En 1891, Arthur Conan Doyle, acuciado por necesidades económicas y animado por el interés que habían despertado las dos primeras novelas de Sherlock Holmes, ofreció a la revista Strand Magazine una serie de narraciones breves del genial detective a la que siguieron otras. «El formato del relato resultó ser el más apropiado a la publicación por entregas», explica Juan Antonio Molina Foix, traductor y editor de estos cuentos completos. «En cada uno se contaba una aventura completa de la pareja protagonista pero se establecían alusiones y relaciones entre todos ellos... La brevedad de los textos obligó a Conan Doyle a desarrollar una eficaz economía de medios, basada en su innegable habilidad para reflejar una atmósfera y unos personajes con unos pocos brochazos... Londres sigue siendo el decorado idóneo para estas aventuras, que transcurren casi siempre entre intrincados, sombríos y desiertos callejones, malolientes tabernuchas, fumaderos de opio y hoteles de lujo.» El presente volumen reúne las 19 últimas historias del sabueso de Baker Street, agrupadas en sus dos colecciones originales, a las que se ha añadido una introducción y un álbum de ilustraciones, además de multitud de notas explicativas, que convierten esta edición en la más completa y documentada de los relatos de Sherlock Holmes en lengua española.
Charles Marlow es enviado desde Londres al Congo en busca del responsable de una explotación de márfil, Kurtz, del que hace tiempo no se tiene noticia. Durante esa aventura, que le lleva a adentraser río Congo arriba, Marlow descubrirá la dureza de la oscuridad de una sociedad colonial brutal y miserable impuesta por los europeos en el corazón de África. Conrad traslada a este libro el viaje que realizara como capitán de un mercante, cuando Leopoldo II de Bélgica era propietario del Congo, que le adentró en las tinieblas y le hizo abandonar la vida de marino y la esperanza en la condición humana.
Toda mentalidad religiosa cree en lo sobrenatural y también en la existencia de un principio del bien y otro del mal que se hallan enfrentados en una lucha de resultado incierto. La «creencia, casi universal, en la comunicación entre los mortales y seres más poderosos que ellos» ha propiciado a lo largo de la historia, en ausencia de razonamiento científico y de pruebas empíricas, cuando no de simple sentido común, la familiaridad de los humanos con seres o criaturas que a veces son relativamente benignos como las hadas, los elfos o los duendes y a veces directamente satánicos.
Gustavo Adolfo Bécquer, hijo de un pintor sevillano de origen flamenco, nació en Sevilla en 1836. Huérfano desde niño, estudió pintura hasta que se trasladó a Madrid a los dieciocho años. Periodista, escritor de relatos y sobre todo poeta romántico, publicó gran parte de su obra en el diario El Contemporáneo. En 1858 conoce a Julia Espín, su gran amor no correspondido, y comienza a publicar «Leyendas», una serie de narraciones de inspiración popular, que le depararían fama universal. La vida de Bécquer se vio acosada siempre por penurias económicas hasta que obtuvo un empleo público como censor de novelas. Enfermo de tuberculosis, murió en Madrid a los treinta y cuatro años. Aunque muchos estudiosos niegan la existencia del género gótico en nuestro país, eclipsado por una omnipresente corriente principal más apegada al realismo y el costumbrismo, otros críticos reivindican una ficción gótica «a la española» que habría influido en autores como Espronceda o Bécquer.
En la ciudad industrial de Coketown el señor Gradgrind dirige una escuela donde se enseña que la vida es «una pura cuestión de números» basada en «hechos» e inculca los mismos principios a sus hijos. Cuando un día sorprende a dos de ellos, Tom y Louisa, espiando entre las barracas de un circo, se enoja sobremanera y les recuerda que la imaginación y el sentimiento son «tonterías destructivas». El fabuloso mundo del circo sirve de contrapartida al sistema despótico y estrictamente regulado de la ideología utilitarista, personificada especialmente en la figura del siniestro banquero Bounderby, y que a lo largo de la trama lo único que prácticamente hace es engendrar canallas y víctimas.
En este volumen se reúnen todos los libros de cuentos que Willa Cather publicó o proyectó en vida: son, en total, dieciocho piezas que, de 1905 hasta 1947, el año de su muerte, cubren la evolución en el género del cuento y la nouvelle de una escritora dispar, con una sensibilidad excepcional para plasmar los efectos del paso del tiempo y del cambio de espacio en la vida de unos personajes comúnmente desarraigados, o bien rebeldes a un arraigo que confina sus deseos y sueños. Naturaleza y arte, campo y ciudad, pasado y presente configuran las fracturas que dividen a los héroes y heroínas de estas narraciones, siempre en torno a una pérdida, y a la sensación de quien se halla «lejos de su propio mundo e incapaz de volver al nuestro».