" con su familia. Ambos se sienten atraídos pero el joven Winterbourne reprime su interés ante el prejuicio de sus parientes y amistades por pertenecer Daisy a "la clase de norteamericanos que tenemos el deber de no aceptar". Se da la voz de alarma entre el arribista círculo social de norteamericanos establecidos en Europa y, por su indecisión, Winterbourne es también arrastrado a la implacable respuesta de esta moral colectiva que rechaza a Daisy Miller.
Considerado uno de los castrati más famosos del siglo XVIII, Farinelli cuenta en primera persona su vida, de la mano de la historiadora y escritora Vega de Martini (1949), a través de un jugoso texto que revela las aventuras del cantante napolitano. Sus estancias en Roma, Viena, Londres, Madrid, Bolonia. La gran amistad con Metastasio, el amor por Teresa Castellini, el estigma de la castración, los desvelos por las óperas, las afinidades y recelos de los artistas cortesanos, el desapego y la familiaridad trazan un panorama en el que resalta la enorme profesionalidad del astro italiano. El ensayo lo completa un epílogo de Bonet Correa, que abrocha con su sabiduría el retrato de Farinelli.
Oliver Twist, publicada por entregas en 1837, consolidó la fama de Charles Dickens y es, sin duda, una de sus novelas más conocidas. Con ella se proponía demostrar que se podía «servir a la moral» mediante una historia con «personajes elegidos entre lo más criminal y degradado de la población de Londres», y donde sin embargo sobrevivieran la candidez y la fragilidad.