Sadie Wen es perfecta... en teoría. Sadie tiene la mejor nota de su generación y todos los profesores la adoran. Conseguir todo eso no ha sido fácil, pero ella tiene un truco que le ha permitido soportar el estrés de ser una estudiante ejemplar: descarga todas sus frustraciones en correos electrónicos que nunca envía. Jamás se atrevería a herir los sentimientos de sus profesores y compañeros.
Y sus correos más duros son contra Julius Gong. Él es el único chico del colegio que ha competido con ella desde que eran niños. En sus mensajes, Sadie expresa todo el odio que intenta disimular en persona: «Estás sediento de atención, vives obsesionado contigo mismo y eres insoportablemente vanidoso». ¿Para qué reprimirse si nadie va a leerlos?
Llevamos una década de intervencionismo woke descontrolado. Ha llegado el momento de la política de verdad
En 2025, Occidente afronta el reto de cambiar el paso y dinamitar la era más intervencionista desde la Segunda Guerra Mundial, una era marcada por políticas económicas, laborales y culturales diseñadas para anular la libertad y la voluntad emprendedora de los ciudadanos en una Unión Europea sumida en una grave crisis social y económica y aislada en su afán regulatorio y su incapacidad para innovar.
Con su característica habilidad para analizar y explicar la realidad, sin tapujos y alejado de cualquier tópico, el economista Daniel Lacalle presenta una contundente radiografía del mundo que nos ha dejado más de una década de políticas woke y que ahora recogen y quieren reordenar líderes como Donald Trump, Javier Milei y Nayib Bukele y empresarios como Elon Musk.
Lacalle denuncia en El nuevo orden mundial el totalitarismo y la vocación de controlar a la sociedad que se esconde detrás de buenistas medidas vinculadas al progresismo y la socialdemocracia en los «Estados depredadores», con España como uno de los mejores y más tristes ejemplos de hasta qué punto se han recortado las libertades de la gente en nombre de, precisamente, la libertad y la paz social (con la coordinación de la pandemia de la COVID-19 como paradigma).
Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece?