También conocido como el Comander, la voz del escritor Efraim Castillo es imponente y refulgente. Escucharlo, sobre todo, es estar frente al último gran polígrafo de la literatura dominicana, representante icónico de la generación del 60. Nacido en 1940, Castillo ha sido testigo privilegiado de los cambios y vicisitudes del país desde la década de 1950 hasta la actualidad. Dialogar con Efraim es un goce para la audición y un deleite para la inteligencia y el intelecto. Frente al Comander cualquier libreto previo para una entrevista se quiebra y tiene que ser alterado en el acto mismo del intercambio. Ante él no funciona la táctica de preguntas y respuestas frías y lacónicas, sino el diálogo al estilo del pensamiento lateral que rompe con lo lineal y secuencial controlado. Con Castillo sólo el diálogo en movimiento y las ondulaciones zigzagueantes son posibles. Nada de lo que sale de su cabeza, y que a velocidad de segundos ya es oralidad, es desechable. El enérgico timbre de su garganta transpira templanza interior. Su sapiencia es fascinante y seductora.
Este diálogo se explaya por un arcoíris de tópicos alrededor de su concepción de la escritura asistemática-memorativa, sus años en la militancia política, sus exilios y sus contactos con el existencialismo y el absurdismo hasta su ingreso al campo de la publicidad. Igualmente aborda sus reflexiones sobre la Generación del 60 y sus proposiciones sobre las prácticas históricas del tigueraje, la trepaduría y la corrupción al interior de la cultura dominicana, a las que se suman su teoría del sancocho filosófico dominicano, tensado entre el pesimismo y el optimismo; más sus miradas críticas sobre las conflictivas relaciones históricas, culturales y políticas entre la República Dominicana y Haití desde la fundación de sus respectivos Estados nacionales.
Desde que publicara su primer libro en 1984, Miguel Ángel Fornerín ha venido edificando, libro a libro, una obra que sobrepasa ya los veinte títulos, a la que hay que añadir una copiosa producción periodística, que ha difundido la literatura y la cultura caribeñas tanto en el ámbito académico como en la prensa diaria. Se persigue, de este modo, un lector especializado, inclinado a la especulación, pero sin desdeñar la curiosidad de aquellos que frecuentan los periódicos.
Era hora, pues, de someter a escrutinio la labor intelectual de Fornerín, y ofrecer, en conjunto, las principales conclusiones de esta evaluación, realizada —conviene subrayarlo— por un diverso número de estudiosos y desde variadas perspectivas. De los trabajos recopilados se desprende una evidencia: Fornerín ha superado con excelente calificación el examen de la crítica.
Relata una breve biografía de cada personaje Dominicano que se han destacado en el exterior e interior del país, como figuras emblemáticas que representan nuestra Dominicana.
Este libro es una recopilación de artículos escritos por el autor que reflexionan sobre el que hacer económico. Denota la necesidad de hacer economía a partir de un referente teórico; destaca el carácter multidimensional de los procesos económicos; el rol y la importancia de la historia en el análisis económico; la relevancia de las instituciones como reguladoras; entre otros aspectos.
De manera sucinta puedo describir las historias anecdóticas de nuestro buen amigo, el eminente cirujano cardiovascular, Doctor José J. Norberto, como experiencias cotidianas ilustradas con una prosa impecable y elegante - con cierto grado de jocosidad - pero esencialmente didácticas que nos muestran una enseñanza o moraleja. Cada historia es un fragmento o capítulo de una etapa de la vida desde la niñez hasta la actualidad, sin dejar de lado los eventos urbanos con sus distintas características o peculiaridades. Es una lectura fácil y grata, que nos deja la sensación de que cada relato es un reflejo de nuestra propia experiencia de vida o de la realidad que nos circunda.
Todos tenemos una historia que contar. En mi caso, ni
siquiera sabía que la mía existía, pero descubrí algo
esencial: nos salvan. Nos salva la cotidianidad, las
personas que vienen y van, la presencia, el aquí y ahora.
Para mí, el descubrimiento más profundo fue entender
que mi hogar era un refugio compartido con Él. Me salvó
comprender que soy mis propios brazos, mi refugio y mi
equipo. Me salvó el poder expresarme y narrar historias
de salvación donde Dios siempre estaba allí, llegando al
rescate. Cada día, el mayor relato de salvación se tejía en
mi vida, sin que supiera siquiera que tenía una historia
que contar. Las grandes historias, Su voz y el arte me
salvaron.
No busco que te conformes con mi experiencia; te
ofrezco un reflejo de cómo, si a mí me salvaron, tú
también puedes encontrar tu camino hacia la casita que
eres. Este libro no es un manual; es una exploración
personal que revela cómo las sombras de mi historia se
transformaron en luz y libertad, guiada por la mano de
Dios. Es una invitación a adentrarte en tu propia verdad, a
encontrar tu hogar interior y a descubrir cómo las
historias y el arte pueden ser un refugio profundo y
sanador. ¡Vamos a casa!
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Desde muy niño encontré en la escritura una forma de ver mi realidad circundante de otra forma. Nunca olvidará que la primera Historia que “me inventé” resultó tan creíble que terminó teniendo que disculparme con los “personajes” (utilicé nombres de personas reales...tenía apenas unos 12 años...ahi aprendí que no solo tenía que “inventar” las historias, también tenía que “inventar” los nombres de mis personajes). Devorá con un hambre insaciable los libros de Juan Bosch, Garcia Márquez, Pablo Neruda y todo cuanto me llevara mi Padrino Juan Bautista (el hombre más instruido que he conocido, quien se convirtió en mi maestro). En esos mismos tiempos descubrí que tenía “alguito” de talento para la Poesía. Le escribía cartitas de amor a las chicas, las que les gustaban tanto a ellas como a mis amigos, que me convirtieron en su “redactor”: Ellos me decian sus sentimientos y yo los convertía en “Poemas”.