En la línea de Las benévolas, de Jonathan Littell, La fábrica de canallas es una novela que excede todos los límites, un magnífico fresco histórico y familiar que retrata los años más sombríos del siglo XX.
En 1974, en un hospital bávaro, Koja Solm, un anciano con una bala alojada en la cabeza, decide contarle su vida a su compañero de habitación, un joven hippie y pacifista. A través de episodios entrelazados, desde Riga a Tel Aviv, pasando por Auschwitz y París, La fábrica de canallas nos lleva a zonas donde la moral y la integridad son ultrajadas con violencia para contarnos cómo fue todo al final de la Segunda Guerra Mundial.
A partir de un aparente robo de la cabeza de cera de la Princesa de Lamballe del Museo Grévin, Victor B., fotógrafo del museo, ve una serie de hechos sin sentido desencadenarse en torno a este personaje, asesinado durante la Revolución francesa. París cae sumida ante la incertidumbre y la obsesión, todo esto se refleja en el rodaje de una película sobre esta princesa. Poco a poco el comportamiento de los involucrados se irá tornando más extravagante y enfermo, lo cual resultará en crimen obsesivo y enfermo, en el que la historia de las masacres se repetirá con un sentido distorsionado.
Pues de eso va esta historia: de mudanzas que te salvan, de amigos que te sostienen cuando todo se va al garete, de despedidas no deseadas, de perretes que llegan para cambiarlo todo... Y, por supuesto, de amores inesperados. De días en los que la vida te grita: «¡guapa, reina, artista!» y te sientes como la Jurado, la Pantoja o la Rosalía. Pero también de esos otros días, en los que no te entiendes ni a ti misma. Qué le vamos a hacer si la vida nos provoca...
Y es que el aprendizaje de una es el aprendizaje de todas y como vivir es compartir, en este libro te cuento mis alegrías y penas de ayer, hoy y siempre.
Hilarante sátira de la sociedad y política norteamericanas en torno a su documentada creencia en la presencia de extraterrestres en la Tierra. Apoyándose en la documentada creencia del 80% de la población norteamericana de que su gobierno le ha ocultado, durante largo tiempo, información concerniente a la presencia de extraterrestres en el planeta Tierra, Christopher Buckley realiza una excelente sátira que gira en torno a la estupidez y al tedio vital que permean el American way of life, en la que todos, desde el presidente de los Estados Unidos hasta, por supuesto, sus gobernados, son objeto del escrutinio y burla de su hilarante pluma.
Domme o el ensayo de Ocupación es una obra peculiar, con un destino que debe celebrarse y con una función muy precisa: iluminar por un instante la estupidez que impera en nuestra civilización. François Augiéras, ya sea el escritor o el personaje de esta novela —ambas identidades se confunden—, decide adoptar el mítico papel del loco que reniega de la miopía humana al mismo tiempo que propone realizar un objetivo insoslayable: «Ha llegado el momento de atacar al Hombre. ¿Atacar? Por lo pronto, hay que ocupar con sigilo varios sitios. Y de pronto aparecerá, muy discretamente, una civilización “distinta”. La Nuestra». Recluido en un hospicio pueblerino, en la campiña francesa, haciéndose pasar por un extravagante, pero absolutamente convencido de que su origen nada tiene que ver con los hombres que lo rodean, Augiéras comienza la Ocupación que terminará por crear una nueva civilización, una civilización proveniente de los astros y diametralmente opuesta a ese fatal detritus llamado Humanidad. Por eso puede afirmar tajantemente: «los derechos del hombre nos tienen sin cuidado». Su origen es otro, luminoso… Él viene de las estrellas. Tal vez otros como él llegarán más tarde. Sin embargo, su tarea radica en iniciar la Ocupación de este hermoso planeta. No importa si es una empresa destinada al fracaso, ya que el fracaso, en todo caso, consiste en identificarse con la Humanidad. La Ocupación ha comenzado.
«Escribí las historias que componen este libro durante los últimos cinco años, es decir, durante los primeros cinco años de la vida de mi hijo. Y aunque las historias de un escritor se le van cruzando como peatones o gatos en el camino, llevo cinco años caminando y escribiendo mientras sostengo en mi mano la mano de un hijo que entra y sale de esas historias, y que corre a esconderse en algunas de ellas, y que a veces hasta me susurra las suyas. Un hijo que, de pronto, me obligó a escribir como padre.»
En los textos reunidos en este nuevo libro de Eduardo Halfon, la paternidad –con sus vulnerabilidades y fortalezas– es a menudo el lente a través del cual el autor revisita algunos de los temas predilectos de su universo literario. Halfon escribe sobre la infancia, el desarraigo, la muerte, la vocación de escritor o la búsqueda de la propia identidad con una economía de medios inversamente proporcional al resultado obtenido. Un libro luminoso y valiente que está entre los más personales del autor, considerado ya uno de los escritores más relevantes de la literatura latinoamericana reciente.