La obra de Krynicki está fuertemente marcada por su activismo político, que hizo que sus poemas estuvieran prohibidos en Polonia entre los años 1976 y 1980. «Piedra, escarcha» es el primero de sus libros que se traduce íntegramente al castellano y una pieza especial en su producción, pues documenta sentido de la distancia inédito en sus trabajos anteriores.Hay en este volumen testimonios de una escucha continua: el autor capta del lenguaje el ruido, los recién llegados, la suciedad y los crujidos. La sensación constante de difuminar la frontera entre el sueño y la vigilia, la vida y la muerte, la mirada al pasado profundo, los diálogos con los muertos.
Sin tierra a la vista es el último poemario que Simic vio publicado en vida, y el primero que se traduce al castellano de manera póstuma. El autor reflexiona con su sagacidad y divertido escepticismo sobre los fantasmas que nos acechan, y repasa los placeres y las pérdidas de toda una vida.
El Simic que habla aquí se siente claramente próximo a la muerte: ya tiene la vista puesta en la otra orilla, en el «barquito» que lo llevará hacia el final (y al que dedica el poema que clausura este libro, cuatro versos breves amparados bajo el título «El viento ha muerto»). Un Simic que nos pide escuchar con atención el pálpito de la Tierra, del corazón mismo, encontrar la belleza y la tragedia en lo inesperado, profundizar en los momentos fugaces de la vida moderna...
Sin tierra a la vista es un testimonio de todo lo que dejamos atrás y, al mismo tiempo, nos subyuga.
Mientras consideraba su mortalidad, Franz Wright encontró una nueva euforia y claridad en la página, entregando para nuestro examen el “yo” defectuoso pero arrodillado en gratitud en el que se había convertido. Desde "Entries of the Cell", el largo poema central que detalla la soledad del alma soltera, hasta breves poemas narrativos en prosa y letras tradicionales, Wright se deleita en el poder compensatorio del lenguaje, observando los faros diurnos que siguen a un coche fúnebre, o el viento, “bendiciendo uno por uno los capullos sin luz del regreso inadvertido del melocotonero doblado hacia atrás”.
Un escritor acude a un festival literario de una ciudad mexicana y, cuando acaba, se encuentra incapaz de volver a Tel Aviv, donde le espera su familia. Desorientado y ebrio, pasa los siguientes días deambulando por la ciudad y participando en sus fiestas, y cuando le preguntan por qué no regresa a su casa, solo halla una respuesta: su amigo Yoel ha fallecido.
Sin embargo, Yoel sigue vivo. Asolado por los recuerdos, revisa ahora su amistad con el compañero junto al que vivió las primeras ilusiones, los desencantos, las tragedias familiares y políticas, y la entrada en la edad adulta, pero con quien, desde hace un tiempo, apenas se habla. ¿Por qué lo da por muerto? En el centro de este misterio residen los fantasmas de una relación tempestuosa: dos vidas desarrolladas entre los escombros de conflictos demasiado adultos y silencios imposibles, a los que tendrá que enfrentarse si algún día quiere volver a su hogar.
Una novela íntima y emocionante sobre la familia, las pérdidas y las nuevas oportunidades, por el ganador del Premio Alfaguara.
«Pocos novelistas que escriben en mi lengua me producen tanta admiración como Jorge Franco».
Almudena Grandes
«Este es uno de los autores colombianos a quien me gustaría pasarle la antorcha».
Gabriel García Márquez
Al hablar de la condición humana se corre el riesgo de caer en la frivolidad, pero basta con leer cualquiera de los cuentos de Cynthia Ozick para olvidarse de las frases hechas y asumir lo que es ajeno como nuestro.
En esta recopilación de cuentos descubrimos a hombres y mujeres que a primera vista podrían parecer seres patéticos, pero que en el fondo conservan y muestran su dignidad, a menudo gracias a la ironía, siempre tan oportuna. Si, como decía Mark Strand, vivir consiste en estar alerta y prestar atención al mundo, Cynthia Ozick, «una de las pocas maestras vivas de la literatura norteamericana» (David Foster Wallace) es el testigo que buscábamos.