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HILOS DEL CARIBE

Hay tres aspectos del poemario que me fascinan. El primero es la transparencia poética. Ese decir poesía sin procurar artificios de la imagen, ni artificios del verbo. Y, las figuras literarias a las que tanto nosotros apelamos, pues están aquí, no ausentes sino transfiguradas en una transparencia que es como si de repente la poesía saliera a primera convocatoria. Luego me gustó mucho el juego, que también encontramos en los dos primeros poemarios de Marivell: “Mujer ante el espejo” e “Hija de la tormenta”, que es ese estilo de poema que juega un poco con la narrativa del quiebre, del torcer la tuerca, de darle otro sentido a la palabra, para traer también esos otros sentidos a la configuración del poema, lo que me sigue pareciendo innovador en este poemario. Y, lo tercero, es el coqueteo con la rima que se identifica al finalizar con un rap... Ese coqueteo, de ya te tengo, ya voy... ya te tengo... Que por primera vez lo veo en la poesía de Marivell, como ya dijimos de la transparencia, es ese cierto desenfado que se traduce no solo en la experimentación con otros géneros de la poesía, sino atreverse a decir lo que hay que decir, como si la expresión de un sentido tan auténtico en la vida de la poeta, como que haya también dado al traste con una postura estilística; y una valentía y sostenerla... “Ya lo voy a decir de esta forma" y mantenerla durante todo el poemario.
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DESDE UN COSTADO DE LA DESMEMORIA

Jueces, maestros, policías, militarotes de pistola y fusta, muertos vivos, engendros de la noche y reflexivos homicidas habitan estas páginas… Una implacable vitrina variopinta de ejemplares cercados por sus circunstancias, siempre al borde del desbarrancadero de lo humano, encarnando pasiones, dolores, añoranzas, indecibles crueldades o altruismos, viviendo, en fin, respirando, amando y muriendo en buena lid bajo el mágico hechizo que nos depara la ficción… Como un discreto y detallista orfebre, Olivo ha ido poblando su mundo literario con historias y seres que pugnan por entrar a un imaginario más vasto, tornándose metáforas de elevado nivel. Un juez ya no es un juez, sino la «justicia», un asesino es un espejo, un artista, un abismo… Nada desdeña Olivo, ni se encasilla en fronteras genéricas. Con la misma soltura transita del texto clásico y realista a la nota folclórica, la crónica popular y el mito, construyendo una obra que empieza a dialogar con las mejores tradiciones del cuento latinoamericano. Amenos, conmovedores, impactantes, estos relatos concebidos «desde un costado de la des(memoria)» nos mirarán de frente, grabándose en el alma. Muchos no podrán sostener la mirada. Rafael J. Rodríguez Pérez
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DE LA PIRA A LA TINTA

De improviso, inesperado, recibo la solicitud de Racso Morejón para escribir unas palabras de contraportada a su más reciente título, De la pira a la tinta. Sí, donde aparecen aquellos dos versos revelando que: «el silencio es una lágrima después de un tango». (Pero a los prologuistas dejaré las citas). El mismo Racso —excelente crítico, columnista, editor, hacedor de libros artesanales desde su Cuba; real carpintero de la madera y, más aún, de las palabras— me dispara ese deseo. Tarea improbable me encomienda, porque desde que lo conocí, y a su literatura, su poesía, su prosa, él se ha trocado para mí en lo que se convirtió Julio Cortázar para Vargas Llosa: Mario confesó que, después de conocer a Julio, cuando escribía, sentía los ojos críticos del cuentista sobre sus hombros. Y eso es mucho peso para decidirse a escribirle una opinión de contraportada. Y es que Racso Morejón, salvando «de la pira» estas obras geniales, prueba que se ha convertido —como ha mostrado ya en otros escritos— en un aprisionador del lenguaje. Eso podemos verlo en su perspicaz uso de los paréntesis para fortalecer la palabra; pero ahí está lo grandioso: hay un paréntesis gigante, donde aprisiona más allá de toda palabra, la idea. En la novela Pedro Páramo, Rulfo expresa que «el sueño es un buen colchón para el cansancio», y yo puedo asegurar que la poesía de Racso no solo es un buen colchón para el descanso, sino también para soñar. De ahí que, después de la lectura «...a la tinta», al despertar del sueño, quizás pueda escribir algo de contraportada. Papo Fernández
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OSCURA LUZ

Desgarro, memoria y emoción… tres secretos vitales de esta poesía febril, donde la nostalgia no es solo evocación, sino ente poderoso que interpela y domina. El sujeto lírico, siempre doliente e íntimo transforma la ausencia en imagen y el amor perdido en herida poética. La poeta oscila entre mostrarse y ocultarse, como si anhelara ser descubierta sin dejar de proteger su misterio. Esa dualidad recorre todo el libro, donde cada poema tiende un puente entre la sombra y el deseo, la herida y la esperanza, el amor y su contra… yin y yang de pulsaciones cósmicas, batalla radical, cohesión y lucha de contrarios que alimenta equilibrios y sostiene universos… Oscura, pero encendida, esta poesía revela un corazón que se resiste a olvidar, una voz que conjura la esperanza desde cualquier confín y abraza a plenitud, como a un amante, a la contradicción, allí donde lo que se pierde deja huella, y aquello que persiste se transforma en canción. Rafael J. Rodríguez Pérez
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LA BODA DE LA ASISTENTA (LA ASISTENTA)

Para los lectores que se quedaron con ganas de saber más sobre la historia de Millie y Enzo, llega una emocionante sorpresa... Hoy debería ser el día más feliz de mi vida. Estoy prometida con el hombre de mis sueños y, en unas pocas horas, vamos a vernos delante de un juez que nos declarará marido y mujer hasta que la muerte nos separe. Pese a que el camino no ha sido fácil, este día es todo lo que siempre he deseado. Solo hay un problema. Ahí fuera hay alguien que no quiere que viva lo suficiente para dar el «sí, quiero». Y, si no tengo cuidado, podría salirse con la suya.
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EL TIEMPO QUE NOS HIZO NOS DESHACE

El tiempo que nos hizo nos deshace se integra en la colección Poesía Portátil como una selección de los versos más representativos de Octavio Paz. Premio Nobel mexicano Poesía Portátil acoge, esta vez, la voz de uno de los pensadores más importantes del siglo XX: Octavio Paz. Crítico literario, intelectual y filósofo, pero, ante todo, uno de los poetas hispanoamericanos más destacados de todos los tiempos. La reflexión poética de Paz se extiende a toda su creación y sus versos son una parte fundamental de su legado. Esta selección, a cargo del escritor Jordi Soler, nos permite explorar el mundo lírico del autor de El laberinto de la soledad. «mi corazón a obscuras es un puño que golpea no un muro ni un espejo: a sí mismo, monótono...»
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