República Dominicana tiene el privilegio de haber contado con una trilogía de patriotas decididos a fundarla libre y soberana.
Preservar ese legado constituye la mejor manera de honrar su memoria. De ahí la importancia de que las nuevas generaciones no pierdan el orgullo patrio, que se basa, justamente, en esas dos premisas.
A los adultos nos toca enseñarle a esa juventud la amplitud de los conceptos libertad y soberanía. Pues, libertad significa mucho más que poder expresar lo que pensamos, y movernos hacia donde queramos. Es, también, tener la responsabilidad de actuar con apego a la moral y el decoro que demandan la sociedad.
El cuento también tiene su propia historia. Esta suele ser tan apasionante como el mismo cuento, el otro relato. Algo parecido a lo que ocurre con el teatro tras bastidores. Lo que acontece detrás de los telones es de una intensidad mágica. En una ocasión, un gran escritor dominicano que había visto una de mis producciones teatrales pidió autorización para verla desde el interior del teatro. Confesó después que le había parecido alucinante todo lo que ocurría fuera de los ojos de los espectadores. Era como otra realización escénica. Se ha puesto de moda en el cine mostrar lo que ocurre fuera del lente de la cámara cuando se filman escenas de una película. Al público parece fascinarle ese «descubrir» el artificio, la magia.
Para entender las razones que condujeron a Juan Bosch a fundar en 1973 el Partido de la Liberación Dominicana, PLD, es preciso remontarnos a los años 60. El fin de la era de Rafael L. Trujillo, tras su ajusticiamiento en mayo de 1961, abrió paso a un proceso democrático que se concretizó en la celebración de las elecciones nacionales en diciembre de 1962. Esas elecciones fueron ganadas por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), encabezado por Juan Bosch, quien asumió la presidencia de la República el 27 de febrero de 1963. Bosch trató de construir un verdadero régimen democrático, haciendo aprobar una Constitución progresista marcada por garantías de respeto a los derechos humanos. Este esfuerzo fue frustrado por el derrocamiento de su gobierno en septiembre de ese mismo año, propiciado por los sectores más conservadores de la sociedad dominicana que utilizaron como argumento la supuesta vinculación de Juan Bosch y su gobierno con el comunismo internacional.
Esta obra estudia la obra de Enrique Dussel, en la cual se integran experiencia, cultura y circunstancias alrededor de un núcleo problemático: sujeto y alteridad. Sobre este eje descansan las coordenadas de nuestra incursión, encaminada hacia una comprensión holística del entramado filosófico de su pensamiento.
Enriquillo, que se escribe y se publica en la mejor época de las letras dominicanas durante el siglo XIX, la que va de 1873 a 1900, es el único libro de Galván, y consumió muchos años de su activa existencia. Ni antes había escrito otro, ni otro escribió después aunque sí muchos excelentes artículos. Su Enriquillo es obra de muchos años, ocho o diez. Se publica incompleta en 1879; íntegra en 1882. El autor la llama leyenda, curioso nombre que en la España y la América del Romanticismo se daba a obras de imaginación tejida con hilos de historia.
El Caribe fue la puerta de entrada del colonialismo a América. De ahí sus complejidades puesto que las metrópolis se establecieron en medio de constantes enfrentamientos por apropiarse de los territorios empapados por este mar peculiar, ya fueran islas o porciones continentales. Los colonialistas, en su afán por generar riqueza, tuvieron un denominador común en toda la región: exterminaron casi en su totalidad la población autóctona e introdujeron más de tres millones de africanos con los que establecieron diversos modelos de esclavitud que, en algunas islas, se prolongaron por cuatrocientos años. Este libro, Ensayos sobre el Caribe (migración, negritud e identidad), contiene diez ensayos de Reina Rosario en los que la autora muestra una visión aguda sobre las complejidades de la zona. Tres de ellos ofrecen una discusión sobre los diversos enfoques teóricos y conceptuales de destacados especialistas acerca del tema identitario. En los siete restantes se aborda la problemática caribeña abarcando la migración, la negritud y la identidad de seis países, sobre todo, durante los siglos XIX y XX, desde la perspectiva de factores claves para la interpretación de la realidad de los países que componen la región. El conjunto de los temas abordados constituye un acierto de la presente obra dado que facilita y estimula nuevas investigaciones sobre el Caribe. Es un libro de gran interés para la comprensión de las complejidades de la región, razón por la cual entregamos este volumen al público con gran regocijo.