Nunca imaginé el giro que daría mi vida cuando en abril de 2018 me ofrecieron una misión en Bisáu como enfermera. Casi diez meses allí lo cambiaron todo. No solo descubrí un país, un idioma y una cultura diferentes, sino que además hice amigos que dejaron una huella profunda en mí. Y, sobre todo, encontré a Du, quien se convirtió en mi compañero. Pero también tuve que afrontar la dureza de lo que significa un “amor prohibido”y los obstáculos diarios para luchar por él.
Siempre que compartía mi historia con Du, alguien me decía que debía escribir un libro y contar el camino que recorrimos para ser quienes fuimos.»
Este proyecto era el sueño de Sonia, pero la enfermedad no le permitió terminarlo.
Du, el amor de su vida, ha hecho posible que su historia vea la luz. Como una promesa cumplida, como el testimonio de una historia que merecía ser contada.
Ahora será también vuestra, como Sonia siempre quiso, como Sonia siempre soñó que sería: eterna.
Con su séptimo libro de poemas, Juan Bonilla entrega una obra de plena madurez donde se alternan los tonos elegiacos y una suerte de vitalismo desengañado que no renuncia a celebrar el esplendor del mundo, sin dejar de ver ni de señalar sus miserias. Desde el inicio,Los días heterónomos parte de la limitación provocada por la enfermedad para constatar su paradójica ampliación de campo, el acceso a una“luz distinta”que es descrita con la rica e imprevisible imaginería del autor, siempre alejada de los modos consabidos. Estructurados en cuatro secciones de nueve composiciones cada una, a las que se suman un prólogo y un epílogo en verso, los poemas recogidos en el libro recorren esos días en los que, en efecto, como sugiere el título,“no somos ley de nuestro propio estar”, pero también se acogen a la memoria, con gratitud no exenta de aristas, o proyectan una mirada crítica sobre la realidad cotidiana, de algún modo redimida por el don—“esa es su magia: / la poesía es fiebre y se contagia”—que la convierte en acuñación memorable:“Por encima del arte / que a Adonis hace fiero y bello a Marte, / cántico de la vida, / no le pidas que te cierre una herida, / más bien que te las abra / con eficaz palabra / helada en luz tan pura / que sea un simulacro de sutura”. En el proceso de edición, el autor ha añadido al original premiado por el Hermanos Machado, cinco poemas ya conocidos que encuentran su lugar natural en un libro que tiene mucho de balance o recuento, hecho de fragmentos o cristales rotos con los que fabrica un espejo donde se refleja un hombre dañado pero sereno y como de costumbre incisivo, batallador, dispuesto a seguir entonando“este himno de estar vivos”.
Los diarios de Rosa Chacel constituyen un hito en la literatura española del siglo XX. Una obra sin parangón por su retrato ambicioso de una vida, con todo lo que conlleva: la reflexión sobre la obra propia, sobre la labor y el papel de quien escribe, desde la creación a la repercusión, pero tambien la experiencia del exilio -los exilios: el país, el idioma, el sistema literario- y del regreso, el vínculo íntimo con quienes le rodearon. Textos de claroscuros y crudeza, en los que nada se esconde, pero que abarcan mucho más que la confesión: el testimonio poderoso y agridulce de una escritora que se demostró tambien como una de las grandes prosistas de su epoca.á Con esta nueva edición, ofrecemos una nueva vida comercial para los tres volúmenes de sus diarios, Alcancía: Ida, Vuelta y Estación Termini, veinte años despues de su inclusión en la obra completa de la Fundación Jorge Guillen. Esta edición -con prólogo y notas de la escritora Elena Medel- busca la reivindicación de estas páginas como una obra literaria total, a la altura por ejemplo
Hace años, el monarca de Idris firmó un tratado con el reino de Hallandren según el cual el rey Dedelin enviaría a su hija mayor, Vivenna, para casarse con Susebron, el rey-dios de Hallabdren. Vivenna ha sido adiestrada durante toda su vida para ser una novia adecuada para Susebron y así cumplir con su deber y ayudar a forjar una paz estable entre los dos reinos. Ese era el plan, pero el monarca de Idris envía a su hija Siri, desobediente e independiente, en lugar de Vivenna.
Mientras intenta encontrar su lugar en la corte de Susebron, Siri descubre la verdad oculta sobre el rey-dios. En Idris, Vivenna se siente intranquila y teme que su hermana no esté preparada para esa nueva vida, por lo que decide viajar a Hallandren. Allí se reúne con la gente de Idris que trabaja en la capital, Telir, y comienza una nueva vida de espionaje y sabotaje.
Enero de 1942. Cuando exigen al lujoso hotel Avallon colaborar en la guerra alojando a trescientos diplomáticos y simpatizantes nazis, la prioridad de June Hudson, la directora, es convencer a sus trabajadores de seguir como si nada, y sin perder la sonrisa. Sin embargo, también debe lidiar con Tucker Minnick, el agente del FBI cuya investigación para destapar los secretos que guardan los alemanes amenaza el delicado equilibro que ella se desvive por mantener.
A medida que oscuras alianzas y emociones inesperadas van resquebrajando el brillante barniz del hotel, June se ve obligada a reconocer el verdadero precio de la riqueza. Al fin y al cabo, solo ella sabe el sacrificio necesario para contentar a todos: a su personal, a las autoridades y, sobre todo, a las tumultuosas aguas dulces que discurren por el corazón del hotel y que nacen en los mismos montes Apalaches.
Ignacio y Yuri buscan a tientas una verdad que justifique su existencia en un verano abrasador en el que París parece haberse vaciado. Yuri opera bajo la atenta mirada de Joana, la joven enfermera que Ignacio desea. Uno de ellos se deja arrastrar por la pasión mientras el otro se rinde a los pies del alcohol y la locura. Ambos instarán a Joana a huir, a iniciar un viaje que la llevará a Venezuela: remontar el Orinoco significará para ella la oportunidad de recomponer, desde las tibias entrañas de un barco de carga, sus deshilachadas vidas.
Al hilo de ese viaje hacia el Amazonas, la segunda novela de Mathias Enard, además de confirmar su talento literario, nos sitúa en el centro de un triángulo amoroso que se desborda, cuyos vértices son el nacimiento, el cuerpo y el deseo... siendo quizá esas tres cosas meros reflejos en las aguas empantanadas de un río mítico.